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Opinión

OPA BBVA-Sabadell: sería bueno que el Gobierno dejara de estorbar

“El dictamen de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia favorable a la OPA de BBVA sobre Banco Sabadell deja en manos del ejecutivo una decisión que debería ser exclusivamente de los accionistas”

OPA BBVA-Sabadell: sería bueno que el Gobierno dejara de estorbar

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo. | Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)

Con mucha frecuencia me reprochan amigos y lectores lo que consideran mi exceso de confianza en los organismos independientes. Admito que algunas veces me siento defraudado en esa confianza, pero no cejo en el empeño. Creo que hay organismos conceptualmente independientes que han sabido llevar con la dignidad íntegra su difícil cometido. Para la economía de mercado son imprescindibles.

Valga esta introducción para saludar la decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) a dar su visto bueno a la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell (adelanto que no soy cliente ni mucho menos accionista de ninguno de los dos, para evitar cualquier suspicacia). El organismo independiente ha pactado con la entidad ofertante unas mayores garantías para su clientela actual y reconozco que la entidad reguladora y supervisora se ha esforzado en el análisis de la operación, dadas las circunstancias: una OPA hostil, sobre un banco originario y con fuerte implantación en Cataluña, con una base de clientes muy amplia de pequeñas empresas en toda España.

Todo tipo de organizaciones, patronales, sindicatos, cámaras de comercio y, por supuesto, varios lobbies han presionado para que la solución fuera la contraria a la finalmente aprobada por la CNMC. Pero llevar la contraria a muchos no es lo más meritorio. Lo que fortalece el sistema es que la decisión, quizás excesivamente prolongada en el tiempo (el 9 de mayo hará un año del anuncio de la OPA) se ha tomado después de analizar todas las cautelas y prevenciones de la periferia de la operación, después de que el banco haya flexibilizado su postura en algunas cuestiones sustantivas para llegar a compromisos y rehuir que la decisión del organismo de competencia imponga condiciones. Y todo esto conociendo de antemano los nombres de los cinco miembros de la Comisión encargada del análisis, una práctica de transparencia que ya quisiéramos que se prodigara en otro tipo de intervenciones de los organismos reguladores.

Este informe debería allanar el camino para que la última palabra sea la de los propietarios de las entidades, sus accionistas, salvo que… Salvo que el Gobierno se interfiera en el proceso imponiendo unas condiciones que BBVA considere insalvables. La CNMC enviará al Ministerio de Economía su dictamen y este puede elevarlo al Consejo de Ministros si lo cree conveniente o necesario. Y es el Ejecutivo quien decidirá, al fin y al cabo, el destino de la OPA, y puede vetar la fusión, otra extravagancia de la norma. La CNMV  que deberá aprobar el folleto de la operación, se atendrá en su decisión a lo que diga el Gobierno, como sorprendentemente adelantó su presidente, Carlos San Basilio, el pasado 25 de febrero. 

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, desde el primer momento ha afirmado que la operación no le gustaba porque era un límite para la competencia bancaria en España. Cuando los socialistas se ponen estupendos defendiendo la competencia empiezo a temblar. El Consejo de Ministros que analice el dictamen de la CNMC será el momento y el lugar para saber si el ministro de Economía ha amoldado su opinión tras conocer dicho dictamen o si sigue en su obstinada oposición.

Nunca entenderé bien la injerencia gubernamental en situaciones como esta. Ya lo he manifestado en ocasiones precedentes y no creo que por ser bancos los concernidos en la operación haya que ser tan extremosamente intervencionistas. Hoy el mapa bancario español no tiene absolutamente nada que ver con el de apenas hace 20 años. Y la transformación operada se hizo muchas veces por las bravas, con operaciones de salvamento que poco o nada tenían que ver con la conveniencia de las entidades o con las exigencias de la competencia. Contra pronóstico, algunas de ellas salieron bien.

Ahora el momento es otro. Tanto el Banco de España como el Banco Central Europeo pronunciaron allá por el mes de septiembre su nihil obstat, lo que dice bastante sobre la estabilidad de las entidades concernidas, que es sólida, sin perder de vista que, en algún momento, las dimensiones europeas serán una condición de supervivencia. El organismo que vigila los mercados y que tutela el sistema de competencia ha actuado con criterio e independencia. Si llegamos a la publicación del folleto final de la OPA por la CNMV, ¿qué más hace falta?

Está claro. Que el Gobierno deje de estorbar.

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