THE OBJECTIVE
Hastío y estío

José Bretón, un libro no tan abierto

«Una madre se merece decir la última palabra, y cuando será el momento adecuado para que sea por escrito»

José Bretón, un libro no tan abierto

José Bretón.

José Bretón quiso expresarse como un libro abierto en el que ha escrito y firmado Luisgé Martín. En dicho libro, de título El odio, Bretón reconoce haber asesinado a sus hijos, Ruth y José, cuando tenían seis y dos años. Los hechos ocurrieron el 8 de octubre de 2011, y desde ese momento se convirtió en uno de los casos más mediáticos. José Bretón fue condenado a una pena de 40 años de cárcel por los hechos que confiesa por primera vez en este libro.

Esto es lo que ha llevado a la Fiscalía Provincial de Córdoba a abrir diligencias de nuevo, entendiendo que el libro puede estar incurriendo en una vulneración al Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar, y a la Propia Imagen. En el escrito de Ruth Ortiz, madre de los niños, afirma que la publicación de esos detalles le están provocando «nuevos daños psicológicos», porque algunos de ellos ni siquiera están recogidos en la sentencia que llevó a la cárcel a Bretón. 

La noticia está en que la salida al mercado de este libro estaba prevista para el próximo 26 de marzo, y la editorial Anagrama, que es la que publica el libro, ha decidido suspenderla temporalmente. La denuncia llevada a cabo por la madre de los menores, Ruth Ortiz, ante la Audiencia Provincial de Córdoba, buscaba frenar la salida comercial del libro, y la editorial con este parón supuestamente momentáneo, deja en un limbo su opinión y cuáles serán sus siguientes pasos al respecto. 

Cuando se trabaja con un material tan sensible como es el asesinato de unos niños a manos de su padre, es sencillo comprender que cualquier paso, dado en falso o no, sea visto como un pisotón a nuestras conciencias. La incomprensión y la violencia son dos fantásticos temas para la literatura, pero cuando el dolor es producido por la más salvaje realidad, lo normal es pensar en una escritura realizada por los renglones torcidos de Dios. 

El autor del libro, Luisgé Martín, es un escritor maravilloso. Ganador de diferentes premios por sus novelas, pero también un magnífico ensayista como lo demostró con el libro El mundo feliz, donde entiende el pesimismo como la máxima lucidez posible de nuestra inteligencia. «La vida es un sumidero de mierda, un acto ridículo o absurdo, pero nos comportamos ante ella con una estricta solemnidad, convirtiendo en mito o en literatura todo lo que la afecta. La sociedad hace al hombre miserable». Que la vida no es un lugar luminoso lo terminó de constatar cuando aceptó escribir algunos de los discursos de Pedro Sánchez. Y es que por dinero baila el perro para poder pagar esos textos.

Con este último libro ha pretendido hacer un libro a lo Truman Capote en A sangre fría o Norman Mailer con Los ejércitos de la noche. Dos ejemplos de libros del género de no ficción que son un híbrido con esta, pues parten de crónicas de actos reales contados de manera novelesca o literaria.

Pero el ejemplo con el que sin duda más se acerca, es con El adversario de Carrère, también publicada en España por la editorial Anagrama. Cuenta la vida de Jean-Claude Romand, un falso médico que en 1993 mató a sus padres, a su esposa y a sus hijos. Pero donde verdaderamente están los parecidos son en las formas elegidas por ambos autores, Luisgé Martín y Carrère, para encarar sus libros. Ambos eligieron la forma epistolar para ponerse en contacto con los dos asesinos y ganarse así la confianza de estos. Estas cartas eran enviadas a sus cárceles con una periodicidad cada vez más corta, pues notaban como los criminales cada vez estaban más cómodos con esa forma de comunicarse.

También ambos tuvieron una oportunidad de hacer esa comunicación posible de forma presencial en ambos centros penitenciarios. Ambos criminales dejan frases que una vez leídas se hace necesario cerrar el libro, para que la realidad no sea solamente lo que se encierra entre sus páginas. Razón por la que no voy a poner ningún ejemplo, pero, sobre todo, para evitar un sufrimiento a una madre, que no se acaba mirando hacia otro lado o cerrando los ojos.

El libro de Carrère fue un éxito en Francia, y más tarde, con sus traducciones, lo ha sido en el resto de países donde ha sido publicado, incluido nuestro país. Seguramente tanto la editorial como el autor, pensarían que podía pasar lo mismo en España, con El odio. Aquí hay una madre que vive una vida que ya no lo es, y en el suceso ocurrido en Francia el único que sigue sobreviviendo es el asesino. Yo tengo claro a quién de los dos pediría permiso para publicar un libro relacionado con sus vivencias más traumáticas e incurables. Una madre se merece decir la última palabra, y cuándo será el momento adecuado para que sea por escrito.   

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