Los ingleses inventaron el rugby… para que los franceses se arruinen
«Los galos ganan el Seis Naciones con su Federación ahogada en deudas por un déficit crónico y los gastos del Mundial»

La selección francesa celebrando el título del Seis Naciones de rugby. | Reuters
En la Edad Media, los británicos jugaban a una cosa extremadamente violenta llamada mob football. Un entretenimiento de villanos que las autoridades intentaron erradicar, sin éxito, una y otra vez. En el siglo XIX, la intelligentsia victoriana asumió toda esa energía civilizándola con reglas y elitismo. El deporte se dividió en dos. De una rama surgió el fútbol, más domesticado pero pronto asumido por las clases populares hasta convertirse en un gran negocio, como narra la fabulosa serie Un juego de caballeros. De otra, el rugby, más salvaje pese a su invención por William Webb Ellis, un estudiante de Teología del Colegio de Rugby y paradójicamente mantenido como deporte más minoritario y exclusivo. De pijos, dicen algunos.
Por supuesto, a estas alturas del siglo XXI y del capitalismo global, el rugby también se ha convertido en un negocio. No llega a las cifras desaforadas de su primo, el fútbol, pero proporciona pingües beneficios. Según MarketIntelligence, su mercado global tiene un valor de 6.000 millones de dólares, entre venta de entradas, productos, derechos de retransmisión y patrocinios. Aunque el Mundial de la especialidad gana cada vez más enteros, ese carácter exclusivo hace que el torneo más relevante siga siendo el más tradicional, el Seis Naciones, que juegan Inglaterra, Irlanda (las dos, unidas casi exclusivamente por este deporte), Gales, Escocia, Francia e Italia.
Según el gurú del rugby Ian Mallon, en solo dos años tras la adquisición en 2021 por CVC Capital Partners de una séptima parte del Seis Naciones por 413 millones de euros, el valor de la marca deportiva ha crecido un 30%. Aquella operación, que tasó el negocio en 2.890 millones de euros, lo ha aumentado entre 800 y 1.000 millones gracias a los nuevos acuerdos de derechos de retransmisión y de marketing. Y Mallon sostiene que si a esto añadimos el aumento de los ingresos procedentes de las entradas y la mayor visibilidad del torneo, la cosa podría haber llegado en 2023 a los 3.900 millones de euros.
El torneo de este año lo ganó el sábado Francia al imponerse por 35-16 a Escocia en París. En este entretenido reportaje con aire retro de RTVE, un actor pone en boca del muy inglés inventor del rugby la indignación ante el gusto francés por el ‘sacrilegio’ en la materia… a la que sigue una frase no muy ortodoxa teológicamente: «París bien vale una misa». El torneo comenzó en 1883 con los cuatro equipos de las islas británicas, pero en 1910 se impuso la lógica mercantil y se admitió a Francia. En el año 2000 entró Italia, que de momento se limita a coleccionar cucharas de madera (ignominioso trofeo al último clasificado), aunque este año ha conseguido un meritorio cuarto puesto.
Francia, en cambio, con este último ha ganado ya 20 títulos del Cinco Naciones y seis del Seis Naciones, solo por detrás de Inglaterra (23 y siete) y muy cerca ya de Galés (23 y seis), donde el rugby es religión. Eso en lo deportivo. En lo económico, SportBusiness asegura que los galos «siguen siendo la potencia financiera del rugby europeo», porque su federación, la FFR, «genera la mayor cantidad de ingresos por patrocinio en el Seis Naciones». Una encuesta de YouGov mostraba que el 46% de los franceses tenía la intención de seguir el torneo. Marcas como Le Coq Sportif, Adidas, Orange, Société Générale, TotalEnergies y Renault se dejan el dinero con gusto, elevando los ingresos totales de la FFR a unos buenos 130 millones de euros.
Sin embargo, la FFR ha ejercido de cigarra más que de hormiga. «Si mañana tuviéramos que pagar estos 57 millones de euros [de déficit], ¡estaríamos en bancarrota! La FFR no tiene la capacidad financiera para asumir esta carga», dijo su presidente, Florian Grill, el mes pasado en Le Figaro. De esos 57 millones, 36 millones son de déficit operativo y 21 millones de ajuste fiscal relacionado con la organización del Mundial de 2023. Ya han comenzado, dicen, a implementar medidas de ahorro de hasta 18 millones de euros por temporada, y esperan aumentar los ingresos. Por la victoria en el Seis Naciones se embolsará 7,7 millones de euros. Algo es algo, diría un irónico William Webb Ellis.