La felicidad de Carlos Cuerpo
«El ministro sonríe en verde, con el dinero de otro, donde el bolso propio explota en la mayor de las carcajadas»
Europa, con ultras o sin ellos, es una señorona vieja (varices como canalones y cardados hasta el techo) que sigue pagando a sus nietos buenas farras. Europa no defrauda. Europa gasta y no cobra. El dorado club, de tarjeta dorada y oro, sale rentable. Lo mejor es cobrar, con cara de tonto y la mano muy firme y extendida, sin cerrar los ojos a la hora de pensar en cómo devolver el monto. Europa siempre festeja alguna jarana, y hay que estar ahí, para acompañar con aplausos y chuflas.
Carlos Cuerpo, ministro de Economía, recoge con los dedos largos diez mil millones de euros del cuarto pago de los fondos «Next Gen». Casi le da un beso con lengua y hasta la nuez a Paolo Gentiloni, comisario de Economía, que le dijo muy bajito y riéndose que le suspende ciento cincuenta y ocho millones por haber hecho mal los papeles. Qué más da: son diez mil millones contra ciento cincuenta, que pueden quedar de propina, porque hasta eso mismo es dinero de otro. Sale rentable andar a la husma y a las hoscas del duro camino.
Hace un año Bruselas pagó igual de bien, y ya esta vez lo hace como cuarta y despedida. Diez mil millones prietos para ayudar a las empresas a su definitiva transición digital. Llevamos casi cuarenta mil millones, por esta vía tan feliz, pero hay otra, donde están comprometidos ochenta mil millones, a través de créditos. Son los mismos chistes de siempre: la seguridad 5G, la descarbonización industrial, los subsidios no contributivos, el vehículo eléctrico y el «kit consulting» por el que las pymes pueden recibir hasta veinticuatro mil euros a tocateja. Gentiloni dice que el próximo examen será dentro de siete meses, para mirar con lupa fondos retenidos, pero que la cosa marcha.
Europa sigue y seguirá pagando. Los más radicales piden una revisión cada tres años, pero no pasa nada, nadie habla de cerrar el grifo. La Comisión sostiene que, frente a cualquier desfase, ya habrá medidas de compensación o un aumento inmediato de cotizaciones. El cuarto pago añade la ley de residuos, carriles bici, autobuses eléctricos, digitalización de la justicia, digitalización del ferrocarril, al menos cincuenta mil empleos de tíos que controlen bien cables y botones, presupuestos verdes para todos, refuerzo de infraestructuras científicas, refuerzo de infraestructuras tecnológicas, el nuevo regadío, nuevos directivos para la función público, reformas para la simplificación de negocio, atracción de «starups».
Carlos Cuerpos sonríe en verde, con el dinero de otro, donde el bolso propio explota en la mayor de las carcajadas. Así da gusto. Así cualquiera cocina, vecina. El dinero llama al dinero. Estos Planes de Recuperación, aunque haya leves acuerdos y desencuentros, son el mejor negocio. Incuso la financiación suspendida (158 millones) puede volver al redil si de aquí a agosto tomamos menos mojitos y rellenamos con el bolígrafo bic las casillas vacías. El cumplimiento real del programa vence a fines del 2025 y empieza el verano. Da igual la reforma del subsidio por desempleo, todo son extensiones de evaluación a varios meses vista, todo conlleva flexibilización en los veredictos firmes, completar medidas y sueños es lo que se cobra y no se firma, llevamos cuarenta mil millones de los que quedan otros cuenta mil en la faltriquera de Gentiloni, y luego lo ya hablado, otros ochenta mil en créditos facilones y blancos.
La vida es bella. La cartera está llena. Bruselas da por cumplido 60 objetivos, que son 34 reformas y 26 inversiones. Gentiloni aprueba la eficiencia energética de los edificios, los PERTES en los chips, pensiones, descarbonización, digitalización. Todos son poemas sobre folios que luego, sí, nadie va a venir a ver en la realidad, quién va a hacerlo. Italia, lo sabemos, pide todavía más, le dan todavía más mientras los acreedores duermen como ballenas y elefantes. El gasto en pensiones es el clavo en el zapato, pero Gentiloni tampoco quiere hablar de esto ahora, empieza el verano, los bares llenos, las mujeres con poca ropa, los ojos vivos, los ojos cucos, las manos sueltas, las braguetas bajadas y los escotes abiertos. Gentiloni sabe del desequilibrio actual propiciado por los números e informes de Escrivá, en torno a pensiones y jubilados, pero nada le dice a Cuerpo, todo son abrazos, risas, y más chocar palmas y de aquí salimos todos a hombros. La Comisión Europea deberá valorar los 60 objetivos para el cuarto pago, y emitir un informe correspondiente de aquí a un mes, pero la pasta ya está toda aquí, porque nadie lee nada y escribir cansa, lo mejor es hablarlo, entre estas risas mojadas y temperatura guay.
Carlos Cuerpo aplaude las recuperaciones misteriosas. Así mola mogollón este ministerio. Los planes son verdes y los billetes morados. Fiestas largas y resacas lentas. Gentiloni se enrolla. Pasta larga, mucha confianza, mucho diálogo, ninguna pega, todo sobre ruedas. La mejor deuda es aquella que, sin pagarla, no molesta en el trato íntimo. Europa es una fiesta de pasta larga, ríos de dinero potables, amigos que invitan a copas y ninguno paga, aquella vieja filosofía de los bancos de tú ya pagarás: lo que necesitas es una segunda vivienda, lo que necesitas es un coche de gama alta, tienes que ir de vacaciones por el mundo, salir algo más cura toda depresión imprevista. La deuda, y los intereses de la misma, no tienen nada que ver con lo que ahora toca: recuperación, punto final. Una vez recuperados, ya hablaremos, pero lo principal es recuperarse. Volver a estar sanos para que la futura enfermedad nos salga todavía más rentable. Es siempre igual. Jajá. Jojó. Jujú. A tope, bro.