The Objective
Hastío y estío

Leire y la mosca detrás de la oreja

«Creo que la palabra injusticia o el concepto de mala suerte se han mantenido siempre muy alejados de Leire Martínez»

Leire y la mosca detrás de la oreja

La cantante Leire Martínez.

Un día escuchas en la radio un grupo de música. No eres el único. Es un grupo de San Sebastián que se llama La Oreja de Van Gogh. Ese conjunto va cogiendo repercusión. El éxito les abraza de forma sorpresiva para no volver a soltarles. Cada canción se convierte en un himno generacional. Surfean sobre la cresta de la ola hasta que a la playa de la Concha no le queda otra que ponerse a sus pies. Ellos son un grupo de amigos dotados de un talento extraordinario para hacer del pop comercial una extensión de ellos mismos. Además, tocan los distintos instrumentos en la banda y les gusta mantener un perfil bajo en el escenario. Ella es una chica rubia de nombre Amaia y de apellido Montero. Su voz es tan carismática como su presencia escénica, y se hace con la imagen del grupo desde el primer momento.

Todo va bien. Pero hasta de esto también te aburres. El éxito está vacío como decía Francisco Umbral. Estás tan arriba que echas de menos no precipitarte al vacío. Hacer de la comodidad la principal molestia. Probar otras cosas. Arriesgar lo que has conseguido por la necesidad de sentir algo nuevo, distinto. Amaia deja el grupo y prueba la experiencia de cantar en solitario. La cosa no funciona de la misma manera. Siempre hace más frío cuando no estás acompañado. Amaia va perdiendo la luz de su cabellera y la oscuridad galopa de manera rápida por su mente. Mientras tanto, “los chicos del grupo” buscan otra cantante y encuentran en Leire Martínez la mejor opción para sustituir a Amaia. La titular. La reina. Con la que comenzó todo. Ambas guipuzcoanas, pero la noche y el día en cuanto a sus cabelleras. Leire había participado en el concurso de talentos de Factor X en el año 2007, donde cayó eliminada en la sexta gala. En el año 2008 estaba sustituyendo a todo un icono como se había convertido Amaia Montero. Y así estuvo al frente del grupo hasta el año pasado.

Por eso es sorprendente todo lo que se ha montado desde entonces. Cómo se ha victimizado ella misma y cómo ha comprado esa mercancía averiada mucha gente. Leire ha sido y es una afortunada. Y ella, si es sincera consigo misma, lo sabe. Entra en un programa de televisión de talentos donde se presentan cientos de candidatos y ella es una de las escasas dos decenas de personas elegidas. Cae a mitad del concurso, sin pena ni gloria. No es que no gane el concurso, es que no llega a la final, e igualmente consigue ese premio mayor que es ser la cara y la voz de un grupo de éxito como es La Oreja de Van Gogh. Creo que la palabra injusticia o el concepto de mala suerte se han mantenido siempre muy alejados de Leire Martínez.

Leire sabía que la sombra de Amaia era muy alargada en ese grupo. Que se hacía muy difícil separar esas canciones de quien les puso la voz durante esos primeros y principales años de éxito. Con Leire el grupo se ha mantenido en unos niveles aceptables de popularidad, pero muy lejos de cuando estaba Amaia en la formación.

Durante años se ha hablado de la posibilidad de la vuelta de Amaia al conjunto vasco. De lo bien que le venía a ella recuperar su trono perdido, pero también para el resurgimiento del grupo que parecía perdido en una tierra de nadie. En esos momentos la víctima era Amaia, y los chicos y Leire los malos.

En octubre del año pasado, los chicos deciden echar a Leire. Ella lo pasa mal, como es lógico. No entiende que igual que entró porque Amaia decidió marcharse, una sustituta va a tener muy difícil quitarse ese sambenito. Todo da a entender que Amaia va a volver al grupo. Es lo que han querido todos sus seguidores desde hace años, aunque ahora algunos hayan comprado ese victimismo tan barato como contagioso.

Uno no puede sentir lástima por alguien tan afortunada como Leire. Nadie le ha regalado nada, pero el azar ha sido fundamental en su carrera para poder llegar a donde ha llegado, como lo es para todos, para bien o para mal. A ella la fortuna la ha tenido siempre entre algodones y por eso es por lo que se queja ante este mínimo revés, donde no le han quitado nada, sino que su poseedora original ha querido recuperar lo que era suyo. Un servidor cree que Leire siempre estuvo con la mosca detrás de la oreja. Que conocía su temporalidad, aunque esta se estuviese alargando de manera demasiado eterna. Que ese insecto volador de zumbido sutil y alas doradas al sol tenía poco de mosquita muerta, y que está más viva que nunca.

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