Sánchez en Andorra para evadir la realidad
«En un país sin extradición automática, podría estar preparando un plan B ante posibles tormentas judiciales»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Pedro Sánchez, tras abandonar La Mareta, esa humilde residencia en Lanzarote que el Estado pone a disposición de sus mandatarios para que no se sientan como meros mortales, ha puesto rumbo a Andorra. Sí, Andorra, ese diminuto principado enclavado en los Pirineos, famoso por sus pistas de esquí, sus bancos discretos y, por supuesto, por ser el refugio predilecto de aquellos que consideran que pagar impuestos en España es un acto de masoquismo innecesario.
Pero, ¿por qué Andorra? Oficialmente, se ha dicho que es por motivos de privacidad y relax familiar. Después de todo, Sánchez ha pasado la primera parte de sus vacaciones en La Mareta, disfrutando de las bondades del Atlántico canario, rodeado de seguridad pagada por el erario público. Ahora, busca un cambio de aires, algo más fresco, más alpino. Quizás para contrarrestar el calor veraniego que ha azotado a la península, o tal vez para meditar sobre el futuro de España desde una perspectiva más elevada. Pero, seamos honestos, en estos tiempos de transparencia selectiva, uno no puede evitar especular. Y especular es lo que haremos, con esa ironía y mordacidad que tanto se necesita en estos tiempos paranoicos. Porque si el Gobierno nos trata como a niños con sus explicaciones, un servidor responderá con el sarcasmo de un adulto desencantado.
Sánchez va a Andorra a cazar youtubers. Andorra es el paraíso de los creadores de contenido que huyen de la Hacienda española como si fuera la peste bubónica. Piensen en ElRubius, AuronPlay o cualquiera de esos ya no tan jóvenes millonarios que, en un arranque de antipatriotismo flagrante, prefieren residir en un país donde el IVA es del 4,5% y no hay impuesto sobre la renta para los que ganan menos de 24000 euros, siendo el 10% la mayor cantidad a tributar para los que ganen más de 40.000 euros al año. ¿Por qué? Porque no son patriotas, claro. No quieren que su dinero caiga en manos de un Gobierno que lo gastaría en vicios innombrables: como subvencionar a separatistas catalanes, financiar televisiones públicas que glorifican el sanchismo, o mantener una flota de Falcon presidenciales para vuelos «ecológicos» de corta distancia. Sánchez, en su infinita sabiduría, podría estar planeando una operación encubierta: disfrazado de esquiador casual, acechando en las laderas nevadas (aunque sea agosto, imaginemos que alquila una máquina de nieve artificial), para confrontar a estos traidores fiscales. «¿Por qué no pagas en España? ¿No amas a tu patria?»
Sánchez, al igual que el año pasado por estas fechas, residirá en el Hotel Sport Hermitage & Spa, un lujoso complejo en Soldeu, con vistas panorámicas a las montañas y piscinas termales que maravillarían a un emperador romano. Nada de un hostal modesto; estamos hablando de suites presidenciales con jacuzzi privado y servicio de mayordomo. Será una estancia desde el miércoles pasado hasta el domingo, del 27 al 31 de agosto. Lo necesario para volver fresco y renovado a la rentrée política. Tiempo suficiente para desconectar, o para conectar con quienes entre sus virtudes destaque la discreción.
¿Qué hará allí? Oficialmente, actividades familiares: paseos por Andorra la Vella, compras en las boutiques duty-free (porque, ¿quién no necesita un reloj suizo a precio de ganga?). Pero fantaseemos: podría dedicarse a esquiar en las pistas de Grandvalira, pero la falta de nieve hará que tenga que sustituir la actividad por una ruta de senderismo. O tal vez organice reuniones secretas con líderes independentistas catalanes exiliados, discutiendo cómo mantener la coalición de gobierno sin que parezca un pacto con el diablo. Otra opción: cazar, pero no youtubers, sino ofertas inmobiliarias. ¿Y si Sánchez está planeando su retiro post-presidencial en Andorra? Sería el colmo: el adalid de la justicia social mudándose a un paraíso fiscal.
No olvidemos otras posibilidades más oscuras. ¿Y si va a Andorra para evadir algo más que el calor? En un país sin extradición automática, podría estar preparando un plan B ante posibles tormentas judiciales relacionadas con casos como el de su esposa o los fondos europeos.
En fin, mientras Sánchez y Begoña disfrutan de los Pirineos, España sigue girando: con inflación, deuda y un Gobierno que gasta como si no hubiera un mañana. Quizás, en su ausencia, nos demos cuenta de que las vacaciones presidenciales son el verdadero lujo que no nos podemos permitir. Pero al menos en Andorra no hay que declarar todo. ¿Verdad, Pedro?