The Objective
Opinión

Renfe: una propuesta para mejorar el servicio

«Ningún partido habla de privatizar nada, porque jugamos en el terreno de juego que delimita la matriz mental socialista»

Renfe: una propuesta para mejorar el servicio

Ilustración de Alejandra Svriz.

Cualquiera que coja un tren de Renfe con alguna regularidad, sabe que el servicio que presta en términos de regularidad, puntualidad y calidad, es francamente mejorable. Cada poco aparece una nueva constatación de esta realidad: un tren detenido durante horas en medio del campo, vagones en los que no funciona el aire acondicionado en pleno verano, gente varada en estaciones durante horas, etc.

Como es una empresa estatal, el malestar de los usuarios solo se traduce en una nota de color en el telediario, alguna publicación en redes sociales y poco más. Al ser una empresa pública, Renfe puede burlarse de sus clientes porque no tiene la urgencia de una cuenta de resultados, ni la protesta de accionistas disconformes en una asamblea.

Es cierto que el monopolio estatal se ha atenuado en algunos trayectos de alta demanda (Madrid-Barcelona, Madrid-Sevilla, Zaragoza-Barcelona, etc.) con la llegada de otros operadores (Iryo, Ouigo). Operadores que han provocado tal incomodidad en la estable mediocridad de la empresa estatal, que el propio ministro de Transportes los ha criticado públicamente. En todo caso, el monopolio estatal sigue firme en Galicia, Asturias, Cantabria y gran parte de Castilla, donde los usuarios siguen siendo rehenes del servicio de Renfe.

¿Qué se puede hacer? Lo más razonable si la clase dirigente española entendiera de economía y tuviera menos interés en poder colocar a los suyos (y últimamente también, las “suyas”), sería la privatización, sea por partes (por un lado las líneas de cercanías, por otro las de media distancia), o toda en bloque. No lo veremos; ningún partido habla de privatizar nada, porque jugamos en el terreno de juego que delimita la matriz mental socialista.

Sin embargo, hay un paso intermedio que podría resultar útil: abrir en bolsa el 30% o el 40% del capital de Renfe. Es repetir lo que se hizo con Aena, que pudo privatizarse parcialmente sin protestas, porque los socialistas de todos los partidos se tranquilizaron al saber que el estado (siempre con minúscula) mantendría la mayoría en el accionariado.

No es la panacea: Red Eléctrica y Enagás también son empresas semipúblicas, con sus respectivos contingentes de enchufados. Su carácter monopólico (como AENA) impide juzgar la gestión económica, que en todo caso es suficiente para repartir dividendos que mantienen la paz y el silencio de unos y otros.

La ventaja de abrir el capital de Renfe en bolsa pasa por obligarla a presentar balances trimestrales y a tener la cotización de la acción como un termómetro inmediato de fallos graves en el servicio. Se ganaría en transparencia y en control. Una cosa es que doña Rosa proteste en el telediario; otra muy diferente es que fondos de inversión y grandes inversores pierdan dinero por un gestor ferroviario inepto, porque su capacidad para hacerse oír y provocar cambios es muy superior.

Con el dinero recaudado se podría amortizar deuda pública, lo que significaría un ahorro inmediato en intereses. Si la gestión fuera buena, la empresa ganaría valor y podrían venderse sucesivamente más paquetes de acciones y amortizar más deuda pública.

Cuando la gente se dé cuenta de que los trenes seguirían funcionando y que, muy probablemente lo harían mejor (por la simple presión de tener que presentar un balance decente y evitar caídas en la cotización), podría repetirse la experiencia con otras empresas, nacionales y autonómicas: Correos, Canal de Isabel II, Navantia, Aguas de Barcelona, Metro de Madrid, puertos, autopistas, etc. 

Con lo recaudado, una vez más, habría que amortizar deuda pública, mejorando la solvencia y contribuyendo a reducir la prima de riesgo, mientras que el ahorro en el pago de intereses debería traducirse en una rebaja de impuestos. 

El problema de fondo es el interés contrapuesto que hay entre los políticos (enchufar a los suyos) y nosotros (servicios de calidad). Una privatización, aunque sea parcial, podría contribuir a cerrar esa brecha.

PD: escrito en un AVE que tardó casi una hora de más en llegar a su destino.

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