THE OBJECTIVE
Hastío y estío

Elogio a Javier Lambán

«Debería ser difícil de justificar, por no decir que imposible, por parte de un supuesto líder socialdemócrata, privilegiar a una comunidad autónoma como es Cataluña»

Elogio a Javier Lambán

El expresidente de Aragón Javier Lambán

Un servidor es un maño en Madrid. En mi cabeza goyesca caben muchas ideas y pensamientos muy distintos, pero siempre dudo de si alguno de ellos es capital. En la testarudez y la nobleza nos movemos bien, dos cosas que pueden parecer contradictorias, pero que caminan en paralelo y en la misma dirección. Llevamos mal las injusticias y que intenten manipularnos, por ello podemos parecer desconfiados al principio, pero una vez vemos que la persona es de fiar, hasta le compraríamos un coche de segunda mano sin hacerle ni una sola pregunta sobre el estado del mismo. 

Javier Lambán es un aragonés que nació en el pueblo zaragozano de Ejea de los Caballeros, y el próximo 19 de agosto cumplirá 67 años, y aprovecho para felicitarle por adelantado. Es el actual secretario general del PSOE de Aragón, y diputado de sus Cortes. Entre 2015 y 2023 fue el presidente del gobierno de Aragón. 

Javier Lambán reveló en su libro de memorias Una emoción política que padece esclerosis múltiple desde 2010. En el año 2021 se le detectó un cáncer de colon y dos años después otro en el hígado. Y es que es nuestro célebre y admirado escritor Benito Pérez Galdós ya lo contó en uno de sus Episodios Nacionales. En el capítulo titulado Zaragoza narra esas palabras heroicas que dijo el General Palafox en tierras aragonesas cuando el ejército invasor francés dirigido por Napoleón buscaba lograr su objetivo. «Un aragonés sólo se rinde cuando está muerto». Eso es lo que le pasa a Javier Lambán, luchador infatigable contra la enfermedad, pero también contra el fanatismo del que ahora dirige su partido a nivel nacional. 

Javier Lambán es una de las voces más disconformes dentro del partido socialista, con la deriva tan radical y fanática donde ahora se encuentra el PSOE. En el periódico El Mundo de este miércoles se pueden leer estas declaraciones suyas: «La comodidad del Gobierno español con el pacto entre Illa y Esquerra Republicana es un motivo de preocupación añadida». Y es que esto es así, esta decisión no es una excepción a un gobierno intachable, sino todo lo contrario, la última de las muchas fechorías llevadas a cabo por un ejecutivo que se le puede llamar de muchas formas, pero nunca como una socialdemocracia bien entendida. 

Para un socialdemócrata de bien, el valor de la igualdad debe ser innegociable. Los privilegios se entienden que son una cosa que quieren tener los egoístas defensores del capitalismo y que se benefician de ello, o los dictadores como Maduro, que desde el supuesto opuesto ideológico se aprovecha de la misma manera. Nada imanta y une como querer justificar el vivir a cuerpo de rey. 

Debería ser difícil de justificar, por no decir que imposible, por parte de un supuesto líder socialdemócrata, privilegiar a una comunidad autónoma como es Cataluña, y que ya es rica de por sí, a costa de que las pobres lo sean cada vez más. No soy yo al que se le ha llenado la boca con esos supuestos valores donde se buscaba un Estado fuerte donde la solidaridad entre los distintos territorios es lo que haría que las zonas más desfavorecidas lo fueran menos. Pues ahora resulta que este partido ayuda a hacer del Estado algo más débil y que se pueda romper, y deje de ser un bloque homogéneo. Comprar las políticas de partidos separatistas, y aceptar sus votos para gobernar, hace imposible llevar las políticas de lo que decían hasta hace poco sus preceptos en los manuales de socialdemocracia. Beneficiar a los que ya son ricos y tienen privilegios solo puede ser entendible si es que quieres que te lo recompensen de tal manera que ya no te diferencies de ellos. A mí me engañasteis una vez. Ya dije por aquí que yo en el pasado voté al partido socialista, y la decepción ha sido tan grande como el trauma que me provocó. Desde entonces los domingos de Elecciones los paso en la cama. Y no he sido yo el que ha cambiado de manera de pensar.

Mi paisano Lambán demuestra una valentía, qué pena que haya que utilizar esta palabra en pleno siglo 21 por atreverse a decir que no está de acuerdo con el tenebroso líder del partido en estos momentos, que estoy seguro de que otros políticos socialistas les gustaría tener, pero que o no se atreven, o se les da mejor ser estómagos agradecidos. Puede que esto último sea lo único que sepan hacer. “Come y calla” decían antes los padres a sus hijos para que dejaran de incordiar. Esos niños ahora estarían en el Congreso y son mayores de edad desde hace tiempo. Su “papá” ha conseguido que sean sumisos, pero esconden avergonzados sus carnés socialistas. Dame pan y dime tonto. Ponme de ministro o de cualquier otra cosa y defenderé el “terraplanismo” ideológico del que me salvó de que mi inmundicia me hiciera llevar la vida que merecía. Había que elegir entre Pedro Sánchez o vivir con dignidad. Javier Lambán lo tuvo siempre claro. 

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