CR7 y Topuria, de carne, hueso y jamón ibérico
«Eso de que los deportistas son lo mejor del deporte no es una frase hecha»

Ilia Topuria durante la presentación de WOW. | AFP7 / Europa Press
Acudió Ilia Topuria a la Gala Nacional del Deporte que la AEPD (Asociación Española de la Prensa Deportiva) celebró el 17M en Valladolid. Antes de avistar el Pisuerga, su equipo remitió a la organización una serie de peticiones: «Habitación suite, que sea grande porque tenemos que grabar. Limonada natural. Plato de jamón ibérico. Plato de fruta cortada del tiempo. Máquina de café. Hervidor de agua para infusiones con infusiones. Servicio de planchado». Desde la Gala de La Nucía en 2019 no había recibido esta Asociación una demanda similar. Entonces provino de la brigada de Pedro Sánchez que, amén de que se limpiaran pintadas ofensivas contra el presidente en un radio de dos kilómetros, se le habilitara un camerino con agua mineral, flores y fruta fresca. Sorpresa y susto iniciales al recibir los encargos, más propios de estrellas del rock, aunque una vez asumidos y recuperada la serenidad resultan incluso entrañables. Lo que más llamó la atención de Sánchez fue la comitiva, una caravana de vehículos oficiales a la altura de otro autócrata como Donald Trump. A Topuria le acompañaron su esposa y tres personas más de trato exquisito. La cuenta de extras de la suite, la temida dolorosa, ¡67 euros! Ni una queja, todo correcto y «El Matador» de ayer, hoy «La Leyenda» –las estrellas son así…–, un hombre sencillo por encima de todas las cosas atendió a cuantas personas le requirieron para una fotografía o un autógrafo, fueran deportistas o aficionados. Es un fenómeno, también mediático.
En un peldaño superior de la escala mediática reina Cristiano Ronaldo, 40 años, 200 millones de ficha anual, un fenómeno en sí mismo. Un deportista excepcional de quien se dijo en 2009, a punto de fichar por el Madrid, que era un vividor y que, como a Dinio, la noche le confundía. Todo porque apareció dos madrugadas consecutivas en un par de fotografías pegadito a Paris Hilton –o viceversa–, aparentemente achispada, en una discoteca de Los Ángeles. La heredera que no heredó y que se hizo a sí misma después de muchos bandazos, desmintió tener una relación con el futbolista porque, según «The Sun», no era el machote que ella deseaba. Cristiano, simplemente pasaba por allí y de todas las predicciones sobre esa bomba de relojería que estallaría en el vestuario del Madrid y arrasaría en la noche madrileña, no hubo más tormentas que una lluvia incesante de títulos, colectivos e individuales, estos últimos porque CR7 es un deportista insaciable con un ego multidisciplinar que no cabe en la Plaza Mayor.
Cristiano sigue marcando goles con el Al-Nassr en la liga árabe y con la selección de Portugal; con una ambición sin límites, nadie le discute la visión para los negocios. Tiene veintiuna empresas. Invierte en el mercado inmobiliario, en hoteles, gimnasios e incluso clínicas de injertos capilares. Nada se le resiste. Y con una fortuna de mil millones de euros, ya ha marcado su siguiente objetivo: el Valencia. Asociado con un fondo árabe, se lo ha comprado a Peter Lim. Sí, ¡CR7 lo ha comprado! Y será suyo salvo que el equipo descienda esta temporada a Segunda División. Es la única salvedad de la adquisición, que se mantenga en Primera. No hay más cláusulas en las escrituras. Con 28 puntos, ocupa el decimosexto lugar en la clasificación, por delante de Alavés (27), Leganés (27), Las Palmas (25) y Valladolid (16).
Eso de que los deportistas son lo mejor del deporte no es una frase hecha. Son ídolos de carne y hueso, de millones de euros y comidas frugales como Cristiano, y de jamón ibérico y fruta fresca como Topuria. Por encima de las testas coronadas, basta rascar en la superficie para descubrir tejemanejes y componendas que helarían la sangre a la trama de los «Aldama’s boys». Como muestra, este botón: «la WADA (Agencia Mundial Antidopaje, AMA) no es trigo limpio y cobra mordidas», palabra de un importante directivo. Así, como suena. Decidió ignorar las recomendaciones que ponían bajo sospecha a los nadadores chinos, entre ellos 18 medallistas olímpicos, y Estados Unidos dejó de pagar las cuotas de 2024 (3,6 millones de dólares). Sin la contribución norteamericana la Agencia no rula y se ve en la necesidad de recaudar por cualquier concepto cual María Jesús Montero. Alguno tan sutil como obligar a una Federación Internacional que no ha entregado a tiempo la documentación sobre sus actuaciones en la lucha contra el dopaje a pagar una multa de medio millón de euros, so pretexto de prohibir competir a sus deportistas. Una vez abonada la sanción, poco importa que los afiliados a la citada Federación vayan dopados hasta las trancas. Efectuado el pago, desparece el pecado. Así, no extraña que la WADA esté bajo la lupa del FBI, la CIA y la USADA (Agencia Antidopaje de Estados Unidos). Lo sorprendente es que pese a esas investigaciones tan sesudas que dicen que hacen no hayan descubierto todavía los ardides de la Agencia para sobrevivir. Con este panorama, lo fácil es quedarse con Topuria o con Cristiano, DEPORTISTAS con mayúsculas que mueven montañas, también de dinero.