Elogio a Macarena Gómez y Aldo Comas por decir una obviedad incómoda
La pareja se atrevió a criticar el ‘me too’ del cine en la alfombra roja de los premios Forqué
El pasado sábado se celebraron en Madrid los premios Forqué del cine español. Por la alfombra roja pasaron los protagonistas del año en esta industria. Pero los que acapararon todos los focos fueron el matrimonio formado por Macarena Gómez y Aldo Comas. Ella, actriz de reconocido prestigio y trayectoria, y él, un productor y guionista, también con muchos trabajos a su espalda. Y todo por decir una obviedad. Estamos en un momento histórico donde dar un argumento cuya consistencia es palpable, no sólo es puesto en duda, sino que se censura de forma violenta y salvaje.
A la pareja formada por Macarena y Aldo se les preguntó sobre si existía un «Me Too» en el cine español. Aldo Comas dijo: «Que se denuncie, pero que vayan a la Policía y no a Instagram. Que vayan a los juzgados y no a la televisión, que es a donde se debe ir para denunciar algo tan asqueroso como un abuso de poder o una violación». La cara de asco de Aldo mientras decía estas palabras de los que sí hayan cometido estos delitos, no estaba sobreactuada, como sí lo están las de muchas que aceptan pulpo como animal de compañía, o cualquier denuncia lanzada al aire y sin ninguna solidez de cualquier mujer contra un hombre. Aldo hacía una defensa a ultranza de la justicia.
El que la haga que la pague, pero que no se machaque a quien no hay pruebas para hacerlo, y si se hace, llevarlo al lugar adecuado, un juzgado o una comisaría. Pero esto no gusta a quienes defienden un movimiento justiciero, que no justo, y que se alimenta de avivar un rencor que busca destrozar las buenas relaciones entre hombres y mujeres. Lo malo es que están engañando a bastante gente. Lo bueno, que no lo están consiguiendo con las más inteligentes y bondadosas. Sólo la maldad puede aceptar justificar destrozar la vida de alguien sin pruebas.
Aldo Comas siguió justificando sus opiniones: «Todos los tíos están cagados y pagan justos por pecadores. Está muy bien que se denuncie, pero se ha de hacer con cuidado porque estamos hablando de un tema mayor. Todas las mujeres que atisben a un desgraciado que vayan a la Policía». Acongojar a un enemigo «genérico», al que no ponerle cara, pero sí sexo, ayuda a deshumanizar al objetivo de la caza. Generalizar su maldad presuntamente probada, que haga imposible dudar de lo que dice una mujer. El hombre como animal irracional, y la mujer como ser de luz, cuando ambos sexos sabemos de nuestra igual malicia. Si nos complementamos bien es porque ambos nos sabemos imperfectos.
Macarena Gómez tomó la palabra: «Lo que no se puede es ir difamando a gente ante los que no existe ningún tipo de acusación. Estoy muy en contra de lo que está sucediendo. Se hace daño a las carreras profesionales de muchos hombres porque se comentan cosas sin haber acusaciones de por medio. Ha habido gente que se ha suicidado por este tipo de cultura acusatoria. Hay que denunciar, pero a través de los canales correctos, no me vale un pantallazo en Instagram. A mí me vale una denuncia ante un juez». Querer que se hagan las cosas bien le ha costado a Macarena, y más siendo ella también mujer, un ataque furibundo por parte de las nuevas inquisidoras del siglo veintiuno. Si no piensas como nosotras, te mandaremos a un potro de tortura que no hunda tus huesos, sino tu imagen. No habrá paz para los malvados que quieran tirar el castillo de naipes sobre el que se sostienen unas ideas que sólo buscan un rédito político y económico. La verdad como concepto discutido y discutible. Algo que se puede inventar.
Macarena Gómez y Aldo Comas no son dos peligrosos fascistas pertenecientes a la ultraderecha, aunque estos últimos días se les quiera tildar de ello. Son dos personas libres que quieren una sociedad que también lo sea. La justicia ni tiene ideología ni sirve para lograr un beneficio particular a costa de lo que sea. Eso sería confundirlo con el gobierno de Pedro Sánchez, y por tanto, el final de la misma. Lo dice un servidor, que no vota, pues no le representa ningún partido. La razón debe imponerse al rencor, venga este de donde venga. No tener miedo a ser coherentes, aunque os sintáis en minoría o solos. Gracias por la lección, Macarena y Aldo.