THE OBJECTIVE
La otra cara del dinero

El éxito de EA Sports muestra las grietas de la FIFA

La compañía estadounidense ha vendido más videojuegos de fútbol en la primera temporada sin la marca de la asociación

El éxito de EA Sports muestra las grietas de la FIFA

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino. | EFE

La FIFA y la UEFA no son intocables. A las muy lucrativas asociaciones sin ánimo de lucro que gobiernan el fútbol mundial les están saliendo grietas de lo más inquietantes. La más significativa, por lo simbólico, pero también por lo pecuniario, es la relacionada con los videojuegos

Ya contamos por aquí cómo la FIFA perdió uno de sus grandes chollos: el patrocinio del videojuego deportivo más exitoso de la historia, el de EA Sports. La empresa estadounidense dijo basta cuando a los gerifaltes de la FIFA, en un ataque de ludopatía, se les ocurrió pedir mil millones de dólares por la renovación de la licencia para los próximos cuatro años. 

Sabían que el nombre del videojuego era un argumento crucial de venta: los chavales (y los no tanto) iban a la tienda a comprarse la versión de turno «del FIFA». Y abusaron.

Pero esta vez EA Sports no pasó por el aro. Decidió dar por terminada su relación con tan voluble socio y, simplemente, rebautizó el videojuego. EA Sports FC no suena muy sexy como nombre de videojuego, pero desde el punto de vista corporativo supone todo un bombazo de autoestima: nuestra marca es suficientemente poderosa, no necesitamos los onerosos ruedines de ninguna asociación sin ánimo de lucro para seguir recorriendo la carretera del éxito. 

En realidad, llevaban tiempo sin necesitarlo. Desde que derrotaron definitivamente al único rival serio en materia de videojuegos futboleros: el Pro Evolution de la multinacional japonesa Konami. Pero la marca FIFA les seguía viniendo bien… siempre que no se saliera de madre en lo económico. 

Los negociadores de la FIFA no lo vieron venir. El vicepresidente de EA Sports, Cam Weber, escribió entonces en la web oficial de la empresa algo muy parecido al recochineo: «Nuestro gran archivo de más de 19.000 jugadores, más de 700 equipos, más de 100 estadios y 30 ligas, en el que hemos estado invirtiendo continuamente por décadas, continuará solo en EA Sports FC». Con una coda especialmente hiriente: «Incluidos los acuerdos exclusivos con la Premier League, LaLiga, Bundesliga, Serie A, MLS y mucho más por venir». 

No era un farol. ¿Cómo se llama esta temporada la máxima competición del fútbol español? Efectivamente, LaLiga EA Sports 2024-2025. Por ejemplo. 

El año pasado fue el primero en que había que comprarse «el EA Sports FC 2024» (la denominación se adelanta al año natural, siguiendo los ciclos de las temporadas futbolísticas) en vez de «el FIFA». Con la salida el pasado 20 de septiembre de la nueva versión, el EA Sports 2025, la anterior cumplía su ciclo: ya hay margen para valorar el impacto del divorcio con la FIFA. Y el veredicto lo ha dado nada menos que The Economist. El más que influyente semanario británico, oráculo del establishment económico, tituló el mes pasado: «Cómo Electronic Arts derrotó a la FIFA». 

El verbo elegido, maticemos, fue «outplayed», propio de la competición deportiva, para hacer un poco más de sangre. Tan majos, siempre, los británicos. Aunque quizá fuera más hiriente todavía el subtítulo: «El editor de videojuegos le tiró un farol a los jefes del fútbol y ganó». Porque EA ha informado que los ingresos del juego hasta julio habían aumentado en «un dígito» en comparación con la edición anterior, todavía con la marca FIFA. 

La apuesta era considerable. La firma de analistas MoffettNathanson estima en 3.000 millones de dólares los ingresos que le supone el juego a EA, alrededor de dos tercios del total de la compañía. Por eso han tenido mucho cuidado en ganar la mano. Ya decíamos que la consolidación prácticamente monopolística tras vencer a la contraparte de Konami es la clave de fondo, pero The Economist mete el dedo en la llaga para explicar el remate: «Un bombardeo de marketing la ha fortalecido aún más: el dinero que habría ido a parar a FIFA se ha gastado en promociones». 

Los directivos de EA no se conformaron con ahorrarse el dinero de la FIFA. Sabían que tenían que jugar al ataque e invirtieron. Contaban, además, con la ayuda inestimable de  Sony y Microsoft: según MoffettNathanson, el juego supone hasta el 10% del gasto en sus tiendas de aplicaciones de PlayStation y Xbox. 

No es el primer revolcón que recibe la FIFA cuando se mete con los americanos. EA, recordemos, es una compañía estadounidense. El caso más grave de corrupción de la historia del fútbol, el FIFA Gate, lo llevó la Fiscalía de Nueva York: a EEUU no le hizo ninguna gracia que Rusia y Catar se les adelantara en la organización de un Mundial a base de sobornos. Al final, la cosa la está apañando la muy razonable Justicia suiza (por lo que sea, las entidades sin ánimo de lucro suelen elegir Suiza para sus sedes), con sendas absoluciones para Blatter y Platini

Pero, tras lo que levantaron en Nueva York, el desprestigio permanece. En Netflix, por ejemplo, se puede ver una serie documental tan sonrojante como Los entresijos de la FIFA, y en Amazon Prime, la muy divertida El Presidente. Y el próximo Mundial, por supuesto, lo organizará Estados Unidos, con la colaboración de sus vecinos, Canadá y México, eso sí. 

La FIFA y su prima la UEFA siguen tensando la cuerda. Aumentan el número de equipos en la Champions y en el Mundial de selecciones, se inventan la Nations League, rediseñan el Mundial de Clubes para que quepan más de 30 equipos… Rodrigo Hernández, mejor jugador de la última Eurocopa (en la que hubo 24 equipos, frente a los ocho de 1984), sugirió la posibilidad de una huelga de futbolistas… justo antes de romperse la rodilla.

Mientras, la empresa EA cotiza en el índice Nasdaq. Hace dos años, por estas fechas, sus acciones estaban a 122,31 dólares. El viernes pasado estaban a 142,7. Pero podrían empezar a caer. Por lo que sea. Y los accionistas tendrían que comerse su inversión. En la FIFA y la UEFA no pasa eso. Son entidades sin ánimo de lucro. ¿Quiénes son sus accionistas? ¿El fútbol como concepto? ¿Los aficionados? Ni unos ni otros, por diferentes circunstancias, tienen nada que decir en la gestión de la compañía. Perdón, en la asociación

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