The Objective
Hastío y estío

García Montero, el tonto útil

«Al protagonista de este artículo le hace sufrir que se critique las acciones del presidente del Gobierno de todos»

García Montero, el tonto útil

El presidente del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

Una de las primeras decisiones que tomó Pedro Sánchez en 2018 tras ser nombrado presidente del gobierno fue nombrar a Luis García Montero director del Instituto Cervantes. Se dice que la primera fue cambiar los colchones de las habitaciones de la Moncloa, y después ya vino elegir al granadino como principal representante de la institución que vela por nuestro idioma en el mundo. La primera se entiende, y la segunda provocó un bostezo que dejó con la boca abierta a cualquiera que crea en la meritocracia y le asquee conseguir las cosas gracias al amiguismo y por coincidir ideológicamente.

Me parece que usted no tuvo que opositar ni pasar por ningún proceso de selección para hacerse con ese cargo. Fue puesto tan a dedo que casi ciega a su necesidad de estar en primera línea de influencia política poniendo como excusa algo tan bello como es la cultura cuando no se la manosea. Usted dirá que ese tipo tráfico de influencias para colocar a los amigos también se da en otros partidos, además de en la empresa privada. También dirá que no es un delito, y en eso estaremos de acuerdo, pero como forma de lograr algo no parece de las más virtuosas, ni morales ni estéticas. Pero es que a un servidor el “y tú más” o “el vecino de enfrente también lo hace” le parecen unas excusas pueriles, como su falso buenismo en mucho de los temas que trata. 

Este artículo que ustedes están leyendo, se debe al que escribió el pasado domingo García Montero en el periódico donde colabora y que tituló “Sanchismo”. En ese artículo, que no tiene desperdicio sí se quiere saber lo que es un mamporrero del poder, el “Lorca malo” dice que “en la dinámica de crispación que la derecha está imponiendo sobre la política española, se ha cargado de furia la estrategia de caricaturizar de forma despiadada al presidente del Gobierno”.

Parece que al protagonista de este artículo le hace sufrir que se critique con dureza las acciones de quien es el presidente del Gobierno de todos los españoles. Lo que no le sienta mal ni le aflige es cómo dichas acciones humillan a la mayoría de un pueblo que no tiene cómo defenderse de ellas. Un presidente que miente, que amnistía a delincuentes, que controla la fiscalía general de Estado y presiona al resto del poder judicial, que hace un uso del dinero público tan partidista como tendencioso, además de despilfarrador, que intenta liquidar metafóricamente a quien intente ensombrecer sus oscuridades propias, sea la UCO o el sursuncorda. Pero al señorito lo que le molesta es que parte de la prensa y algunos partidos políticos definan a su Pedro con adjetivos que sí que le gustan y que no critica cuando algunos de los suyos lo hacen por ejemplo con Ayuso. En esos momentos su poesía se emborrona aún más y los versos se le hacen huéspedes. 

Pero sigamos con ese texto que es un antes y un después en ese tipo de columnismo periodístico que es el artículo-masaje mamporrero, y que García Montero llevó este domingo a sus cotas más altas, difícilmente alcanzables. Nuestro héroe dice “todo se reduce al sanchismo, un adjetivo que se impone en la gramática de la política frente a los sustantivos. No hace falta explicar que se trata de una versión de la realidad adaptada para tontos, gente incapaz de sostener dos ideas en sus cabezas”.

Es que es tan fácil replicarle, que me postularía para dirigir el Cervantes, pues parece que no es necesario ser especialmente inteligente a la hora de razonar, y por lo tanto un servidor cumpliría esos requisitos. Para usted reducirlo todo al sanchismo es algo facilón. Un concepto que en sí mismo resumiría el mal en grado sumo. Pero para usted y los suyos, sí que se puede nombrar a Ayuso y culparla de todo lo malo que a sus ojos ocurren en la Comunidad de Madrid. La presidenta estaría detrás de ese número diabólico en que se ha convertido ese 7.291 referido a las muertes de ancianos en las residencias durante la pandemia.

Sánchez no lo sería todo en este Gobierno, pero la señora Ayuso sí. Y créame cuando le digo que no la he votado nunca ni a ella, ni a ningún otro partido, la partidocracia lo hace imposible. Lo de la ley del embudo se lo saben muy bien, lo estrecho para los demás y lo ancho para ustedes. Pero el embudo está sobre su cabeza, un sombrero ridículo acorde a las ideas que esconde debajo. No quiero dejar pasar lo de llamarnos tontos a los que utilizamos ese término, ya sea hablando o escribiendo. No quiero que olvide que usted también lo es, pues si no, no defendería ni diría estas cosas que dice. Pero usted es un tonto útil para el que le puso a dirigir el Cervantes. Los que tienen un ego indomable se conocen entre ellos, y Pedro sabía que usted le estaría eternamente agradecido de haber sido colocado en un puesto tan importante. 

Para terminar el artículo, García Montero nos obsequia con un ejemplo perfecto para entender esa expresión que es excusatio non petita, accusatio manifesta. Ese poeta metido a gestor, nunca dos conceptos fueron más antagónicos, por lo que es lógico dudar de ellos cuando van unidos, dice lo siguiente: “Un aviso final para todos los que en las redes me vayan a acusar de sanchista por este artículo. Serán muy bienvenidos. Yo resolví mi vida en 1981 con un puesto de profesor en la Universidad de Granada”.

Señor director del Instituto Cervantes, puede que usted no haga esa defensa a ultranza de su jefe por unas razones económicas, pero eso no va a hacer más limpias sus loas estomagantes a un político que ha convertido en basura cada cosa que ha tocado. Que no haya razones crematísticas en esa defensa furibunda de su amado líder, no es óbice para que siga siendo vergonzoso hacerlo. La degradación moral, ética y estética, es muchas veces peor que la económica. Un político como Sánchez que atenta contra todo tipo de belleza, y usted que se dice poeta, y que debería defenderla por encima de todo, mimando a quien la destruye. Espero que como gestor sí deje una buena obra cuando deje esa honorable institución.

Publicidad