The Objective
Hastío y estío

Óscar López, un converso como Sánchez manda

«El dios Sánchez sabe que perdonar a un infiel convierte a este en un seguidor más fiel que los que nunca le han fallado»

Óscar López, un converso como Sánchez manda

El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López. | Matias Chiofalo (Europa Press)

Ahora que comienza el cónclave para elegir al Papa, nos enteramos de que dentro del credo sanchista, no todos sus feligreses lo han sido desde el principio. Hay a quien la fe se le va y se le viene de manera tan silenciosa y rápida como un apagón. Seres iluminados por el dios “interés”, el único que les ciega y por el que se arrancarían los ojos.

A veces se duda de la fe de manera limpia y no por razones oscuras y egoístas. La novela San Manuel Bueno, mártir de Miguel de Unamuno, es un buen ejemplo de ello. Dudas razonables donde no se busca un beneficio personal con el posible cambio de ideas, sino que se basa en un pensamiento profundo donde deja de sostenerse con fuerza los andamios que sujetaban hasta ese momento el edificio de los valores que representaban su esencia de ser humano.

En su caso se trata de un cura que comienza a tener dudas de si eligió bien su camino al entrar de esta manera en la Iglesia católica. Sus experiencias personales y lo que ve a su alrededor empieza a hacer que piense que puede que estuviera equivocado él o puede que lo esté la Iglesia. No les cuento más por si no la han leído y quieren hacerlo, no se arrepentirán de la lectura y les hará dudar de todo, cosa muy buena. 

Volviendo al credo sanchista, nos hemos enterado por una información de El Debate, que no todos sus fieles le han rezado y le han agradecido su existencia, sino todo lo contrario, le nombraron en vano y le blasfemaron a sus espaldas. Como si no supieran que el dios Sánchez está en todos los sitios donde su rosa y su puño intenten ser marchitadas.

Óscar López se habría convertido en Judas para traicionar al que era hasta ese momento su único mesías. Ambos, Pedro y él, habían sido uña y carne en el partido desde que entraron en él. Cachorros que iban juntos en la manada, que iban limando sus dentaduras para morder en el momento adecuado y convertirse en los reyes de esa selva que es el partido socialista desde que llegó Zapatero. Uno conseguiría su objetivo, y el otro se equivocaría en un principio en su estrategia, pero a la larga, como a todo político sin alma ni valores, también le ha salido bien, pues ha conseguido alimentar su ego y conseguir un puesto que no hubiera soñado conseguir si estuviera en una organización donde la nobleza fuera fundamental.

En 2016, en el último momento, Óscar López se desmarca de la candidatura de Sánchez en las primarias del partido socialista para apoyar la candidatura de otro converso como es Patxi López. No le importa bajar a las cañerías con tal de ayudar al ese momento nuevo líder suyo para conseguir el objetivo. Se reúne con el excomisario Villarejo, experto en estas aguas fecales, y le pregunta si conoce algo turbio en relación con el funcionamiento de los prostíbulos de la familia de Begoña Gómez, para poder utilizarlo en la campaña contra él.

Pasado el tiempo se entiende esa travesía por el desierto llevada a cabo por el Moisés que ahora lleva esa cosa que a casi nadie le interesa que es el Ministerio de Transformación Digital. Aunque lo que se le ha pedido en el partido es ser el azote de Ayuso, donde solo consigue dar manotazos al aire como si quisiera espantar a unas moscas, que por lo que sea se han obsesionado con él. Estuvo ocho años castigado a jugar en regional preferente, con lo que le ha gustado siempre jugar en primera división.

Dios intenta ser justo, pero también se encoleriza cuando ve que no se le respeta. Castiga con fuerza cuando se le sublevan, pero también sabe perdonar y tener clemencia. El dios Sánchez sabe que perdonar a un converso o infiel convierte a este automáticamente en un seguidor más fiel que los que nunca le han fallado. Agradecen de manera superlativa no haber sido destrozados por ese dios cuando saben que se lo merecían. Soldados que darían la vida por el que se las ha perdonado.

Óscar y Patxi, los Superlópez, son dos ejemplos de conversos cuya única fidelidad es a su significado en el diccionario. Tiene dos acepciones y las dos las cumplen. La primera, dicho de una persona: convertida a una religión distinta de la que tenía. La segunda, que ha cambiado de ideología o de corriente. Conversos, pero nada poéticos. Prosaicos, vulgares, con muchos intereses, pero ninguno elevado.

Publicidad