The Objective
Hastío y estío

Ni las chirimoyas eran del hermanísimo

«Es curioso cómo el presidente del Gobierno, ante los temas referidos a su hermano, hace como si este no existiera»

Ni las chirimoyas eran del hermanísimo

Ilustración de Alejandra Svriz.

Ahora que la reina musical en España es Melody tras su actuación representándonos en Eurovisión, faltaba un rey a su altura. Una «diva» debe tener a un divo a su lado, y no se me ocurre nadie mejor que David Sánchez, el «hermanísimo» del presidente del Gobierno. Melody le puso la voz a un país que desafina gravemente en lo político. La pobre mujer hizo todo lo que pudo, que fue mucho, pero para hacer milagros hay que ir a Lourdes, y no a Suiza, que le ha ido muy bien poniéndose de perfil y manteniéndose neutral ante todo tipo de acontecimientos, ya sea una guerra o un concurso de canciones donde se valora más la extravagancia que la música. Quien no quiso ser neutral para volver a dar la nota, y no la musical, fue «TeleSánchez», con ese mensaje a favor de Palestina tras terminar la segunda edición del Telediario y justo antes de empezar la gala de Eurovisión. El Gobierno decidía desafinar en el nombre de Melody, queriendo ser el «gallo» del corral. Ojalá todos los conflictos fueran tan fáciles de diagnosticar. Israel se equivoca al no ser quirúrgico y certero en sus ataques, y que estos recaigan sobre la población civil de la franja de Gaza, y parte del pueblo palestino y del resto del mundo lo hacen a la hora de no repudiar a un grupo terrorista como Hamás.

Pero hoy quiero que el protagonista sea David Sánchez, el mago de la música. Alguien que aparece y desaparece de los sitios sin saber cómo. Que no sabe dónde trabaja, pero sí donde se cobra. Que es músico sin saber nada de música. Que no sabe tocar ningún instrumento, pero puede dirigir una orquesta. Algunos de ustedes serán unos malpensados y creerán que su hermano mayor ha tenido algo que ver en todo esto. Creerán que como experto en practicar magia negra, sea el Voldemort ibérico, y su hermano, sólo un niño con muchas ínfulas. Aunque de lo poco lógico en esta España circense y sanchista, a este último le crezcan hasta los enanos. Es curioso cómo el presidente del gobierno, ante los temas referidos a su hermano, hace como si este no existiera. Como si el truco de magia consistiera en una desaparición de su vínculo a tiempo tan parcial como judicial.

Pedro Sánchez no tiene problemas en convertirse en el más cainita del mundo. «¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?», el presidente trataría de convencernos de que es un hermano mayor ejemplar y que siempre le habría dado vía libre para llevar la vida que quisiera sin juzgarle ni obligarle a que fuera cómo él le dijera o aconsejara. Viendo algunos de los mensajes que intercambiaba con Ábalos, donde las opiniones discordantes con la suya por parte de miembros del partido no es que no fueran bien vistas, sino que quería que fueran controladas y silenciadas, hace que ese supuesto pasotismo hacia lo que tiene que ver con su hermano, no es que no sea creíble, sino donde se ve precisamente que son uña y carne. De una consanguinidad idéntica.

Pero sí ha vuelto a ser noticia el hermanísimo, David Sánchez, es porque según Vozpópuli, «Un ‘negro’ compuso la Danza de las chirimoyas», la obra cumbre y la única de su supuesta trayectoria musical. La pieza sería del pianista cubano Leonel Morales. Según profesionales de la música, David Azagra, que ese es su nombre artístico, no es que no sea virtuoso a la hora de tocar algún instrumento, sino que sería bastante torpe, y que siendo así no se entiende que haya podido dirigir una orquesta. Pero a un servidor le ha molestado más blasfemar y tomar en vano a una fruta tan noble como es la chirimoya. Es cierto que su nombre suena a guasa, y a no ser tomada en serio. Puede que por esto precisamente, al hermanísimo le gustara ese nombre para una pieza musical que no habría compuesto. Esconder la verdad de manera tan soterrada como pública. Un servidor se ha informado sobre esta fruta tropical. Es originaria de la zona andina entre Perú y Ecuador, y tiene un sabor dulce y ligeramente ácido que recuerda a una mezcla de piña, plátano y pera. Es de color verde con pulpa blanquecina y numerosas semillas negras.

Pero lo más importante son los beneficios que tiene consumir chirimoyas. Mejora el sistema nervioso. Favorece la absorción de glucosa por parte del cerebro, lo cual facilita que este realice sus funciones más correctamente. No se entendería entonces, por qué David Sánchez hubiera elegido ese nombre para su «obra maestra». Si fuera algo consecuente, debería ser un consumidor fiel y gourmet de esta fruta, y esto se debería notar en sus capacidades cognitivas. Pero no saber ni siquiera donde trabaja deja una cosa clara, y no tiene que ver con si es un jeta, sino con que seguramente, no se haya comido una chirimoya en su vida. Él se lo pierde. Las que ganan son las chirimoyas, que seguro que tendrán estómagos más agradecidos donde estar.  

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