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El zapador

El 12 de octubre, una oportunidad perdida

La festividad se ha convertido en un campo de batalla donde las visiones enfrentadas del pasado chocan con estridencia

El 12 de octubre, una oportunidad perdida

Plaza de Mayo en Argentina en el «Día de la Raza» (1929). | Wikimedia Commons

El 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional de España y Día de la Hispanidad, ha sido, de un tiempo a esta parte, objeto de intenso debate. En las últimas décadas, voces leyendanegristas han planteado una perspectiva hipercrítica, describiendo la llegada de Colón a las Antillas no como un descubrimiento, sino como el inicio de un «genocidio».

En una tribuna aparecida en el diario El País el 12 de octubre de 1987, Manuel Vázquez Montalbán, ilustre escritor español galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, ridiculizaba la celebración al describir a Colón como un simple «aventurero genovés» y a la Reina Isabel como una cerda que «llevó durante 20 años la misma camisa». Según él, el 12 de octubre no es más que una demostración de «imperialismo, chulería y majadería»

«Vergüenza de estado aquel que celebra un genocidio y encima con un desfile militar que cuesta 800.000 euros», tuiteó la alcaldesa Ada Colau el día de la Hispanidad de 2015 en un mensaje al que añadió dos hashtags: #ResACelebrar y #ResistenciaIndigena.

Un artículo de Rebelionfeminista.org publicado el 12 de octubre de 2021 argumentaba: «Es increíble que, en pleno siglo XXI, se siga conmemorando el día que se ‘descubrió América’. Lo ponemos entrecomillado, porque no fue un descubrimiento: fue un saqueo y genocidio. Es absurdo llamar descubrimiento a una tierra que ya estaba poblada por otras personas antes de que llegáramos, culturas enteras que ya sabían que existían». 

Todos los 12 de octubre Gabriel Rufián pone el mismo tuit, una provocación en la que se muestra una lista de varias banderas de países de Hispanoamérica, al lado de cada una de las cuales se repite la palabra «Invasión». La única excepción es la última bandera, que corresponde a España, al lado de la cual aparece la palabra «Descubrimiento».

https://twitter.com/gabrielrufian/status/1712366426835611853

Origen de la fiesta

El primer antecedente de esta celebración se da en 1792, tercer centenario del Descubrimiento de América, cuando se conmemora por primera vez en Nueva York el Columbus Day, promovido por la sociedad de St. Tammany, más conocida como Tammany Hall. En este sentido, Estados Unidos tuvo un papel precursor en las celebraciones del 12 de octubre​. En 1892, con motivo del cuarto centenario del viaje de Colón, el presidente de Estados Unidos, Benjamin Harrison, emitió una proclamación conmemorando la epopeya colombina. En España, el Gobierno de Cánovas del Castillo decidió seguir esta misma línea y presentó en septiembre de ese año un proyecto de ley para declarar el 12 de octubre como fiesta nacional​. Esto marcó el inicio de un esfuerzo por institucionalizar la celebración de forma regular y no solo en los centenarios.

En 1913 un exministro español, Faustino Rodríguez-San Pedro, como presidente de la Unión Ibero-Americana, promovió el nombre de «Día de la Raza». La idea, que nace con un fin político, era conmemorar los lazos que unen a España con Iberoamérica, eligiendo para ello el día que Colón llegó a la costa de una isla del Caribe. En octubre de 1914 la publicación Unión Ibero-Americana abría su número de esta manera:

«La Fiesta de la Raza (Día 12 de Octubre)

No significa el vano recuerdo de una fecha más.

No es la celebración de la total victoria de un pueblo afortunado, que tiene cruel reverso en la ruina o el baldón de otro que, en la lucha, fue menos dichoso.

No es efemérides de sangre y destrucción, de atropellos y rencores… es, por el contrario, fiesta de paz y que debiera ser —si por acaso no lo es— de fraternal cariño.

[…]

Unámonos en tal día los españoles todos de ambos lados del Atlántico en santa fiesta familiar; estrechemos, si aún es hora, los lazos que la sangre común hace siglos anudó; desterremos suspicacias y rencores»

A lo largo del tiempo, la festividad fue ganando popularidad en varios países hispanoamericanos. En 1917, el presidente de Argentina, Hipólito Yrigoyen, declaró el 12 de octubre como fiesta nacional bajo el nombre de «Día de la Raza». En España, un año después, en 1918, durante el reinado de Alfonso XIII y bajo el Gobierno de Antonio Maura, también se adoptó oficialmente este nombre para la festividad.

