THE OBJECTIVE
Hastío y estío

Usted sí que tiene agallas, Esther Peña

«Sólo se puede justificar el privilegio de la financiación de Cataluña desde la ignorancia o la maldad»

Usted sí que tiene agallas, Esther Peña

La portavoz del PSOE, Esther Peña. | Archivo

Esther Peña es la portavoz de la Ejecutiva del PSOE. Casi nadie le pone cara, aunque rostro tiene bastante, y sobre todo es igual de pendenciera en las formas que muchos de sus compañeros de partido. El capo así quiere que sea, y para esto sí que tiene buen ojo. Perros que ladran mucho, pero que muerden con la misma blandura que sus argumentos. Forman un bloque compacto, prácticamente inexpugnable, sin fisuras aparentes. Eso es lo que ellos se piensan, pero a los ojos de los que no se benefician de defender lo indefendible, son más un mazacote que algo inteligentemente estructurado. Y es que me ampara la RAE para decirlo, mazacote es «un bloque no bien concluido, en el cual se ha procurado más la solidez que la elegancia».

La elegancia en el PSOE es algo que ni está, ni mucho menos se espera. Mientras la ejecutiva del partido tenga en sus puestos altos a estos barriobajeros con traje, no habrá pasarela donde puedan modelar los buenos valores y el saber estar. El problema es que no lo está sufriendo ese partido, que es quien debería hacerlo, sino todo el país, incluido esa gran mayoría que no lo votó. Si a los socialistas de buena voluntad esto es algo que parece no preocuparles, espero que me lleven la contraria y en el Congreso organizado para este otoño, y que adelantó THE OBJECTIVE, y que Page, Lambán y compañía no tengan miedo a representar a una «inmensa minoría». Un ácrata como yo no va a ser el que se ponga a solucionar lo que pasa en esa casa.

Vayamos al grano. Esther Peña este lunes salió a repetir literalmente y sin saltarse una coma, lo que la Ejecutiva del partido le pidió que hiciera. La cantidad de personas que no hacen nada útil en los partidos es abracadabrante. En el caso de esta señora supongo que se le paga por dar la cara, no por el contenido que hay dentro de la parte alta de esta. A los cerebros inteligentes no les gusta mostrar el rostro, algo superficial cuando sólo te quedas con su belleza (en el caso de que la posea), o como espejo del alma, y aquí estaría la auténtica razón por la que no les gusta mostrar su cara, sabedores de que no la contienen.

Esther Peña pidió a los presidentes autonómicos, que mayoritariamente son del Partido Popular, «que tengan las agallas de mostrar sus propuestas de financiación autonómica», tras las críticas recibidas por el pacto con ERC, para esa financiación que ellos llaman «singular» de Cataluña. Y un servidor no sabe si esos presidentes las tendrán o no, pero de lo que me parece no hay duda, es que usted sí que las tiene.

Me vuelvo a ir a la santa RAE, y busco la primera acepción de la palabra «agalla» y dice lo siguiente: «Excrecencia redonda que se forma en el roble, alcornoque y otros árboles y arbustos por la picadura de ciertos insectos e infecciones por microorganismos». Si nos aferramos de manera fiel a la definición, usted y los que defienden sus mismos postulados, tendrían más agallas que nadie.
Empecemos por el principio, la «excrecencia redonda» sería una forma metafórica perfecta para referirse a las palabras que salieron de su boca este lunes pasado. «Que se forma en el roble, alcornoque y otros árboles y arbustos». Elijamos por ejemplo el alcornoque, en el punto o concepto medio de la frase también está la virtud, y si vamos al diccionario, un alcornoque es una persona ignorante y zafia.

Otra vez acierta Esther Peña, «tenedora» de todas las agallas de este mundo. Sólo se puede justificar el privilegio de la financiación de Cataluña sobre el resto de comunidades autónomas desde la ignorancia o la maldad. Pero vamos para bingo. Sigamos con la definición, «por la picadura de ciertos insectos e infecciones por microorganismos».

Sé que muchos de ustedes habrán pensado directamente en Pedro Sánchez como ese mosquito que nos está acribillando, y no sólo en las largas noches de verano, sino en estas legislaturas eternas desde que llegó a la presidencia del Gobierno. Y es que es Sánchez el que inocula con su picadura al resto de «microorganismos» de su partido, una infección que se propaga provocando un nihilismo ideológico y una ambición de poder desmedida, donde el fin justifique los medios.

Así que esta vez, doña Esther Peña, y sin que sirva de precedente, tiene usted razón, y los que más agallas tienen son ustedes, fieles súbditos de su amado líder. La valentía y el arrojo déjennoslo a los ciudadanos. Es lo que hacemos para sobrevivir a vuestras políticas.

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