La frase más nihilista de la historia, tontos que buscan premios y juego sucio entre matones
«El gran problema español ha sido siempre la incapacidad para el pensamiento abstracto»

El ministro de Transportes, Óscar Puente. - Archivo
1. Los ufanos familistas, que se jactan de haberle puesto dique al nihilismo gracias a la institución familiar, son los principales emisores de la frase más nihilista de la historia: «¿Qué echan hoy en la tele?».
2. A veces pienso en los amantes a los que el patán The Puentete sencillamente les ha jodido la vida. Hace años tuve una relación Málaga-Madrid que dependía del raíl riguroso, los trenes, de su estricta puntualidad. Llegaba con el tiempo justo el viernes, tras salir del trabajo. Partía el lunes a primera hora, nada más saltar de la amorosa cama. Y así en otros festivos, puentes o moscosos. El horario se traducía en aquilatada felicidad. Funcionaba cotidianamente. Ahora me sorprendo aliviado de que aquella relación ya esté muerta. No habría podido soportar que el ministrete fuera su ejecutor.
3. Uno de los tontos más eminentes de nuestra intelectualidad va detrás de un premio, me llega, prestigioso. Por estos manejos ya me imagino cómo ha conseguido los que tiene, puesto que orgánicamente los acumula: tal es su inanidad. Qué diferencia con Savater, quien enumeró en una entrevista las tres cosas que hay que hacer con las condecoraciones: «No buscarlas, no rechazarlas, no ponérselas».
4. El acomodaticio Del Molino escribió que no es menos español que un voxista, aunque no le gusten las verbenas, y el voxismo se le echó encima. Así que me tuve que posicionar junto al acomodaticio. ¡Qué país más pesado! ¡Y este es el que supuestamente hay que amar! ¡Pretenden darte cucharadas de españolidad como aceite de ricino y encima te exigen un plus de sentimiento! El gran problema español ha sido siempre la incapacidad para el pensamiento abstracto. Por eso no les entra en la mollera el (limpio) concepto de ciudadanía formal (¡vacía!). Al parecer no basta con cumplir la ley: hay también que ir a verbenas, bailar jotas y despeñar cabras desde campanarios.
5. Así pierden la batalla cultural los melones que dicen entablarla: no encomendándose a la Ilustración y a la universalidad que lo woke revoca, sino a un más turbio oscurantismo.
6. Entrañables esos gallegos, asturianos y demás a los que les ha dado por sacar vídeos contra los madrileños que visitan sus regionales y provinciales tierras. Qué dócilmente se amoldan a la denominación ya dispuesta para ellos: paletos.
7. Este verano nuestros políticos han tenido a los españoles donde querían: quemándose a la parrilla. Hace unos meses los tuvieron ahogándose. Muerte por fuego, muerte por agua: el sueño de nuestros políticos para con los desgraciados que los votan. Es la culminación de larguísimos años de selección adversa mediante la cual los peores de la sociedad son los que han llegado arriba, como regurgitaciones de retrete. Ya cuestan vidas contantes y sonantes: vidas que sin ellos seguirían vivas. Pero a ellos les da igual: solo se acusan entre sí, eludiendo sus responsabilidades como irresponsables. ¿Antipolítica? Qué si no. Pero una antipolítica radical, cuyo desprecio incluye a los enfáticos de los extremos, que no arreglan nada. En el Borges de Alifano me encuentro esta definición de la política según Azorín (supongo que sería el joven Azorín, el anarquista): «Juego sucio entre matones».
8. Más perlitas del Borges de Alifano, que voy picoteando junto al ventilador. Borges llama a los periódicos «museos de minucias efímeras». Y dice que en su juventud se ganaba el pan «escribiendo para el olvido, haciendo periodismo». Tiene memorables pullas contra Perón, pero no puedo reproducirlas porque prometí que en agosto no hablaría de Sánchez. Por último (por ahora) esta maravilla: «Una de las mejores inversiones de la vida es la adquisición de buenos recuerdos».