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Opinión

Montero, la genuina responsable de la guerra de los decretos

La ministra de Hacienda lleva dos años sin presupuestos del Estado, lo que ha llevado a Sánchez a hacerse un Waterloo

Montero, la genuina responsable de la guerra de los decretos

Ilustración de Alejandra Svriz.

Las escaramuzas políticas de las últimas semanas culminaron con una sonora derrota parlamentaria del Gobierno cuando trataba de aprobar un Real Decreto (otro más y van…) de los que acostumbra utilizar como remedio y disimulo de yerros anteriores. El fracaso del Ejecutivo, en ausencia festivalera del presidente, de bolos por Davos, lo tuvo que asumir la vicepresidenta y Ministra de Hacienda, doña María Jesús Montero. Un caso de justicia poética, ya que su incapacidad para hacer unos Presupuestos es la causa de todo el guirigay.

La tormenta de opiniones a que dio lugar dicha derrota, se produjo en los términos habituales, de culparse unos a otros, de echarse en cara la calaña de los compañeros ocasionales de voto, léase los siete niños de Écija, pero con barretina. Los políticos, ajenos a la incertidumbre, cuando no angustia, que el desastre parlamentario ha provocado en la gente, estaban a lo suyo. Un Gobierno atolondrado negociaba su Waterloo del mes con Puigdemont, El Ojitos de los siete de Junts, el único de la partida, que siempre se salva.

La escena del Ejecutivo velando armas hasta que el jefe de los siete les redactó el nuevo decreto que tenían que aprobar es hasta cruel y, desde luego, constituye el primer caso documentado de un Consejo de Ministros que aprueba un (otro) Real Decreto dictado por teléfono desde algún lugar de Europa.

Todas estas idas y venidas, tratadas hasta el agotamiento por políticos mediáticos y por analistas profesionales han dado en encontrar, según los guisos propios, culpables a los otros. El otro es el culpable siempre, como nos dejó dicho el magnífico Thomas Tryon.

Pero no, en este caso la culpable real y entera del desaguisado inicial, la responsable de llegar a donde hemos llegado con la guerra de los decretos es nada más y nada menos que doña María Jesús Montero, la incapaz vicepresidenta primera, la ineficiente ministra de Hacienda, la hooligan vicesecretaria general del PSOE, la candidata in pectore a presidir la Junta de Andalucía. 

La señora Montero, nos engañó gravemente dos veces, el año pasado y el anterior. Aseguró durante semanas que habría presupuestos para 2024, porque, en realidad, el continuismo del PSOE en el Gobierno así lo garantizaba. No los hubo porque renunció a presentarlos con tan feble argumento como que se había echado el tiempo encima tras las elecciones de julio.

Durante todo 2024 nos volvió a mentir asegurando que los presupuestos los tenía atados y bien atados y que una vez que se solventaran en el Congreso las maniobras obstruccionistas del PP en el Senado, presentaría el proyecto de ley correspondiente. Luego de unas disculpas oportunistas sobre los congresos de sus aliados catalanes y de su propio partido, nos ha traído hasta 2025 sin presupuestos. Y parece que hay cierto conformismo gubernamental con la situación.

La dejadez de la ministra de Hacienda abocó al Gobierno a presentar el día de Nochebuena pasada el Real Decreto tutti frutti que finalmente ha tenido que retirar el Gobierno tras la derrota parlamentaria y ha provocado la publicación del otro Real Decreto, el de Waterloo, de esta semana. 

Lo mejor que se me ocurre decir de la señora Montero es que ejerce sus obligaciones a medias. La de subir los impuestos. La de organizar, distribuir y controlar los gastos no va con ella.

Créame, no es nada personal.

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