Juana Rivas devorando a sus hijos
«Las sentencias siempre liberan al padre, pero las adalides del ‘feminismo’ siguen con su huida hacia delante»

Juana Rivas. | Jesús Prieto (Europa Press)
Juana Rivas se dejó embaucar por los cantos de sirena del movimiento más dañino tanto para las mujeres como para los hombres. La última ola del feminismo ha sido uno de los movimientos más reaccionarios de las dos últimas décadas. El hombre es un monstruo para la mujer. Dudar de ello y decir que la mujer no es un ser de luz ni virtuoso, te hace merecedor de la hoguera. Algo que no debe ser opinable ni discutible. Las mujeres no mienten y son siempre las víctimas, menos en los casos de los hombres fundadores de Podemos. Entonces hay que callar y bajar la cabeza, como buenas mujeres sumisas al patriarcado.
Juana, «yo sí te creo», le dijeron las principales voces de un movimiento basado en arrasar por donde pasa. Le demostraron una fe inquebrantable en lo que ella decía, aunque renieguen siempre de toda religión y credo. Ellas, que practican el método científico, con Juana no tuvieron necesidad de hacerlo. No necesitaron constatar los hechos para apoyarla y animarla a llevar a su exmarido a los tribunales y acusarle de maltratar a los hijos de ambos.
Juana Malamadre Rivas, se quiso ganar ese apodo cinéfilo desde ese momento. No tuvo necesidad de ver Celda 211 donde Luis Tosar interpreta a un preso así apodado. A Juana Rivas, como al personaje, le vino de perilla, ese momento de esplendor autoritario del feminismo para intentar conseguir sus objetivos, aún a sabiendas de que no eran ciertos. Intentar destruir la vida del padre de tus hijos conociendo las secuelas que podía dejar en él, pero sobre todo en sus hijos. La que debería estar en prisión por su mala actuación es ella y no Tosar, que bordó ese papel de recluso violento, y por el que ganó un merecidísimo Goya. Un cuadro pintado por ese aragonés eterno que se podría titular Juana Rivas devorando a sus hijos.
Los partidos adscritos al movimiento feminista vieron en este caso la gallina de los huevos de oro. Una mujer evidentemente desequilibrada emocionalmente y capaz de cualquier cosa, era la marioneta perfecta para ser movida por unos hilos tan visibles como interesados. Tras varios años con el caso donde las sentencias siempre liberan al padre, las adalides y líderes de este movimiento en las organizaciones políticas, siguen con su huida hacia delante. Este mismo año, Yolanda Díaz hizo estas declaraciones: «Un maltratador nunca será un buen padre. Desde el Gobierno de España estamos al lado de Juana Rivas y sus dos hijos. Vamos a hacer todo lo posible para que su hijo Daniel no tenga que regresar a un clima de violencia». También hace pocas semanas, Irene Montero apeló al Convenio de La Haya para que España no entregase al hijo pequeño de Juana Rivas a su padre. Por último, Ione Belarra instó en el Congreso a fijar el «Día de las madres protectoras», y puso como ejemplo a Juana Rivas. El trío calavera dejando en los huesos al Estado de derecho.
Una madre no puede proteger a sus hijos cuando les malmete y les miente sobre su padre. Cuando les dice que este les ha pegado muchas palizas durante sus pocos años de vida. Hacerles creer algo que ellos como protagonistas saben que no es así. Hacerles dudar de su verdad y manipularles para dejarlos en un estado de intranquilidad y alienación constante.
Por suerte para este padre inocente, esta semana han salido unos audios donde el hijo pequeño, Daniel, que ahora está secuestrado por la madre tras la última sentencia, ya que se niega a entregarlo, habla con su padre y le dice textualmente: «La mamma nos dice que tú nos pegas, y no es verdad. Y luego va la mamma donde los Carabinieri [la policía italiana] y vamos todos a la policía y decimos lo que tú nos haces, pero tú no haces eso, decimos mentiras a los policías, pero no es verdad. Y dice la mamma que tenemos que hacerlo. Y vamos a España con ella, pero yo quiero estar contigo y con mi familia. Entonces le digo a Gabriel [su hermano] cuando estamos aquí, lo que decimos con la mamma no es verdad, pero él dice que sí es verdad. Y yo le he dicho que no. Hay unas mujeres que me dicen que tú me pegas, y yo les digo que no es así. Los abogados dicen que un día te vas a morir, y que yo me quedaré con la mamma, y ella está de acuerdo. Ella está pensando llevarme lejos de ti o esperar a que te mueras». Este audio es de 2019 y el niño tenía seis años.
Tras hablar con los servicios sociales, diferentes pediatras, incluso con los vecinos, la justicia italiana ha decidido que la custodia del hijo pequeño le pertenece al padre, pero Juana Rivas, en su megalomanía extrema, se niega a entregarle a su hijo. Hay que recordar que el hermano mayor en 2018 dijo textualmente: «Mamá es como si me hubiera lavado el cerebro hablándome de papá. Diciendo mentiras sobre papá. Diciendo que él me golpeaba. No es verdad». Eso lo aseguró bajo un peritaje forense. Lo que ha quedado claro es que en este caso sólo hay tres víctimas, y bastantes más verdugas.