Susto y muerte del fiscal general a Sánchez
«Ya sólo le aplauden los necios de la Ceja»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Ahora se erige Sánchez en el Lenin de la ultraizquierda más cutre y forofa del planeta y se alza contra la que él llama «La internacional del odio», o sea, todo lo que no es él y sus compinches terroristas tipo Petro o el ínfimo Boric, que va a perder las próximas elecciones. La verdad es que Sánchez juega con ventaja porque siempre hay alguien que le festeja; los últimos son los agónicos de la ceja de Zapatero, a algunos de los cuales, no a todos porque, ¿qué pinta ahí Serrat? Se les podría aplicar aquel consejo nada menos que del enciclopedista francés D’Alembert, matemático, con teorema y todo, y filósofo, que dejó escrita esta máxima: «Siempre es prudente estar en guardia contra los aplausos de los tontos». No digo yo que el rollizo Almodóvar lo sea, pero, vamos a ver: ¿qué hace este hombre todavía en España, no habíamos quedado hace treinta años que, como ganara Aznar se marcharía para siempre de nuestro país? Pero, de la misma forma que Sánchez siempre encuentra algún lelo que le escriba, halla siempre algún mentecato que le aplauda. Él debería atarse los machos porque el piropeo baboso, primero, no dura toda la vida, y segundo, suele ser cosa de los más bobos. Fíjense, por ejemplo lo que aconsejaba Lope de Vega, «López», como decía un exministro socialista: «Es justo hablarle al necio para darle gusto». Eso es lo que disfruta Sánchez en sus comparecencias porque, en su burbuja repleta de embustes, seguro está de que sus oyentes le adoran porque le aclaman.
Él, incluso, se alza contra los que simplemente le preguntan sin demasiada intención. Hace unos días un destacado miembro de la sociedad civil española coincidió con el todavía presidente en un acto encapsulado al efecto y le saludó de esta guisa simplona: «¿Cómo estás?». El tipo agrietó aún más las mandíbulas de amianto y le respondió: «¿Por qué?». Cuando supo el cronista de este episodio se puso a recordar las contestaciones que daba un antiguo colega al deseo civil de cualquier interlocutor: «Buenos días», le decía éste y el periodista, torciendo el gesto, replicaba: «¿Por qué?». Al vulgo que le celebra hoy, como esta Ana Belén que hace dos semanas anunciaba su voto negativo al psicópata, le trae al fresco el ridículo. El vapuleo parlamentario que sufrió este martes Sánchez mientras él cruzaba el Atlántico para fundar con nuestro dinero, a lo Montoro, la «Internacional contra el odio». Es esta imbecilidad la secuela de aquella nonata «Alianza de las Civilizaciones» que nunca pudo poner en marcha un indigente intelectual que atiende por Zapatero.
Vuelve Sánchez de hacer las Américas con lo peor de cada casa. Si no, que pregunten a los colombianos de bien qué opinan del tal Petro que gobierna la Nación como si todavía estuviera en la selva con las FARC más sanguinarias del terrorismo. Ha vuelto nuestro insigne jefe del Gobierno y este lunes se pone sus mejores galas para despedirse hasta septiembre. Se marcha a Lanzarote, a disfrutar de nuestra Mareta. Aparte de los consabidos ataques al PP que el confiscador ilegal Montoro ha puesto a mano, insistirá, según lo que filtran sus costaleros, en que España va como un cohete. ¿Qué más le da a él que, en lo que va de año, haya caído un 27% en España la inversión extranjera, o que todos los días dejen de acudir al trabajo un millón y medio de españoles y asociados porque la baja laboral les renta más que el duro quehacer en el puesto?
Él se piensa que las fechorías de Montoro han nublado las suyas propias, que son muchas más y muy familiares, pero no, ¡atención!: la resolución del asunto del fiscal general, García Ortiz, ya ha sido deliberada, según información destacada del Tribunal Supremo. Quiere ello decir que está de redacción y notificación y que esta última se producirá en los próximos días. ¿En qué términos? Pues nada favorables a García Ortiz. Un fiscal del Supremo adelanta al cronista: «Lo lógico sería la comunicación de la apertura de juicio oral».
A lo peor, cuando el lunes comparezca ante la prensa, ya estarán dilucidados estos extremos. Ello sería cruel para él, que pretende huir a Lanzarote para lucir una quedada con su señora, la misma saunista que, cuando llegue septiembre, se va a pegar un susto que ni el de los vampiros en un festival de señoritas. La cosa está que arde en España donde, por cierto, de vez en vez, muy de vez en vez, se aprehende a un cabrón dedicado a la piromanía festiva, y nunca más se sabe de él. ¿Cuál es su castigo? ¿En qué cárcel se halla? ¿Por qué no conocemos sus nombres? Lo probable es que muchos de ellos, que son muchos, no pasen el verano en la chirona correspondiente. Les sucede como a Junqueras, que ya convirtió a algunos impíos en prisión, pero que no quiere repetir la experiencia. Por eso está que trina con Sánchez, al que amaga y no mata en el Parlamento. Rufián ha anunciado por la pérfida prensa que él, pícnico independentista, ha realizado una oferta formal a Podemos, Bildu, Compromís y Bloque Nacionalista Gallego, para que se unan en un Frente Común en el que, ¡ojo! Ni siquiera descartan a ese PNV al que ahora mismo le soplan el aliento en el cuello los etarratas de Otegui.
Pocos motivos van a encontrar los de la «Ceja bis» para seguir pasándole la mano por el lomo al asténico Sánchez. Sus gentes, los que no son necios del todo, presumen, por lo bajini, de dos anticipos: el primero, que las barrabasadas del infame Montoro no van a «empatar» las tropelías de toda la ralea que Sánchez tiene en los juzgados pendientes de cárcel. El segundo, que, en opinión de muy reputados juristas, este sucio asunto del exministro de Hacienda «jurídicamente no da para mucho». Y, como final, ya que estamos de preguntas, ensanchemos el texto con otras más: ¿se sabrá en algún momento la identidad del denunciante de Montoro que acudió al juez de Tarragona? ¿Es muy procedente que una Policía regional, los Mossos, investigue siete años sin dar recado a la Audiencia Nacional ya que se trata de un presunto delito económico? ¿Cuánto va a tardar en solventarse el caso, otros siete años más? Otra apostilla: ¿Qué se sabe de este juez catalán del que se ignora todo en la capital en la que ejerce?
Y sobre Sánchez como coda: el eterno fugitivo, turista de todos los hemisferios (siempre a nuestra costa) va a recordar, ya lo verán, a aquel Infante de España, hermano de Carlos IV, Antonio María Pascual, que cuando los Reyes huyeron a Bayona, se quedó de presidente de la Junta Suprema. Los franceses le acechaban y él se fugó, tomó las de Villadiego y le dejó a la Junta este comunicado inmortal que rememora Néstor Luján: «Dios nos la dé buena. Adiós, señores, hasta el Valle de Josafat». Adiós, Sánchez, hasta las cenizas de Lanzarote.