Ana Pastor, entre la verdad y la mentira
«La periodista dirige ‘Newtral’, que suele sacar la basura de los medios y partidos políticos conservadores»
La periodista Ana Pastor fue esta semana a la Cadena Cope a hablar sobre la verdad y la mentira. Dos conceptos que no todo el mundo tiene claros, y que hay quien los confunde de manera más o menos interesada, Pedro Sánchez mediante. Para el presidente del Gobierno hace tiempo que esas dos palabras son conceptos discutidos, y sobre todo discutibles. Todo es relativo para el ‘Albert Einstein’ de la política española. Y no lo digo por su inteligencia, sino por cómo nos saca la lengua a todos de manera burlona.
Todo parece mentira en este mundo que parece una simulación. Una partida de un videojuego jugada por alguien que a veces tiene ganas de ganar y en las demás se deja perder para ver las consecuencias que tiene. Y no hay curiosidad como saber dónde está la verdad y dónde la mentira. Por qué decimos la verdad o mentimos, y por qué lo hacen los demás. En la toma de esa decisión nos jugamos el relato. Nuestra posición en el tema que se está tratando. Mentir o decir la verdad según la importancia que le demos a la cuestión.
Si buscamos protegernos o hacer o no daño a los demás. Hay veces que decir la verdad duele más que un balonazo en la entrepierna, y que mentir puede salvar una situación que hasta ese momento era angustiosa. Decir la verdad o mentir por pura ficción narrativa. Para ver hasta donde es capaz de llegar nuestra invención más inmaterial. Por practicar una «performance» donde los escuchantes son los únicos que no tienen duda de lo que son, aunque no lo sepan.
Todos somos engañados constantemente. Cuando votamos, cuando pagamos impuestos, al principio de cuando nos enamoramos, cuando nos hacemos de un equipo que no sea el Real Madrid y pensamos que le vamos a quitar algún título, cuando creemos que somos fundamentales para alguien, cuando creemos que hacemos cosas que son muy importantes para la sociedad y si mañana desapareciéramos nadie se acordaría de nosotros, y así se podría estar hasta el final de un artículo cuyo final se viera en el horizonte.
Y es que como dijo el ‘filósofo’ Mariano Rajoy, «todo es falso, salvo alguna cosa». Parecía que se estaba protegiendo en un momento complicado donde la corrupción acuciaba al Gobierno que él presidía. Pero lo que estaba haciendo era sentar cátedra de lo que es la vida, aunque él se refería concretamente a la vida política. Pero se puede extender hasta totalizar nuestra existencia. El sistema político se basa en mentiras, también el de Derecho, no puede haber justicia ni verdad absoluta donde pone la zarpa el hombre. Pero tenemos el deber moral de tener que buscar lo que más se acerque a que sean posibles ambas la mayoría de las veces.
Ana Pastor justificó en ese programa cómo es la clase política en relación con ambos conceptos. Que la mentira y la verdad está en ellos porque también lo está en la ciudadanía, ya que son la representación de lo que somos. Cosa que no comparto, pero sería demasiado largo de explicar en este artículo y no es el tema del mismo. Ella dirige la empresa Newtral, que busca los bulos, esa palabra del año en España, en nuestra clase política, en el poder económico y en la prensa. Casi siempre, por lo que sea, suele sacar la basura de los medios y partidos políticos conservadores.
Una verdad a medias, que necesita más que nunca una falda o un pantalón que las cubra por lo sesgado y el peligro de que esas «medias» se llenen de carreras. No salir corriendo a ver qué pasa en la casa de enfrente ideológica para tener la otra cara de la noticia, para intentar evitar que se te ponga roja la tuya. Pero este artículo tampoco va de criticar a Ana Pastor, pues el que no sea más o menos tendencioso, que tire la primera piedra. El problema está en que se te note tanto de qué pie cojeas, que no te permita estar erguido de manera digna.
Ana Pastor también dijo que la mentira lejos de castigarse electoralmente, se perdona porque son los tuyos los que te han engañado, y que era precisamente eso lo que había que condenar y tener su penitencia. A un servidor le parece una crítica velada al electorado que ha votado socialista. Si esas personas se saben engañadas por su partido político y siguen votándoles, ¿por qué no deberían sentirse de la misma manera cuando se informan en según qué programas? Saber que no les dicen toda la verdad, pero es que en la mentira está lo que quieren escuchar.
Pastor estuvo especialmente lúcida cuando expresó que antes había más discrepancia tanto en el espacio público como en el privado, en la opinión sobre el «amado líder», y se ha radicalizado y convertido en un bloque compacto cuya adhesión a ese «ser superior» es incuestionable. Otra vez vuelvo a ser malpensando, y por tanto acertaré: se refiere a Pedro Sánchez y a quien critica por adorarle es al votante socialista.
Me extraña que ella vea, como dice, cómo son manipuladas esas personas y cómo actúan por puro instinto, pero nunca por la razón. Puede que la respuesta esté, y perdón por repetirme, en los programas donde se informan. Ana Pastor puede poner TVE por las mañanas e intercalarla con la cadena Ser. Podría seguir dándole otros ejemplos que respondan al porqué sociológico de lo que ella ha constatado. Y no habríamos llegado ni al mediodía. Ana Pastor tendría toda la tarde libre para poder ir a nadar como Kafka, mientras la guerra mediático-política continúa.