THE OBJECTIVE
Opinión

Lecciones de competencia por un incompetente

Sus teorías sobre lo que tienen que hacer las ferroviarias que han venido a competir en España son sonrojantes

Lecciones de competencia por un incompetente

Ilustración de Alejandra Svriz

Este, incomprensiblemente ministro, que lo es de Transportes, señor Puente, óscar merecido en el insultómetro nacional se ha atrevido a dar doctrina sobre lo que él entiende que es un sistema de competencia en un régimen de libre mercado.

Sus peregrinas teorías sobre lo que tienen que hacer las compañías ferroviarias que han venido a competir en la alta velocidad española son sonrojantes para cualquiera que de manera elemental haya leído algo sobre esto. (Permítame que le recomiende, con toda modestia, unas horas de lectura, por ponérselo fácil de autores españoles, como Carlos Fernández Lerga, José Eugenio Soriano, incluso a Miguel Ángel Fernández-Ordóñez, que ya era socialdemócrata antes de que el señor Puente diera una patada a un balón).

Según la doctrina del citado ministro, las compañías no pueden poner los precios con los que pretenden atraerse a una parte de los clientes de alta velocidad porque generan pérdidas a Renfe. Como si ésta necesitara ayuda para acumular pérdidas, siendo el gran agujero negro de la contabilidad nacional durante más de un siglo. O sea, que Renfe renuncia (?) al monopolio, pero quiere reservarse la fijación de los precios de todos los operadores. Esto sería como decir que los usuarios son unos estúpidos que eligen la compañía por el color de sus trenes o por la música ambiental de sus vagones, en vez de considerar prioritariamente el precio del billete y el horario del servicio.

Según el señor Puente, los estudios minuciosos de rentabilidad que hayan realizado las nuevas empresas concurrentes en el mercado español hasta dar el paso decisivo de poner sus trenes sobre los carriles de Adif y los respectivos planes de marketing son inútiles y, además molestan a todo un ministro español.

El enemigo señalado por el ministro de Transportes, es el primer competidor que entró en liza, Ouigo. El ministro pasa por alto que esta operadora comenzó a mover sus trenes en plena pandemia, con un mercado constricto y con un incremento importante del precio de la electricidad. Que en los casi cuatro años transcurridos haya tenido pérdidas es perfectamente congruente con un negocio que parte de cero y cuya facturación ha ido creciendo de año en año. Ouigo puede dolerse de estas pérdidas, pero que el ministro le culpe de las pérdidas consuetudinarias de Renfe es una memez carente del menor rigor.

El sistema ferroviario nunca será de competencia perfecta, sino de competencia monopolística. Una parte no despreciable de ese mercado depende de la práctica monopolística de Adif. Y ahí es donde el señor ministro desbarró según su bien ganado mote ‘El Yeti de Torozos’. Amenazó a la compañía gala con esperarles a la vuelta de la esquina, cuando tengan que negociar los nuevos cánones que pagan a Adif, y entonces verán quién es él.

Y he aquí, que la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) coincidiendo con la diatriba del ministro, ha dado un repaso en forma al señor Puente, sosteniendo argumentos que coinciden bastante con los de la compañía francesa y abogando por un sistema que tenga en cuenta las posibilidades de mercado de cada corredor ferroviario para fijar la tarifa del canon por uso.

Con o sin proponérselo, la CNMC desmontaba la falacia de Puente cuando éste afirmaba que los nuevos operadores no llevarían nunca sus trenes a Extremadura o Galicia y Renfe está obligada a atenderlos. Los nuevos operadores lo que no quieren es pagar lo mismo por la líneas a Barcelona, Sevilla, Málaga o Valencia que por la que lleve, algún día, a Cáceres o Badajoz, porque los flujos de viajeros nunca serán los mismos.

En el caso extremeño, olvidó el ministro citar las condiciones tercermundistas de las infraestructuras ferroviarias de la región. El señor Puente podía dedicar sus esfuerzos a conseguir que su colega de Hacienda utilice adecuada y rápidamente los fondos europeos para acabar con esa injusticia histórica (No se moleste en pedir información. No soy extremeño ni tengo bienes en esa comunidad autónoma).

Se lamenta el señor Puente de que Ouigo ha conseguido en España unas condiciones que no tiene Renfe en Francia. Otra falacia. Lo que debe plantearse es por qué los negociadores españoles no han conseguido lo que han conseguido los franceses, cuando la normativa europea respalda la igualdad de trato.

El señor Puente, después de las lecturas que le he recomendado o cualesquiera otras, debería empaparse el informe de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, que durante años viene haciendo un trabajo eficaz. Debería aceptar que es un incompetente también en materia de competencia y morderse la legua antes de desbarrar como en casi todo.

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