El valor de la independencia: Powell frente a Trump
El presidente de la FED encarna el ejemplo de resistencia frente a los mandatarios populistas de derecha e izquierda

Donald Trump observa de soslayo a Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal estadounidense. | Yin Bogu (Zuma Press)
A pesar de las presiones, los insultos y las amenazas, la Reserva Federal norteamericana decidió esta semana mantener los tipos de interés en su rango del 4,25/4,5 por ciento. Las baladronadas del presidente de la primera potencia mundial no han podido torcer la voluntad y la razón de los miembros de la FED, liderados por Jerome Powell.
Se puede discutir si los nuevos datos y las tendencias a la baja de las expectativas reformuladas por la FED permiten o no que bajen los tipos de interés siquiera un cuartillo. Se puede desconfiar de esas nuevas expectativas económicas en la medida que la fluidez de los acontecimientos bélicos internacionales y las baladronadas comerciales de Donald Trump nos han instalado en la incertidumbre.
Lo que es indiscutible es que nunca la FED ha estado sometida a las presiones que sufre en este momento y a la índole bochornosa de los insultos y las amenazas bajo los que tienen que realizar sus análisis y madurar sus decisiones. Powell ha hecho caso omiso de todo ello y ha expuesto con firmeza la posición colegiada, que, naturalmente, ha encendido aún más las críticas de Trump y sus seguidores.
El soez presidente norteamericano no repara en que las altas dosis de incertidumbre que se han instalado en prácticamente todo el mundo y que han condicionado la decisión de la FED tienen origen y autoría en la casa Blanca y sus erráticas decisiones y sus vacilaciones a la hora de ponerlas en práctica. El vaivén de los recargos arancelarios erga omnes es el caldo de cultivo ideal para extender la perplejidad. Pero no es la única causa ni la más peligrosa.
Trump se ha atrevido a decir en público que no sabe si entrará directamente en la guerra entre Israel e Irán o no lo hará. No es serio el juego que se trae el inquilino de la Casa Blanca en apenas seis meses de mandato. Sus idas y venidas contra todos impiden a los responsables económicos la adopción de medidas que son urgentes, no solo en el ámbito comercial internacional, sino en políticas concretas de cada uno de los países, de acuerdo con sus urgencias particulares.
Frente a tanta frivolidad y temeridad, los norteamericanos y el resto de economías hasta ahora consideradas libres, descansamos en la estricta posición de la FED que, con su prudencia, nos libra por el momento de nuevas turbulencias en los mercados, reduciendo los márgenes de especulación, provocados por Donald Trump. Es típico de los populismos atribuir a cualquiera que pase por allí la culpa de los desaguisados de sus propias políticas. El problema es que a Trump le quedan tres años y medio de presidencia y a Powell solo uno en la FED. Y al sucesor lo nombrará el propio presidente norteamericano. Es para ser pesimistas a ese medio plazo, salvo que, el sucesor tenga los redaños de Powell (que fue nombrado por el propio Trump).
Hace algunas semanas señalábamos aquí el valor democrático de los organismos independientes. La Airef, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, por ejemplo, tienen que ser tercamente independientes y obstinadamente consecuentes con sus análisis y decisiones y, contra viento y marea, lo vienen haciendo. Legalmente, el Banco de España debería moverse también en este ámbito de independencia, aunque hay que lamentar que la imagen actual se ha deteriorado con el nombramiento de Gobernador y algunas de las primeras maniobras y opiniones de éste.
Desde la dispersa mayoría gubernamental, se arguye con reiteración que nada ni nadie debe escapar a los criterios de un Gobierno emanado de la soberanía popular y por ello legítimo. Esa es la argumentación de todos los populismos. La infección institucional que se ha transmitido por el Gobierno de Pedro Sánchez a las diversas instancias administrativas, judiciales y legislativas pone en tela de juicio la calidad del sistema democrático. Y uno acaba admirando a personas como los miembros de la FED con Jerome Powell al frente, por lejano que parezca de nuestras preocupaciones inmediatas.