The Objective
Hastío y estío

Jenni Hermoso, la ocasión la pintan calva

«Se ha beneficiado todo lo que ha podido de ser famosa por recibir un beso en un campo de fútbol»

Jenni Hermoso, la ocasión la pintan calva

La fultbolista Jenni Hermoso en 'Planeta Calleja'

España es lo que va desde que comienza un juicio mediático hasta que empieza el siguiente. El de esta semana es el de Rubiales y Jenni Hermoso. Un expresidente de la federación española de fútbol y una futbolista que poco o nada nos interesarían si no fuera por un beso. 

El “Mortadelo de Hacendado” no se ha disfrazado ni se ha escondido nunca para demostrar un ego desmedido. No hay nada peor que darle poder a alguien que cree que se lo merece, y de manera vitalicia. En eso se parece mucho a nuestro Pedro, con el que compartía una buena relación hasta que a Sánchez no le interesó que fuera así. Bastante tiene con lo de casa, como para ponerse a limpiar las golferías de la Federación Española de Fútbol. Pero siempre hay una excepción, que es la que le permita a él seguir gobernando. Si hay que darle la cautelarísima al Barcelona para inscribir a Dani Olmo, se hace y punto. 

Lo más divertido de nuestro país es que los “negocietes extraños” desarrollados por el que no tuvo tiempo de ir a Turquía a ponerse pelo, no hayan sido los que hayan acabado con la trayectoria laboral de Rubiales. Que un beso haya conseguido sacar a la luz lo que era y estaba oscuro, habla de que todo signo de cariño acaba por tener algo bueno. Este señor es de Motril, y yo tuve una novia de esa ciudad granadina. Son las excepciones de una regla donde el amor se da como no se debe. 

Luego está Jenni Hermoso. Conocida por ese beso y no por ser futbolista. Y no pasa nada por ello, si se reconociera. Habrá quien se moleste por ello, pero es que la verdad duele cuando toca territorios sensibles. Ni en esta semana que están todos los focos puestos en ella tendría problemas para darse una vuelta por la Gran Vía madrileña. Nadie la pararía ni le pediría fotos. Pero tampoco a ninguna de sus compañeras de la selección, que se han hecho tan antipáticas como olvidadas por el público. Sus reivindicaciones propias de niñas malcriadas, dan vergüenza al resto de mujeres que practican otros deportes con más sacrificio y menos repercusión. En la televisión pública nos han metido con calzador los partidos de esta selección femenina de fútbol. Un servidor no ha visto quejarse porque no las televisen a las selecciones femeninas de otros deportes, o mujeres deportistas que practiquen deportes individuales. Siempre lloran más quienes son más privilegiadas. 

Jenni Hermoso fue la primera en hacer bromas con la situación desde el mismo día en que ocurrió. La ocasión la pintaban calva, y nunca mejor dicho. Aprovechar la jugada, mejor que cualquiera de las que haya realizado sobre el terreno de juego, y sacarle todo el jugo a la acción. Los contratos publicitarios aparecieron en su vida y no por la práctica del fútbol. No dijo que no a beneficiarse de algo que según ella le había hecho tanto daño. Eso sería algo inmoral y por tanto que nunca haría. Y aquí lo irónico no lo pone un servidor, sino las acciones llevadas a cabo por ella. Se ha beneficiado todo lo que ha podido de ser famosa por recibir un beso en un campo de fútbol y con cientos de cámaras enfocándola. Algo público y a la vista de todos que no pasó de ser algo de mal gusto y cuya condena no puede pasar de un leve escarnio público y como mucho una multa económica. La cárcel podría ser el hogar de Rubiales si se llega hasta el fin de sus presuntas corruptelas en sus variados negocios y si se ve que hay delito. 

Que a Jenni Hermoso el asunto se le fue de las manos se terminó de evidenciar cuando aceptó presentar “las uvas” en Televisión Española. Antes de que Broncano y Lalachús perpetraran su teatrillo, lo hizo esta futbolista y no por sus dotes con la pelota. Un beso para pasar de un año a otro, y retroceder cientos de ellos. En esa Nochevieja de 2023 le acompañaban la cantante Ana Mena, que llena estadios con su música y Ramón García, presentador de televisión de éxito durante varias décadas y también de las campanadas. Y allí estaba Jenni por su beso. Hemos avanzado mucho, sí señor. 

Mientras tanto, algunas de sus compañeras como Alexia Putellas o Aitana Bonmatí debaten sobre si es adecuado llevar la Supercopa femenina de fútbol a Arabia Saudí. La moralidad se les mezcla con lo crematístico. La pela es la pela, y con ella se puede comprar todo, hasta los valores que se suponen más profundos del feminismo. Eso sí, ni una sola palabra para defender a Cristina Palavra, mujer del futbolista del Mallorca Dani Rodríguez, que se quejó del acoso sufrido por ella y otras mujeres en el campo de Arabia Saudí durante la Supercopa masculina. Tampoco dijo nada Irene Montero o la actual ministra de Igualdad. Supongo que son “menos mujeres” o de peor calidad. 

Es una pena hacer un circo de algo tan serio como debería ser ir a juicio. Esta sociedad del espectáculo lo aguanta todo. Pero tarde o temprano la razón acaba por imponerse. Mientras tanto sigamos entreteniéndonos o ridiculizándonos como nos lo merecemos. 

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