The Objective
Hastío y estío

Carta abierta a Noelia Núñez

«No has matado a nadie, Noelia. En España, hay millones de currículums tan inflados como las palomitas de maíz»

Carta abierta a Noelia Núñez

La exdiputada del PP Noelia Núñez.

Querida Noelia:

Siento mucho lo que te ha pasado. Tenías ilusión, esa chispa en los ojos por convertirte en la Ayuso de melena soleada. Pero la vida a veces quema, y tu cabellera, que soñaba con brillar bajo el sol de Madrid, se ha chamuscado en el intento. Decir la verdad era el aire fresco que necesitaba ese jardín en llamas en que se había convertido tu cabeza. No es poca cosa, y menos para un político, asumir que has hecho algo mal y reconocer que esos títulos universitarios que lucías en tu currículum eran un espejismo. Y es que te han dejado sola predicando en el desierto unos conocimientos con menos solidez que el agua entre las manos. 

La vida es larga, Noelia, y tú, todavía tan joven, que tienes por delante un camino lleno de oportunidades. Dedícate a algo donde la mentira y la corrupción no sólo no se permitan, sino que ni siquiera se asomen por la rendija de la puerta. Que no te pese que otros, con más maña o menos escrúpulos, sigan aferrados a sus sillones. No sufras porque Pedro Sánchez continúe siendo presidente, aunque los plagios en su tesis doctoral se repitan más que sus mentiras desde que reside en la Moncloa. Ni envidies esa cátedra inventada de Begoña Gómez, que parece más un decorado de cartón piedra que una realidad tangible. No te envenenes porque Patxi López se presente como ingeniero industrial cuando no pasó del primer curso de la carrera. La política, querida, a veces es un aire viciado que te empuja a querer saltar por la ventana. Busca, en cambio, un lugar donde el aire puro entre sin pedir permiso, donde el cielo sea azul y los pájaros vuelen, y no vayan de listos ni vistan trajes a medida.

Espero que hayas aprendido la lección, pero no te flageles. No has matado a nadie, Noelia. En España, hay millones de currículums tan inflados como las palomitas de maíz, y falseados hasta dejar a Judas en un principiante. No eres la primera ni serás la última en tropezar con esa piedra. Pero hay vida después de la política, te lo prometo. Y más rica, pero no en la manera por las que muchos de tus excompañeros entraron en la política. Una riqueza moral donde poder levantar la mirada y en vez de encontrarte con un hemiciclo mareante, hacerlo con un horizonte en calma y embriagador. Una vida donde no todo es una partida de póker con las cartas marcadas, donde podrás vestirte con blusas de manga corta, pues no tendrás que esconder ninguna en la hermana friolera de esta prenda. 

No te creas menos que otra persona por no tener un título universitario. Un servidor conoce a licenciados que suman con los dedos y que aciertan el resultado con dificultad. Qué tienen problemas serios para explicarte de qué va la serie o película que acaban de ver, y que no recuerdan mientras cenan lo que han comido ese día. Y, por otro lado, personas sin titulación universitaria que trabajan como reponedor en un Mercadona y que entiende a Schopenhauer o a Kierkegaard con la misma naturalidad que coloca las latas de Coca-Cola en la balda correspondiente. También a una dependienta de un Zara que lee a María Zambrano como si fuera ella la que le hubiera dictado sus pensamientos mientras doblaba camisetas y colgaba pantalones en sus perchas.

Querida Noelia, estamos en plenas vacaciones de verano. Aprovecha para viajar a un lugar que sólo tú conozcas. Ve sola. Puedes ir en tu coche, si es que lo tienes, o coger un avión o montar en un burro, lo que sea menos coger un tren gestionado por el que te ha hecho el favor más grande de tu vida, aunque él como buen mal político crea que ha destrozado la tuya. Óscar decidió colgarse del «puente» de la bajeza moral el mismo día que aceptó el «sanchismo» como forma de ganarse la vida. Mientras observas el paisaje, puedes coger tú móvil y buscar en YouTube la canción que Nino Bravo le dedicó a tu tocaya y a todas las que os llamáis de esa manera. Cuando llegues a ese lugar, harás de él tu hogar perfecto. Una playa paradisiaca a la que acuden Feijóo, Ayuso y Óscar Puente. Lo harán con nocturnidad y alevosía, como en la canción. Que no sepan lo que vas a hacer ni si volverás. Ellos saben que tendrán que esperar mientras dure el infierno en la Tierra de la clase política. Después vuelve a tu Fuenlabrada, a la humildad de los lugares auténticos. Regresar a los inicios donde los principios no era lo primero que se te pasaba por la cabeza, sino la pertenencia a unos valores de raíces muy profundas.  

Levanta la cabeza, respira hondo y sigue adelante. El mundo es grande, y tú tienes tiempo de sobra para encontrar un rincón donde no tengas que fingir ser quien no eres. Que esta caída sea solo un rasguño en tu historia, un recordatorio de que la autenticidad, aunque a veces duela, siempre pesa más que cualquier título colgado en la pared.

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