The Objective
El zapador

Zapatero bajo la lupa: ¿podría ser su final?

La Fiscalía Anticorrupción ya le sigue la pista por su presunta mediación en la financiación ilegal del PSOE

El otrora adalid de la Alianza de Civilizaciones ahora se ve acorralado por un entramado de intrigas que, más que una alianza, parecen una red de favores oscuros y lealtades dudosas. José Luis Rodríguez Zapatero, el hombre que nos prometió un paraíso de buenismo y sonrisas, hoy emerge de las sombras con un halo que huele a azufre, a opacidad y, para ser más directos, a una inquietante complicidad con el crimen organizado.

Su papel de mediador internacional en Venezuela ha pasado de ser un acto de supuesta buena voluntad a una farsa grotesca. Zapatero, en su supina arrogancia, se vendió como el Cicerón que salvaría a Venezuela del abismo, el pacifista que reconciliaría a la oposición con el chavismo. La realidad, sin embargo, es mucho más sórdida. Mientras él posaba para la foto con los jerarcas de la narcodictadura de Maduro, el país se desangraba, sus ciudadanos huían por millones y la represión se intensificaba. Su mediación no trajo la democracia, sino que sirvió de salvavidas a un régimen que el mundo civilizado, con Estados Unidos a la cabeza, ha denunciado como una farsa criminal.

Ahora, los tentáculos de esa farsa parecen extenderse hasta su propio bolsillo. Los datos son incuestionables y, por lo mismo, demoledores: Zapatero ha multiplicado por más de 90 su patrimonio inmobiliario desde que se erigió en el principal lobista de la dictadura chavista. No hace falta ser un detective para ver la conexión. La opulencia de su patrimonio coexiste sospechosamente con su defensa a ultranza de un régimen que ha empobrecido a un país entero. Se ha convertido en el arquitecto de su propia fortuna, construida sobre los escombros de la democracia venezolana y los sufrimientos de su pueblo.

Las sospechas ya no son susurros en los pasillos, sino gritos desde las altas esferas. La amenaza de que Estados Unidos le retire el visado es un golpe demoledor a su imagen, el fin de su autoproclamada carrera de mediador. El subsecretario de Estado de EEUU, Christopher Landau, ha puesto el dedo en la llaga: la Casa Blanca no confía en él, y por buenas razones. La propuesta de tres congresistas de investigar su conexión con el Cartel de los Soles y la posibilidad de ofrecer una recompensa por su detención ya no es una simple hipótesis, sino una ominosa posibilidad.

Pero la podredumbre no se limita a Venezuela. En España, los mensajes hallados por la UCO que lo vinculan a negocios petroleros con PDVSA y a Delcy Rodríguez, la madame de la narcodictadura, pintan un panorama aún más oscuro. El caso Aldama, con sus acusaciones de financiación ilegal del PSOE a través de fondos venezolanos, es la guinda de este pastel envenenado. De hecho, Aldama custodia un sobre, que según el periodista Miguel Ángel Pérez, contiene cupos de PDVSA por valor de 250 millones de dólares que sirvieron para financiar la Internacional Socialista que preside Pedro Sánchez. Que Manos Limpias haya presentado una denuncia ante la Corte Penal Internacional por presuntos delitos de lesa humanidad no hace más que confirmar que la sombra de Zapatero es larga y que muchos le tienen ganas. Que no se nos olvide que Zapatero es el que negocia con Puigdemont en Suiza. El que vende nuestro país a pedazos.

Por si fuera poco, su papel de lobista para el régimen chino y para la empresa Huawei, lo convierte en una suerte de agente de intereses extranjeros más que turbios, dispuesto a vender al mejor postor las claves de la democracia y la seguridad de su propio país.

La pregunta que resuena, cada vez con más fuerza, es si este es el final para Zapatero. La investigación de la inteligencia de Estados Unidos sobre sus contratos con Huawei y las amenazas de vetar a los barcos españoles en puertos americanos confirman que las acciones del partido socialista tienen graves repercusiones para la imagen de España en el mundo. La relación entre Washington y Madrid, ahora en uno de sus puntos más bajos, es un claro reflejo del desastre diplomático que ha provocado.

Zapatero, el hombre de la sonrisa perpetua, ha demostrado ser un actor con múltiples máscaras. La Fiscalía Anticorrupción ya le sigue la pista a Zapatero por su presunta mediación en la financiación ilegal del PSOE con apoyo venezolano. ¿Podrá la Justicia, al fin, ponerle un fin a este despropósito?

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