THE OBJECTIVE
Hastío y estío

Vinicius, marca anti España

«Vinicius ahora mismo nos quitaría el Mundial de 2030. Nos manda al colegio a reeducarnos, y la primera lección que quiere que nos den es la de aprender a tergiversar y manipular en beneficio propio»

Vinicius, marca anti España

El futbolista Vinicius Jr. | Nacho Doce (Reuters)

El futbolista Vinicius ha hecho una entrevista para la CNN. Un medio demasiado prestigioso como para desprestigiar a todo un país. «Espero que España pueda evolucionar y entienda lo grave que es insultar a una persona por el color de su piel. Porque, si hasta 2030 las cosas no evolucionan, creo que el Mundial tendría que cambiar de lugar».

Vinicius lo ve todo negro, pido perdón por el chiste fácil, pero donde se ha hecho de noche, y no sale el sol, es en sus argumentos. La victimización por parte del privilegiado es algo que no soporto. Los gritos e insultos racistas que recibe, son algo con lo que se debe acabar, pero a partir de un caso particular y llevado a cabo por un porcentaje ínfimo de quien va a un campo de fútbol, y hace de ello una generalización, me parece cruel y mezquino por su parte.

Vinicius sabe perfectamente que hay mucha más gente que le admira y felicita por su virtuosismo con el balón en los pies, que personas que le ataquen de una u otra manera. Que le piden un autógrafo o una foto, que le sonríen y le apoyan, pero para él esa gente, casi todos españoles, y que son muchos más que los otros, no serían los que servirían para realizar dicha generalización de cómo somos en este país.

Vinicius ahora mismo nos quitaría el Mundial de 2030. Nos manda al colegio a reeducarnos, y la primera lección que quiere que nos den es la de aprender a tergiversar y manipular en beneficio propio. Que de la excepcionalidad surge la generalidad, siempre y cuando a mí me interese. Que a las mayorías no hay que hacerles caso si estropean mi plan de tal manera, que se le ve las vergüenzas por todos los lados.

Vinicius me parece un futbolista superdotado, ahora mismo el mejor del mundo, pero no se entienden las razones por las que en estos momentos quiera quitar a España como sede del Mundial de 2030. Más aún con las muchas posibilidades de que la final se juegue en el Santiago Bernabéu, su casa cada dos semanas, y un lugar sagrado que le tiene santificado.

Puede que esté empezando a abrir una puerta a su salida del club. Que esté preparando poco a poco, y de manera lenta una de sus posibles justificaciones para que esto suceda. Una maniobra, la utilizada, que no sería ni la más inteligente, ni la más elegante, sino más propia de un elefante entrando a una cacharrería.

Vinicius está continuamente enfadado cuando está en el terreno de juego, y la toxicidad no emana de las gradas, sino del entorno del jugador, que puede acabar por destrozarle. En Madrid se vive muy bien si tienes dinero. Todavía no es una ciudad violenta ni conflictiva y hay una gran variedad en su oferta de ocio. Esa tranquilidad de la que goza en esta ciudad es algo que debería saber valorar.

A Vinicius no se le increpa en los campos de fútbol por su color de piel. Se eligen ese tipo de palabras, porque se han dado cuenta de que es la mejor manera que hay para descentrarle de lo futbolístico, y empiece a hacer caso a todo lo externo. Lo que quiere todo aficionado de un equipo de fútbol es que su equipo gane, y una buena forma de conseguirlo es desactivar al mejor jugador del equipo rival. Con esto no estoy justificando los insultos, que en esta sociedad de «ofendiditos» hay que explicarlo todo, sino que la razón de los mismos es querer ayudar a que su equipo gane. Les da igual que el equipo de enfrente tenga un jugador negro, cinco o ninguno.

La clave la dio Cristiano Ronaldo en unas declaraciones que fueron muy criticadas, pero que además de ser muy acertadas, hacían un mejor análisis sociológico de los españoles, que el hecho por Vinicius. En ellas decía que a él le gritaban e insultaban en los campos porque era guapo, rico y un gran jugador. Y tenía razón, la envidia puede que siga siendo nuestro pecado capital patrio. En el caso del jugador brasileño cumple dos de las tres premisas. Les dejo a ustedes que piensen cuáles son.

El brasileño es un triunfador en su profesión, y tiene la suerte de poder realizarla en el mejor lugar posible, y dentro de un país maravilloso. Perder todo eso por ser incapaz de quitarse los ruidos de la cabeza, puede hacer que la armonía que demuestran sus pies, dejen de hacerlo, y que el último baile con la chica más guapa de la fiesta esté más cerca de lo que se espera.

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