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Hastío y estío

Susana Díaz, no me salpique

«Seguro que al votante socialista le gusta saber si usted es más de Zapatero o de Felipe, de Pedro Sánchez o de Page»

Susana Díaz, no me salpique

La expresidenta andaluza y actual senadora del PSOE, Susana Díaz. | A. Pérez Meca (Europa Press)

Es una pena que hayamos normalizado que unas personas a las que pagamos sus sueldos y se hacen llamar servidores públicos se dediquen a ir por los medios de comunicación a decir cualquier cosa que se les pase por la cabeza; eso sí, sin razonamiento alguno. Como deben ganar poco con la cosa política, esos varios miles de euros al mes no les debe de dar para poder vivir dignamente en una sociedad que si es así, es por las decisiones que toman ellos precisamente.

Pues como les digo, como no deben conseguir llegar a fin de mes, algunos de ellos aceptan ofertas de medios televisivos para poder ajustar su economía a sus necesidades. Es el caso de Susana Díaz, que alguna mañana nos ilustra los desayunos en el programa de Susanna Griso, Espejo Público, y alguna tarde nos ayuda a hacer la digestión en el programa Todo es mentira, dejándole por lo menos a un servidor con el estómago más revuelto para hacer la digestión.

Pero vayamos a lo mollar, a lo sustancial. Este martes pasado, en el programa de la tarde donde colabora la expresidenta de Andalucía —y que por algo será—, se comentó el artículo que escribí sobre lo poco oportuno y muy tendencioso que me parecía que ninguna jugadora de la selección española de fútbol felicitara de manera pública ni en sus redes sociales a la masculina de su mismo deporte por conseguir la medalla de oro.

Algo que no es debatible ni opinable, sino que es un hecho. En ese momento, Susana Díaz quiso demostrarnos a todos que era capaz de dar una opinión sin saber de lo que hablaba, y la verdad es que lo clavó. Qué argumentos más sólidos, se notaba que era un tema que llevaba preparado, debo reconocer que me sentí humillado ante las verdades que decía y la justificación de las mismas. Me sentí acorralado y sin salida. Me dejó en evidencia y me sentí desnudo moralmente. 

Y es que la ignorancia suele ser muy atrevida. Que hablar desde el desconocimiento era la definición perfecta para muchos de nuestros políticos era algo más que una evidencia, lo sabíamos todos. Pero Susana quiso llevarlo a otro nivel. Sentir en mis huesitos calcinados por el calor los golpes que me atizaba hizo que se fortaleciesen y se refrescasen de manera automática. Ante el desconocimiento y la maldad, la fortaleza de mi espíritu, sabedor de quién es y de cómo se comporta. Esa señora me llamó «machista de tomo y lomo». Se le hinchaba la vena a lo Patiño, que por cierto, es una andaluza de la que sí se pueden sentir orgullosos sus paisanos. Ella entretiene cuando sale en televisión, y usted ni eso.

Señora Díaz, para hablar de un tema hay que haberse informado sobre él. Supongo que está acostumbrada a que un asesor o quien sea le pase un informe con lo que tiene que decir, pero un artículo como el mío, de apenas 700 palabras, creo que hasta usted se lo podría haber leído en unos pocos minutos. Por lo que dijo sobre mí, se nota que no lo hizo. Es más, prefiero pensar eso a que sí que lo leyó, y que demuestre que su comprensión lectora es nula. Le recomiendo que lo lea entero, y sobre todo el último párrafo, y después vuelva a analizarlo. No haga como los malos programas de televisión, y que la verdad no les estropee una buena y jugosa noticia. 

Como usted me ha juzgado sin leerme, yo podría hacer lo mismo para quedar en igualdad de condiciones. Pero a mí no me gusta hacer lo que critico que está mal. Intento tener la coherencia que no ha tenido conmigo. Simplemente, le voy a lanzar alguna pregunta al aire, y si quiere las contesta; evidentemente no tiene obligación de hacerlo. Usted que es tan digna políticamente hablando y que está tan comprometida al estar dentro de un partido, seguro que al votante socialista le gusta saber si usted es más de Zapatero o de Felipe, de Pedro Sánchez o de Page.

Como es usted una política previsible, es decir, del montón, dirá que usted es del Partido Socialista. No se mojará ni un pelo en su respuesta. Se pondrá de perfil, pues el que se mueve no sale en la foto. Si usted no se ve capacitada o no se atreve a opinar de algo que sí debería conocer, pues está dentro de ese partido y supongo que es una voz tenida en cuenta, no haga todo lo contrario y se explaye con un servidor criticando una cosa de la que no sabía nada. Siga nadando entre dos aguas, pero a mí no me salpique.

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