THE OBJECTIVE
Opinión

El negro Pelé y el negro Vinícius

«Vinícius está muy mal aconsejado… A no ser que la finalidad de sus mensajes sea la fuga»

El negro Pelé y el negro Vinícius

El jugador del Real Madrid Vinícius Jr. | Agencias

Me decía un amigo, Paco Zamora, negro como el betún, que si hay una raza de color es la blanca, «a ver, si no, cómo describes el arcoíris de los párpados cuando te dan un puñetazo en un ojo», y concluía: «Los negros somos negros; eso de la gente de color es una cursilería». La indiscutible lógica de la razón, antagónica de la pedagogía del fiscal general, que defiende al Gobierno de los jueces y no a los jueces del Gobierno. No es indispensable ser negro para parecer un esclavo. Afortunadamente, el balón rueda y el fútbol sigue la corriente: entretenimiento y aburrimiento; espectáculo y bochorno; lesiones y resultados; la resistencia del futbolista, al límite a causa del abuso institucional porque quienes tienen que defenderlo lo hacen con la boca pequeña, para no molestar, no sea que se les acaben las subvenciones, el momio. Pero como en este deporte llueve dinero, la noticia es lo que ocurre, lo inmediato. Francia pierde en casa 1-3 con Italia en el arranque de la Liga de las Naciones. España, sin puntería, no pasa del empate en Serbia. No es para desesperarse… lo de la España de Luis de la Fuente; lo de la Francia de Deschamps invita a la revolución, una más, otra sin María Antonieta. Cristiano Ronaldo marca su gol 900 en el Portugal-Croacia (2-1), un hito; la mitad los ha firmado con el Madrid. La FIFA reconoce a Messi 838 y 767 a Pelé. A Carlo Ancelotti se le llena la enfermería; el último ingresado, Militão, que estaba con su selección en Brasil, que ganó 1-0 a Ecuador: gol de Rodrygo. En este encuentro clasificatorio para el Mundial de 2026, Vinícius pasó inadvertido. Quizá seguía bajo el «shock» de sus declaraciones a la CNN con eco universal: «Si España no evoluciona en lo del racismo, habría que quitarle el Mundial 2030». «¡Vini, Vini!».

Racismo… Vinícius vive en Madrid (España), adorado como un marajá. En los restaurantes (de lujo) no le insultan, alfombra roja. Si sale de compras le piden fotos. «El racismo afecta a los negros pobres», proclama Ángel Cappa en Radio Marca. Destaca las virtudes colosales del futbolista, «un gran jugador», y le condena por sus actos: «Vinícius es un tribunero a gran escala. Hace muchas tonterías y dice muchas tonterías». Consecuencias indeseadas: unos descerebrados del Atleti colgaron su pelele en un puente de la M-30. En casi todos los campos le insultan. Los rivales le dicen que no provoque; los compañeros le piden que se calme. En el Madrid hay un cierto hartazgo y malician que ahora le van a pitar en todos los campos, como le ocurría a Hierro en Riazor y a Iniesta en San Mamés. «Vini» incentiva al contrario y descentra a su equipo. Que abandere la lucha contra el racismo le honra, que solo acuse a España de racista, le delata: ¿seguro que la llegada de Mbappé, que juega en su posición, en la que ambos se sienten más cómodos, no le hace pensar demasiado en la oferta de Arabia Saudí (mil millones, cinco años)? Acude solícito a la llamada de Brasil, que no es precisamente ejemplo en este capítulo: el 41% de los futbolistas negros brasileños son víctimas del racismo en su país. ¡Pero el problema es España! Debería despedir a su departamento de comunicación. Vinícius es un portento físico, un malabarista con el balón, un artista; pero está muy mal aconsejado… A no ser que la finalidad de sus mensajes sea la fuga.  

Racismo… Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 delante de Adolf Hitler. La del salto de longitud fue particularmente dolorosa para el «Führer», pues derrotó a Luz Long, el ídolo local, con quien Owens forjó una amistad imperecedera. Hitler era un racista, y xenófobo, de manual, pero no todos los alemanes lo eran. Alfredo di Stéfano, amigo de Pelé, le llamaba «El Negro», como le conocían en Argentina. Era un apodo cariñoso, admirativo, en absoluto peyorativo. Cuando a Vinícius le llaman «negro» añaden el apellido «de mierda» para insultarle. Eso es racismo, también que el reducido grupo de racistas que aún se cita en los estadios imite el sonido del mono para ofenderle, para desquiciarle. «Vini» se queja con razón, pero ha errado el tiro al colocar en la diana al país que le ha acogido con los brazos abiertos, que mayoritariamente le admira, como al «Negro» Pelé, y que ahora le silbará y dejará de rendirle pleitesía porque le acusa de algo que no es. Alguien debería recordarle estas palabras de Martin Luther King: «Me niego a aceptar la idea de que la humanidad está trágicamente vinculada a la opaca medianoche del racismo y de la guerra, que hacen imposible alcanzar el amanecer de la paz y la fraternidad». La humanidad, no España.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D