The Objective
La semana por delante

Tribunales, comisiones… España es un presidio a la espera 

Dimisión en Londres: «Ya se ve que Inglaterra no es España»

Tribunales, comisiones… España es un presidio a la espera 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Un mínimo relato a cuento para esta semana alterada que se nos ha venido encima: el Congreso de Viena (1814) fue criticado desde dentro, desde fuera y sobre todo por la Historia, como un episodio inane que no produjo consecuencias trascendentes y que fue fotografiado por los cronistas de la época, la mayoría aristócratas, como un cónclave pletórico de fiestas, de diversiones de todo jaez en las que prosperaban los más osados. Entre ellos el Príncipe de Ligne, un tipo fascinador que -dicen- se pasó por la piedra a la mitad de la población femenina vienesa. Como era ingenioso se le ocurrió la siguiente frase: «El Congreso no marcha, pero baila», pieza que luego, en una película de los treinta del XX, se transformó en «El Congreso se divierte». Ligne se lo pasó ‘chupi’ en vida, pero sus aficiones le llevaron a la tumba: se agarró un constipado de los que entonces mataban más que un fusil, a la espera de una rabiza que no terminó de llegar a una esquina del vicio, tenía 79 años y el amorío le costó tiritando la vida. Antes, dejó escrito de él nuestro inmenso polígrafo Néstor Luján: «Como la política no sirve para nada, por lo menos diviértanse». En su línea.

Recordaba este trance con un diputado de los de ahora que aceptaba un hipotético parangón con el Parlamento del momento y confesaba: «Ahora ni vale para nada, ni nos divertimos». Algún congresista, sin embargo, lo intenta. Fíjense: esta semana, Rufián (¡qué apellido el suyo, Dios mío!) se va a poner especialmente jocundo: va a dirigirse al decrépito Sánchez, y le interpelará así: «¿Qué va a hacer en lo que queda de legislatura?». El presidente, que tiene el sentido del humor de un bidé, le responderá, no lo duden, con la matraca del trabajo que le espera a su «Gobierno progresista» para culminar la legislatura. O sea, lo mismo que le escucharán otros interpelantes cuando le interroguen como Abascal en su línea: «¿Cuánto nos cuesta a los españoles la inmigración ilegal?»; o «¿Alguna vez va a aplicarse lo que exige a los demás?», cáustico, según costumbre de Feijóo; o Cayetana Alvarez de Toledo al pequeño Bolaños: «¿Está negociando con un prófugo de la Justicia?». Desde luego no habrá respuesta que nos mueva a risa.

Y es razonable: aparte de los sofocos que le proporciona al decrépito la oposición, los más próximos le ponen en un brete, en un ¡ay!, como decían las señoras antiguas. Una de ahora, o cosa así, la vicepresidenta comunista, vestida de Armani (RIP), se ha empeñado en que este miércoles prospere en un debate a la totalidad su Proyecto de Ley sobre la reducción de la jornada de trabajo. Otra vez a Díaz se la van a devolver al Ministerio, pero no dimitirá como la número tres inglesa que ha tenido que marcharse por «errar» un poquito en sus impuestos: Un comentarista de Prensa británico ha sentenciado: «Ya se ve que Inglaterra no es España». Claro que esta semana nuestra Cámara Bajará metabolizará, casi como un mantra sin porvenir, este vocablo: Corrupción. Los sonidos desde luego llegarán de fuera: ahora mismo, en el Senado, la fontanera Leire Díez comparece en el Senado en la Comisión de Investigación del «caso Koldo» para responder, por ejemplo, a esta imputación directa de un parlamentario: «Usted creó una cloaca para extorsionar».

Pero el gran momento acontecerá en dos días cuando, es de esperar, Begoña Gómez, la esposa del baranda socialista, vuelva a enfrentarse a las invectivas del heroico juez Peinado (¿tiene hijos este hombre?) que guarda interés en saber si ella, Señora de la Moncloa, se benefició de su matrimonio de conveniencia para contratar con dinero público a su asesora Cristina. Gómez se ha llevado un esparabán estos días pasados al saber que Peinado ha pedido a Palacio que algunos de los setecientos y pico asesores le remitan una relación completa de los correos enviados por La Señora desde el 14 a la fecha. Esta vez la martingala de su abogado, el siniestro exministro por un mes, Camacho, no ha tenido éxito. Peinado ha respondido con un explícito: «Más aplazamientos, no» y en vez del 11, le ha citado al 10: Begoña quería pasar el trago del otoño pero el ardid le ha salido por la culata. 

Menos mal que no se ha disculpado diciendo que ese día, precisamente, estaría de tiendas en Oxford Street, Londres, donde acostumbra a viajar de vez en vez en el arcaico avión de papá. Begoña tiene cara afilada, pero no tan dura como el asesino Mikel Albisu, ‘Antza’ (Donosti, antes San Sebastián, 1961) que también tiene cita en el Juzgado Central de la Audiencia Nacional, aunque no parece que acudirá porque, lo ha dicho textualmente: «Estoy de vacaciones en Palma de Mallorca». En la odiada España. ‘Antza’, que este es el alias terrorista del criminal, fue una década jefe de la facción política de la banda, el que fijaba estrategia y señalaba asesinados. Presumía el sujeto de intelectual, había estudiado Filología en la capital guipuzcoana y Políticas en París, y fue uno de los dos presentes (la otra fue Belén González Peñalva) en la reunión suiza con los enviados del presidente Aznar. ‘Antza’ les soltó una chapa de agravios insufrible y al final terminó en nada. Este año se dedica a instalar bibliotecas en poblaciones navarras. Le espera en la Audiencia una imputación por haber ordenado el asesinato, entre otros, de Gregorio Ordóñez. Ya era hora, una firma el individuo.

Lo cierto es que no paramos de topar con supuestos delincuentes, ni con juicios. Uno, también para estas fechas muy sugestivas. Bueno, no es un juicio, pero, tratándose del Tribunal Constitucional del oblicuo Pumpido, cualquier cosa es posible. En cuarenta y ocho horas nos va a arrobar otra vez la indignación porque el presidente de esta institución que ya ahora mismo es una cuadra, va a empezar a perpetrar algo que ya tiene decidido de antemano: la admisión a trámite de los recursos de Puigdemont y otra caterva que pretenden que a ellos, malversadores clamorosos, se les aplique la amnistía a pesar del delito. Pumpido, a la orden, cumplirá con lo requerido por Sánchez, pendiente de los siete votos, para seguir retozando en la Moncloa, Los Quintos de Mora o La Mareta, sus fincas incautadas

Todos estos son acontecimientos ineludibles: quedan los circunstanciales. ¿Se difundirán esta semana los cuatro informes de UCO sobre Cerdán y Abalos o los contratos de mascarillas que firmaron en la pandemia Ángel Víctor Torres en Canarias y Armengol en Baleares? Quedamos a la espera. A lo mejor, como pretendía el Príncipe de Ligne, nos divertimos. Aquí no nos falta de nada para el solaz colectivo; tribunales, comisiones, delincuentes, forajidos en huida, presidentes cómplices, putas convertidas en «influencer»… España es un presidio a la espera, En cuanto a los señores parlamentarios, no se vayan a aguardar infrascritas al aire libre, como Ligne, en las esquinas. El comienzo del otoño en Madrid es muy traidor.

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