El concepto de «Hispanidad» se consolidó durante la Segunda República en España, en gran parte gracias a la obra de Maeztu, Defensa de la Hispanidad, en la cual promovía una visión espiritual y cultural de la unidad entre los pueblos hispanos. Esta idea fue oficializada con la denominación de Día de la Hispanidad en 1958, bajo el régimen franquista, sustituyendo progresivamente al término «Día de la Raza» que, aunque no fue concebido en términos de superioridad racial (pues se habla de la raza mestiza), sí podía ser visto con connotaciones negativas. Con la llegada de la democracia en España, en 1987, el gobierno de Felipe González cambió el nombre por el de Fiesta Nacional de España, eliminando la referencia a la «Hispanidad». 

Desfile militar del 12 de octubre de 1935 en Madrid, durante la Segunda República, en la portada del diario Ahora. | Archivo BNE

En Hispanoamérica, el 12 de octubre también fue objeto de cambio y resignificación, sobre todo al entrar en el siglo XXI. Muchos países, respondiendo a las demandas de los movimientos indigenistas y anticolonialistas, decidieron modificar el nombre de la festividad para reflejar una narrativa más crítica sobre la conquista y sus consecuencias. Por ejemplo, en 2002, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, renombró la fecha como el «Día de la Resistencia Indígena», como un acto de reivindicación de los pueblos originarios.

Hugo Chávez (presidente desde 1999 hasta 2013) fue el primer líder de un país que decidió derribar estatuas de Cristóbal Colón y de otros conquistadores españoles como parte de una política de reivindicación indígena y anticolonial. Consideraba que estas estatuas representaban el genocidio, la opresión y la explotación de los pueblos indígenas de América y quiso eliminar cualquier símbolo que pudiera recordar a este período de la historia. Hugo Chávez tomó un camino muy peligroso, que desconectaba al pueblo de sus raíces y lo enfrentaba. Otros países, como Argentina y Bolivia, siguieron el mismo camino y le dieron una vuelta al 12 de octubre con nombres como «Día del Respeto a la Diversidad Cultural» o «Día de la Descolonización»​. 

Una fiesta convertida en campo de batalla

La celebración original del 12 de octubre tenía como objetivo honrar los profundos lazos históricos y culturales entre España y América, destacando el mestizaje y la expansión de la civilización que, con sus luces y sombras, transformó el mundo. Sin embargo, las nuevas narrativas presentistas, especialmente promovidas por la extrema izquierda y los movimientos indigenistas, han tomado esta fecha como una oportunidad para enfrentar a la sociedad. En lugar de ofrecer una visión matizada de la historia, se centran en una narrativa simplista que reduce el complejo proceso de la conquista y colonización a un catálogo de abusos y violencias que, inmediatamente, es objetada de una manera un tanto burda por la derecha más patriotera.

El 12 de octubre, que alguna vez pudo haber sido un día de celebración compartida y reflexión sobre los lazos profundos que unen a los pueblos de ambos lados del Atlántico, se ha convertido en un campo de batalla donde las visiones enfrentadas del pasado chocan con estridencia. En lugar de ser una oportunidad para celebrar el mestizaje, la cultura y la historia compartida, ha degenerado en una pugna entre quienes ven en él el símbolo de un imperialismo despiadado y quienes lo reivindican como el inicio de una gesta civilizadora sin mácula.

Esta disputa, más que cicatrizar las heridas del pasado, las aviva con un fuego que polariza y divide. Lo que debería ser un puente entre culturas hermanas, hoy es un abismo de incomprensión. Cada tuit, cada declaración incendiaria que busca reducir la historia a un simple «invasión genocida» o «civilización y liberación», nos aleja un poco más de ese verdadero hermanamiento que podría haber nacido de este día. Así, el 12 de octubre se ha convertido, tristemente, en una oportunidad perdida, donde en lugar de unir, seguimos creando muros entre nuestras propias historias.

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