The Objective
Hastío y estío

Los presidentes y el amor

«Los políticos son más de ensanchar que de crecer, por eso prefieren una cama ‘king size’»

Los presidentes y el amor

Ilustración de Alejandra Svriz.

La famosa canción decía eso de que «el amor está en el aire». Un sentimiento al que se aspira. Un latido de inspiración. Algo que se respira sin darte cuenta. Una brisa de fentanilo con parecidas consecuencias. De ella no se libra ni la clase política. Se dice que la política hace extraños compañeros de cama, pero lo que no se sabía es que esa frase se podía coger de manera literal. Que no nos confunda esta última palabra de la anterior frase y la relacionemos con otra que se escribe y suena parecido, como es litera. Los políticos son más de ensanchar que de crecer, por eso prefieren una cama king size. Son más de desparramar y desparramarse que de buscar cualquier tipo de elevación que los haga parecer o ser mejores, o subir a otro nivel que les acerque al cielo de cualquier virtud. 

Un buen ejemplo con el que empezar lo encontré ayer en un periódico con Zapatero como protagonista. El titular a destacar era el siguiente: «Estoy tan enamorado de Sonsoles como el primer día que la vi con un chubasquero amarillo». Que Cupido eligiera lanzar su flecha sobre el expresidente un día de lluvia ya explicaría muchas cosas. Un cielo lacrimal donde ni sus pobladas cejas pudieron ejercer de parabrisas. Y es que no se puede detener lo inevitable. En ese chubasquero amarillo se reflejaba la dicha de Zapatero, pero también la mala suerte que tendría el pueblo español a la hora de elegir la pareja que dormiría en la Moncloa a partir de 2004. Un color que ese genio del fútbol que fue Luis Aragonés no podía ni ver. Una superstición que le vino bien a España para ganar la Eurocopa de 2008, a pesar de tener de presidente a un tipo que tenía como fetiche una prenda de ese color. Pero sí hay algo donde está justificado ser supersticioso es en el amor. Llega por puro azar y es una suerte cuando este es bueno y duradero. 

Otra noticia de ayer relacionada con este tema y que tiene a otro presidente como figura principal es Emmanuel Macron, este de la república francesa. Está siendo muy comentada la bofetada que su mujer Brigitte le dio a este en el avión presidencial, momentos antes de situar la escalerilla para bajar del mismo en el viaje oficial que realizan a Vietnam. Tras el bofetón, Macron se mostró sorprendido, y al ver que la puerta del avión estaba abierta, intentó disimular saludando de manera exagerada con la mano. Se ha elucubrado mucho sobre las verdaderas razones de ese acto llevado a cabo por su mujer. La verdad sólo la sabrán ellos, pero en una relación tan extraña como la suya, todo es posible, hasta este «golpe» de realidad. Hay que tener en cuenta que ambos se conocieron cuando él era menor de edad y ella su profesora cuarentona. Macron tenía 15 años y Brigitte acababa de llegar a la cuarta década. Puede que el amor surgiera en una situación parecida a la del avión y quisieran recordarla volviéndola a hacer. Que la chispa prendiese en un momento en el que el adolescente Macron justificara la rebeldía de esa edad, comportándose mal en la clase que trataba de dar la profesora de Brigitte, y que esta le castigara después de darle un «cariñoso» pescozón. Se produciría entonces el primer latido acompasado de sus corazones, y que después repetirían varias veces como código en clave ante esa relación prohibida. Lo que sucedió ayer sería recordar cómo empezó todo. Ella seguiría siendo la profesora disciplinada y Macron el adolescente alocado al que no le quedaba otra que acabar siendo presidente de la república francesa.

Y como no, hay que acabar con nuestro presidente del gobierno. El hombre que durante cinco días paralizó un país para poner a su mujer en el centro. Que cuando le interesó pidió que le acompañara en todo acto del partido socialista, porque pensaba que la presencia de Begoña Gómez le era beneficiosa ante su electorado. Pero de repente y sin explicar por qué, su amada esposa deja de aparecer públicamente. Si cuando querían vender su presencia era para mostrarla como una víctima del machismo y la ultraderecha ante acusaciones infundadas, ahora que la mantienen escondida de todo encuentro público, estarían reconociendo una culpabilidad que estarían aceptando. Esto sí que sería machismo, hacer uso de la imagen de la mujer del presidente según convenga. Pasar de ser una mujer florero a una mujer invisible. Otro truco de magia de ese gran prestidigitador que es Sánchez. Una mujer desaparecida en combate. Un caso para Paco Lobatón. Pero no es fácil encontrar una existencia vacía. La que estaba encantada de ser la muleta en la que sujetaba su marido la justificación de sus políticas, se presentaba con dos, en la graduación de su hija. Siendo su primera aparición pública tras cinco meses. Dicen que el amor es ciego, pero a veces puede que esté cojo. 

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