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Opinión

¡Montoya, por favor!

«Aunque parezca mentira, el fenómeno no se ha quemado todavía, le queda mucho camino por recorrer»

¡Montoya, por favor!

Montoya, uno de los protagonistas del viral incidente en 'La isla de las tentaciones', rasgándose las vestiduras por despecho. | Mediaset España

Es el grito de moda. Ya puede escucharse en una retransmisión de la WWE en Estados Unidos, un partido de la Bundesliga o en una campaña de McDonald’s en Francia. Que los jugadores de baloncesto del París salgan a la cancha alentados por ese bramido confirma que el fenómeno ha traspasado la viralidad de las pantallas para materializarse en la vida real como un reflejo del éxito de la cultura popular, imponiéndose en nuestro día a día a escala universal.

«¡Montoya, por favor!» es el grito de una impotente Sandra Barneda ante una fuerza de la naturaleza alimentada por los celos, la virilidad herida y el orgullo acribillado ante millones de espectadores, corriendo por la playa, descamisado, bajo el reflejo de una tormenta inminente, perseguido por unos cámaras que han hecho historia en televisión. Y es el grito que ilustra ahora mismo cualquier meme sobre una carrera o persecución, el concepto de moda que utilizan todos los CM de las principales cuentas deportivas: el USOpen (2,3 millones de seguidores), el Ajax (1,9 millones), el Flamengo (11 millones), la Liga Endesa (435 mil), el Borussia Dortmund (2,6 millones), La Liga (12,8 millones) o la Fórmula 1 (10,8 millones). Un impacto sin precedentes el que ha logrado la octava temporada de La isla de las tentaciones en Telecinco.

Cuando la cuenta @popculture, con más de dos millones de seguidores, colgó el famoso vídeo comentando que las imágenes eran «puro cine» y «no hace falta saber español para entender lo que pasa», se puso en marcha la maquinaria de la viralidad. Los franceses fueron los primeros en retuitear, fascinados con el clip. A continuación siguieron los italianos. En ambos casos, sorprendidos porque el formato español del reality era muy explícito con las imágenes de la infidelidad. ¡Y eso que todavía no había llegado la felación subacuática en la piscina! Están todos que alucinan. No es para menos, porque los concursantes españoles tienen las hormonas muy revolucionadas y el listón ético-sentimental a ras de suelo. «Ahí hay mucho fornicio», ya lo dijo María en la bañera de La Revuelta antes de fichar como contertulia del debate del reality.

José Carlos Montoya, 29 años, natural de Ubrique, recepcionista de hotel, no se ha visto en otra igual. Hasta Whoopi Goldberg le ha dedicado un debate en su programa The view, donde ha reconocido que esa carrera son los dos mejores minutos que se han visto jamás en un reality, reclamando para el programa español un Emmy honorífico. La actriz y presentadora, además, señala que el vídeo ha sido visto por más de 155 millones de personas. Ya sobrepasa los 200. Para los espectadores norteamericanos, el apellido Montoya tenía connotaciones cinematográficas: «Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir», era la icónica amenaza de uno de los protagonistas de la inolvidable La princesa prometida. Un nuevo Montoya se ha ganado al inconsciente colectivo.

Por si fuera poco, el propio meme ha mutado en parodia: desde la versión con la voz el Pato Donald, la versión con Super Mario Bros, Los Sims, Heidi o Shin Chan. O con guiños metatelevisivos, como el de Jorge Ponce en La revuelta. Aunque parezca mentira, el fenómeno no se ha quemado todavía, le queda mucho camino por recorrer, entre otras cosas porque el formato sigue alimentando al personaje cada semana con nuevos momentazos en la hoguera. Y la actitud de su novia, Anita Williams, en su papel de villana ‘ponecuernos’, es perfecta para reforzar el papel de macho herido de esta víctima romántica que se expresa con el lenguaje universal del dolor: sus gritos desgarradores, su cara desencajada, su tendencia a arrancarse la camisa… Todo es comprensible para el espectador, aunque no entienda ni papa de español. Ni papa frita, que diría Montoya, que también marca tendencia en el lenguaje. Y nosotros que pensábamos que La isla de las tentaciones había alcanzado su cénit con «¿Tú ves normal un coño en tu nuca?»… Somos unos ingenuos.

Visto el éxito en una cadena envuelta en una crisis de audiencia sin precedentes, Mediaset se agarra a Montoya como un clavo ardiendo. Ya lo tienen como talismán de Supervivientes y es la estrella indiscutible que van a exprimir hasta la extenuación. Pero no solo lo desea el grupo audiovisual que ha visto nacer a la nueva estrella del momento: Montoya ha protagonizado ya diversos anuncios e, incluso, ha colaborado con Ibai Llanos en una carrera por la playa como parte de la promoción del streamer en plena campaña por adelgazar. El fenómeno no para: ¡Montoya, por favor!

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