Bolaños tapa el sol con el pulgar
«Lo que eran críticas a Sánchez en letra muy gorda, ya son elogios, ya son flores, ya son besos con lengua»
Levanta el ministro el dedo gordo, que es el dedo del éxito, y ríe con la boca pequeña y unos folios en la mano, seguramente con ganas de chuparse la uña. Él solito, ratonil y engominado, bien afeitado y perfumado, ha desbloqueado el Poder Judicial, histórico acuerdo PP/PSOE, aunque sigan jugando a la bronca en la plaza pública y a los besos tiernos en lo privado. Bolaños fue alabado por la bancada popular, y él mismo felicitó a Feijóo con el dedo gordo ya guardado para levantar el de la peineta, dedicado al pasmo y sorpresa de Vox. Sánchez renuncia a las réplicas, en las respectivas sesiones de control, y la cosa marcha tope guay.
Bolaños quiere seguir levantando el dedo, como si hiciera autostop, y así renovar el Banco de España, la CNMV, CNE y la RTVE. La cosa marcha, la novela de carretera funciona, ellos son majos y nosotros divertidos, con unas pocas migas la rana deja de cantar, Bolaños dijo sí al juez José Mario Macías (propuesto por el PP) y aquí paz y después gloria, pero los jueces no elegirán a los jueces, que fue la querencia primera popular, ni hablar del peluquín, 12 de los 20 magistrados del CGPJ seguirán contando con una percha política para la toga, aunque traigan las puñetas de casa. Todos ya levantan el dedo gordo porque es una tontería tenerlo guardado en el puño: Banco de España, Comisión Nacional del Mercado de los Mercados y la Competencia, Comisión Nacional del Mercado de Valores, Comisión Nacional de Energía, Radio Televisión Española… todos detendrán los faros ante el dedo solo de la victoria.
Florecen en la España mágica las cuotas partidistas como humedades en las buhardillas de los bohemios, sin luz ni agua corriente. Todo se renueva, con un poco de alpiste, y el dedo para arriba como una polla. Félix Bolaños baraja y Esteban González Pons asiente. PSOE y PP ya son amigos, los plenos serán acuerdos, las proposiciones de ley serán conjuntas, los acuerdos serán simbólicos y el amor, a oscuras, estará precedido por la risa y ultimado por la nostalgia.
El mundo es bello, las enmiendas a la totalidad son ya poemas de Neruda y Alfonsina Storni, los jueces siguen despolitizados porque la percha nunca fue suya, el PSOE cambia de socios y el PP manda en el recreo, la financiación autonómica seguro que también se arregla, prorrogarán el IVA al aceite y otros productos hasta septiembre, hay buen rollo, Cataluña repetirá elecciones, pero sin bastos, la debilidad parlamentaria no existe: sale el sol.
La letra pequeña entre tanto arrumaco, la partitura del piano que tocamos solo con dos dedos y ambos gordos, es secreta pero también vieja. La UE presionó al Gobierno con el informe sobre la justicia en España. La UE estaba cansada del bipartidismo a hostias de los arrieros de Goya, a manotazo y garrotazo limpio, y exigió a Sánchez la conquista de sus rivales o enemigos. Ese informe catastrófico sobre el Estado de derecho en España le hubiera sacado los colores al presidente por las alfombras mullidas de Bruselas, debía mantenerse secreto, oculto, bien guardado y protegido.
El PP jamás quiso contrariar a la UE y fue ella quien propició este vals negro donde las manos (y los dedos) van al pan caliente. La UE ha sido la primera en hablar por voz de un indocumentado que leía letras de otros: «En la Comisión estamos siempre dispuestos a construir puentes, es algo que está en nuestro ADN». Es bien sabido: ADN viene, etimológicamente, de dedo y de dedazo.
Los despachos cerrados ya están abiertos. Los abrazos de oso unen a los cuerpos alegres. La UE solucionó el Estado de derecho en España con un par de llamaditas y mucho flow. Las reglas europeas entran en los derechos torcidos de todas partes y, si no lo hacen, se publicitan por tierra, mar y aire, allá donde el pozo de mierda es un riesgo para los aparceros del lugar. Pintan oros: el informe de este año iba a publicarse en un mes. Todo solucionado. Lo que eran críticas a Sánchez en letra muy gorda, ya son elogios, ya son flores, ya son besos con lengua, ya son risas flojas.
El reproche a la Fiscalía colonizaba el informe de rotos. La ley de Amnistía estiraba los rotos hasta romper los folios mismos. Los vocales del CGPJ tienen ya su media ración de reparto equitativo del pan y de la sal. Didier Reynders, como comisario de Justicia que empezó la actual milonga en Bruselas, mientras el PPSOE bailaba riguitón, él lloraba melones y sandías: perdía en la votación como secretario general del Consejo de Europa. No sabemos si presumió de haber arreglado la bronca española de los togados y ropones, pero igual sí. Sin las presiones de Reynders hoy no habría tanta música en esta fiesta de bebidas coloradas.
El hemiciclo es un sol grande, generoso, hecho a martillo por las sonrisas compartidas, y que Bolaños tapa con el dedo duro, con tal de no deslumbrarse en el reino de sombras a la salida. La luna es el sol de los muertos, dijo Cocteau; esa misma muerte de los despachos donde sigue la carnicería de repartos y poltronas, en igual armonía y sin perder compás.
Misteriosamente, ha llegado a España la regeneración democrática, ausente ya la voracidad del Gobierno en las instituciones, bienvenidos los acuerdos de cumplimiento con la Santa Constitución, todo resuelto en la presente y rigurosa partida de tute, fríos los chupitos, abierta la ventana, sonrientes los ojos de unos y otros, todos los dedos gordos levantados como soldados felices de la misma guerra y batalla. Le cortarán la cabeza a García Ortiz con las manos sin dedos, libres y de otros, pero eso no importa en esta gran erección soleada.