THE OBJECTIVE
Hastío y estío

Un gobierno que miente hasta a los enfermos de ELA

«Un gobierno que sólo se ayuda a sí mismo y deja caer a quien más lo necesita habla de su nula moralidad»

Un gobierno que miente hasta a los enfermos de ELA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibiendo a representantes de los colectivos de enfermos de ELA en el Palacio de la Moncloa. | Alberto Ortega (Europa Press)

Que el gobierno de España es un gran Pinocho es algo que todos sabíamos. Pero un servidor pensaba que hasta los mentirosos tienen un límite, ¿cómo creer a quién nunca dice la verdad de que esta vez sí que cumplirá con su palabra? La respuesta es fácil si quien lo dice es el actual Ejecutivo. Nunca.

Este gobierno es un gran Pinocho, además de por mentiroso, porque está hecho de una madera fácilmente inflamable. Arrasa con todo lo que se le pone por delante y es incapaz o no quiere solucionar ningún problema. Quemados están los afectados por el volcán de La Palma, que tres años más tarde siguen sin recibir las ayudas necesarias, y viviendo en condiciones infrahumanas. Este gobierno, al que le crece la nariz a la velocidad de sus casos de corrupción, prometió ayudar a esta población canaria de manera efectiva y rápida. Pero parecer ser que se les ha olvidado en el mismo lugar donde perdieron su dignidad.

La falta de empatía de este gobierno con su ciudadanía es tan evidente como que el agua moja. Sufren de una insensibilidad que raya la psicopatía. Si no, no se entiende que no actúen ante casos tan urgentes como el de La Palma, la dana en la Comunidad Valenciana y muchos otros, entre ellos el que da título a este artículo. La inacción del gobierno habla de su maldad o de su incompetencia. Aunque creo que en este caso no hay que elegir, y quedarse con ambas opciones.

Un Ejecutivo que está más preocupado por salvarse de un fango que les sepulta de tal manera, que es el principio de una crónica de una muerte anunciada. García Márquez, que además de gran novelista fue periodista, hizo ficción de lo que está haciendo realidad las muchas y distintas informaciones veraces que está llevando a cabo THE OBJECTIVE. Estas grandes desgracias, ya citadas y sufridas por el pueblo que dicen representar, les importan lo mismo que a usted y a mí cómo se reproduce el oso hormiguero. Aunque con el nombre que tiene ese animal, la curiosidad y la imaginación sí que me pican un poco. 

Pero como decía al principio de este artículo, un servidor pensaba que la mentira y las falsas esperanzas tenían un límite. Que hasta este gobierno que esconde tan bien su corazón, no puede evitar su latido. Que con las enfermedades no hay que jugar, y especialmente con las que su gravedad hace imposible valerse por sí mismo, como es el caso de la ELA 

Jordi Sabaté Pons, activista y enfermo de ELA, ha expresado su profunda indignación con el Gobierno al denunciar que las promesas recibidas para llevar a cabo la ley ELA, siguen sin contar con la financiación para que pueda entrar en vigor. A través de un mensaje en sus redes sociales, Jordi Sabaté pidió disculpas a sus compañeros de enfermedad por haberles generado falsas esperanzas al haber confiado en los compromisos adquiridos por el Ejecutivo. «Me siento responsable por no haber sido cauto y por eso pido perdón». 

Sabaté creyó en la bondad de los desconocidos, y eso con Pedro Sánchez no es posible. Se reunió con él en la Moncloa hace apenas dos meses, y le prometió que la financiación de la ley estaría disponible antes de finalizar 2024, y que tendría un presupuesto de 240 millones de euros. Sin embargo, esas ayudas no han llegado cuando estamos a punto de dar por acabado al año. En el programa de Susanna Griso en las mañanas de Antena 3, dijo sentirse más triste que nunca y que sus compañeros de enfermedad están desesperados. La presentadora le preguntó sí les habían dado alguna explicación y contestó que ninguna, que les ignoraban. 

Ante la frialdad del alma de este gobierno no se puede esperar nada. Nada bueno, quiero decir. Maldad, a espuertas. Ellos que se vanaglorian de no ser religiosos, renegando especialmente de la fe católica, prefieren dejar al pueblo «a la buena de Dios». Que éste los pille confesados y sin defensas. Un gobierno que sólo se ayuda a sí mismo y deja caer a quien más lo necesita habla de su nula moralidad, pero también de una sociedad anestesiada ante semejantes hechos. Una cosa queda clara, los enfermos somos todos.

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