Ione Belarra, la amiga estupenda
«’Las dos amigas’ han tenido siempre claro que sus políticas iban de tener siempre lleno el ‘monedero’»

Irene Montero e Ione Belarra.
La amistad entre mujeres es lo único bueno que ha dado la última ola del feminismo. Un vínculo inquebrantable que se ha puesto en duda durante muchos momentos de la historia debido a frases como que el peor enemigo de una mujer es otra mujer, o la manera que tienen de competir entre ellas y la envidia. Mujeres que hasta ese momento recelaban de otras, por arte de esa magia gris, como lo es todo que empieza pareciendo blanco y puro, pero resulta ser de una oscuridad tan negra como manifiesta, empezaron a creer en las otras por ciencia infusa o por pura fe, que elijan ellas la que más les guste. Para un servidor, este último feminismo se trata de un credo radical y autoritario. Algo de lo que sacan beneficio quienes están en sus élites. Faraonas sin la gracia y el talento de Lola Flores.
Y aquí surge la figura de nuestra protagonista, Ione Belarra. Una amiga que ha demostrado estar en las buenas y en las malas, y que como consecuencia de ello ha recibido cosas de ambos extremos. Una amistad con Irene Montero que la ha llevado a ser la líder y Secretaria General de un partido político como Podemos. Sustituir el amor romántico o de pareja por el de una amiga explica como ninguna otra cosa el amor al poder de esta amistad más electoralista e interesada, qué por feminismo, meritocracia, o brillantez.
La amiga estupenda es la primera novela de La saga napolitana escrita por Elena Ferrante. Según The New York Times es el mejor libro de lo que llevamos del siglo XXI. Cuenta la historia de una amistad de por vida entre dos mujeres napolitanas de orígenes muy humildes, con caracteres tan distintos como el desarrollo de sus vidas. Elena Ferrante es el pseudónimo de una escritora de la que se saben muy pocas cosas personales, entre ellas su aspecto, pues no ha querido que haya fotografías suyas. Un oscurantismo muy propio del partido Podemos de estos días, donde el feminismo tan en su boca siempre, parece que permaneció escondido cuando el presunto agresor y aliado de la causa pertenecía a sus siglas políticas. Y es que «las dos amigas» han tenido siempre claro que sus políticas iban de tener siempre lleno el «monedero». Que cabalgar las contradicciones no te haga perder la carrera. Utilizar el feminismo sólo como caballo ganador.
Pero aquí lo entrañable es esa amistad tan pura entre Ione Belarra e Irene Montero. Dos mujeres luchando contra los elementos. Y para muestra, los que había en su partido, intelectuales del sobeteo y del impulso incontrolado, profesores que preferían que fueran ellas quienes les enseñasen (sobre todo sus anatomías), demostrando una humildad mezclada con sus incoherencias. Tuvieron que llegar ellas para limpiar el partido. Espero que no se vea ninguna connotación machista con esta frase. No hablo de coger el mocho o la fregona, sino de abrir las ventanas y airear unas habitaciones donde olía a un sudor frío que recorría las espaldas de algunas mujeres pertenecientes a ese partido. Hedor a heteropatriarcado, porque allí sí que se llevaba a cabo ese concepto. Y es que ahora sabemos que si lo repetían tanto es porque sabían de lo que hablaban, pues era la manera cómo se organizaba el partido.
Pero la amistad de Ione con Irene se hace más evidente en las malas, como ocurre en estos momentos. Todos sabemos que no hay dos sin tres. Tras los casos sacados a la luz de los dos tercios masculinos fundadores de Podemos y su gusto por violentar a las mujeres, el otro tercio restante tiembla expectante a que le llegue su momento. Belarra lo sabe todo, porque las mujeres que han sufrido algunos de los actos llevados a cabo por estos, se lo han dicho a ella. También lo sabe su amiga, pero Ione sabe que no hay que meterse en la manera cómo lleva su relación con el que se cortó la coleta, pero muy poquito. Cada relación tiene sus códigos y cualquier elemento exterior no es bienvenido. Puede que Irene Montero esté sufriendo en silencio la más que probable salida al exterior de cosas parecidas a las de los dos hombres desterrados por la formación. El caso de Fernanda, pareja de un youtuber muy conocido, es un ejemplo conocido. Pero para eso están las amigas, para acompañar en estos momentos. Para esconder la basura, aunque esta se salga del contenedor porque rebosa.
Celebro la vida personal de Belarra. Una mujer emparejada con el padre de sus hijos. Las pocas noticias que hay sobre ellos es que son una familia muy bien avenida, de lo que me alegro sinceramente. Una excepción que confirma la regla en su entorno laboral de estos últimos años. Sólo le queda abandonar ese barco a la deriva que es Podemos para llevar una vida plena. La amiga estupenda lo será del todo si le marca el camino a la que sigue desorientada.