The Objective
Hastío y estío

Delirios preveraniegos como consecuencia del sanchismo

«Sólo nos quieren para que votemos y callemos el resto de la legislatura cuando ganan»

Delirios preveraniegos como consecuencia del sanchismo

Vista general de la manifestación del pasado domingo en Madrid.

Esta semana hemos llegado a los 35 grados en Madrid. Entiendo a los que estén hartos del “madridcentrismo”, pero es la ciudad donde vivo y, por tanto, de la que puedo hablar con conocimiento de causa. Ustedes en sus ciudades estarán sufriendo un calor parecido, así que podrán entenderme y empatizar conmigo en lo que quiero contarles en este artículo. 

El estío, aunque no empiece oficialmente hasta el 21 de junio, todos estaremos de acuerdo en que empezó el pasado domingo. Fue un día de estufa externa y sol en lo alto y varios eventos que se anticipaban a esas tardes eternas de etapa llana del Tour de Francia de julio. Hubo manifestación mañanera donde el Partido Popular quiso que el pueblo le hiciera el trabajo. Y es que sólo nos quieren para que votemos y callemos el resto de la legislatura cuando ganan, y para que nos manifestemos durante ese tiempo cuando pierden. El resto del tiempo bastante tienen con ir a lo suyo. 

El Partido Popular sabe que este verano no habrá elecciones como hubo el 23 de julio de 2023. Ni parece que se den los plazos, ni que quiera convocarlas Pedro Sánchez. Tienen el verano a la vuelta de la esquina y saben que todo se paraliza durante esa estación. Si una gran parte del pueblo en cuanto a los desmanes de este Gobierno se comporta como si hibernara durante esos nueve meses del año, en verano directamente entran en estado comatoso. El Gobierno tenemos claro que lo sabe, pero también el principal partido de la oposición. El PP se quiere ir de vacaciones con el trabajo hecho por los ciudadanos que no pueden aguantar más a este Ejecutivo infame y calamitoso.

Podrían quedarse sin vacaciones, si como dicen les preocupa tanto que suframos este Gobierno. Hacer oposición todo el año, y no sólo unos cuantos días que si los juntamos no darían ni para un mes. Podrían preparar la moción de censura y dejar a un lado la excusa de que los números no les dan. Y es que ese debe ser su desempeño, tratar de trabajar en convencer a alguna formación política de que hay que acabar con este Gobierno será también lo mejor para ellos y para todos.

Esperar a que el poder les caiga de maduro sin hacer nada de valor para conseguirlo les haría ostentarlo por descarte y no por merecimiento. Y los valores éticos y estéticos sí que deberían ser importantes en la política si se quieren hacer bien las cosas. Pero ustedes y yo sabemos que nada de esto pasará, y para nuestra clase política nada será tan grave como para que acaben con sus cuerpos en barcos, yates, casoplones u hoteles de cinco estrellas en los lugares más paradisiacos del mundo. 

Ese domingo pasado también jugó Alcaraz la final de Roland Garros que ganó a ese robot italiano de apellido Sinner. Un español y, concretamente, murciano que no se rindió cuando lo tenía todo en contra. Feijóo podía tomar notar, pues Pedro Sánchez no es un robot cualquiera, sino Terminator. Una remontada basada en la confianza, el esfuerzo y el talento.

Después, en Madrid toreó Morante la última corrida de la feria de San Isidro. Salió por la puerta grande de las Ventas, y por la de los cielos estéticos taurinos. Pintó sus faenas como si fuera Goya y Velázquez, y el toro, un pincel tan astifino como fiero. Cada lance era un cuadro. Una imagen en movimiento donde había verdad en cada fotografía con forma de capote o muleta. Valentía y arte se unían como dos conceptos antagónicos con la política de nuestro país. 

Más tarde jugó nuestra España de fútbol la final contra Portugal de un torneo que lleva poco tiempo, pero el suficiente para saber que es un invento para hacer ganar dinero a los de siempre. Perdimos en los penaltis, pero sobre todo a la hora de ensalzar los valores de fuera del campo de nuestra supuesta mayor figura. Y es que Lamine Yamal no se quiso quedar a ver cómo daban la copa a Portugal y se marchó del campo. Pero es que antes, en el pasillo que Portugal le hizo a España como subcampeona, Yamal apartó la mirada a Cristiano cuando este le dio la mano. Y es que se comportó como lo que es, un niñato. 

A un servidor lo que le da miedo son las consecuencias de un verano que promete ser especialmente caluroso y destructivo para cualquier mente mínimamente sensible. Las noticias previsibles que se darán durante el periodo estival no ayudarán a refrescar nuestras mentes. La presión será ya insoportable para este Gobierno cuando vuelva a finales de septiembre o principios de octubre para la primera sesión en el Congreso tras descanso veraniego.

Conociendo todos al presidente, esa cabeza suya será el caldero del diablo en plena ebullición. El Maquiavelo que lleva dentro cambiará el sudor agosteño por unas ideas templadas, otoñales donde poder volver a asestar otro golpe electoral. Si fue capaz de estropear y manipular las vacaciones de todos una vez, perfectamente podría volver a hacerlo, pero ahora con las de Navidad. Que no le extrañe a nadie que convoque unas elecciones para el domingo 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, y si no se presenta él, que lo haga su mujer o quien es mi apuesta para mantener el sanchismo en el partido socialista, Óscar Puente. Ahora parece sólo un delirio preveraniego de quien les escribe esto, pero tengo mucho miedo de acabar acertando. 

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