The Objective
La semana por delante

La señora de Sánchez le hace una pedorreta a Peinado: ¿responderá ahora el juez?

Esta semana estaremos pendientes de las decisiones judiciales, la flotilla de Colau y los discursos del Rey

La señora de Sánchez le hace una pedorreta a Peinado: ¿responderá ahora el juez?

Begoña Gómez y Pedro Sánchez. - Archivo | Francisco J. Olmo (Europa Press)

Ya vemos cómo se las gastan; ni siquiera respetan al juez. La señora de Sánchez le ha hecho una pedorreta a Peinado. Con el matrimonio no va esto de los usos democráticos. ¿Qué hará ahora el juez? Desde luego se espera algo más que citarle otra vez. Ojo: comportamientos así dan idea de hasta dónde pretende llegar esta pareja. Seguir en el poder a costa de lo que sea. Hasta la fuga de Begoña, en Madrid, a ciertos analistas políticos los dedos se les hacían huéspedes y creían que Sánchez estaba al final de la escapada. Falso: se escapa, pero no está en su final. Juntito a su señora.  

Fíjense lo que la semana pasada un par de estos especuladores le decían a esta cronista. Uno: «Lo lógico es que convoque tras las elecciones de mayo en Andalucía». Otro: «En diciembre, Junts le dejará tirado y Sánchez tendrá que abrir las urnas». Y reparen también en lo que llega de Moncloa por boca de algunos elementos que reciben sus mensajes: «Nada de eso: el presidente llegará hasta 2027, se presentará y volverá a construir su mayoría para continuar en el Gobierno». El sábado mismo uno de estos interlocutores me sugería textualmente: «Tras la peineta a Peinado, insólita actitud antidemocrática, ahora de lo que se trata es de asegurar que haya elecciones». Si se mofan de los jueces, ¿por qué no de España entera? Todo es posible con este sujeto/a.

Sánchez ha encontrado en Gaza su garrota, una coartada sacada, parece, del ingenio antiguo de Antonio Gala, pero que está pintiparada para él: «No utilizo el bastón por estética, sino por estética», proclamaba el genial escritor. Traducida a este tiempo, quiere decir que al tipo todo le resbala y, lo que es más sorprendente, a su señora y a su hermano también. Varios juristas de todo pelaje adelantan algo que se puede comprobar ya esta misma semana: que el músico de la tribu y el fiscal general del Estado van a ir «p’alante», otra cosa es la dama de las saunas que no tiene la menor intención de dejarse llevar a Soto del Real. Y es que, también según fuentes que manan de la Moncloa, están seguros de que «Peinado va a pagar sus chapuzas», ya le han hecho saber que se orinan en su toga. El juez es de pedernal, no se rinde. Pendientes de su reacción.

Y esta semana será la de la flotilla de pacotilla de la insoportable Ada Colau. En dos o tres días el buque llamado «Furor» (¡vaya apelativo suyo para el momento!) se acercará a los socios de Hamás embarcados en las chalupas y entonces se sabrá qué piensa hacer al respecto. La palabra del Gobierno es «protección» y de ahí no pasa. ¿Eso significa que si los piratillas de Sánchez se meten en aguas israelíes, y la Marina del país les zurra la badana, nuestro barco responderá con ese cañón que parece descrito en una romance de Espronceda? Nos estamos quedando sin aliento por tanta expectativa. De todas maneras: ¿Qué más quisiera Sánchez que los judíos atacaran al «Furor»?. Se imaginan la escena: potentes fragatas con la Estrella de David asolando nuestro cayuco. Teta para Sánchez, el propio que no se atreve ni a dejar de comprar o vender armas a Israel ni, mucho menos, a cortar relaciones.

Porque, encima, se ha encontrado con la insólita colaboración del PP. De los calores de Murcia del fin de semana ha salido el compromiso de no cometer más estupideces, de no enredarse con el vocablo-trampa del Gobierno, genocidio, y no dar más pábulo al contrario: ¿Tan difícil es para Feijóo fijar una postura y unas palabras comunes para un asunto crucial? En Génova han sentado como un tiro los torpes reconocimientos de Rueda y Juanma sobre el genocidio que pregona Sánchez. Juanma patina más de la cuenta. Feijóo le había dado la vuelta a la tortilla política del país con el escándalo de las pulseras y dos de sus presidentes más señalados van y le echan un cabo al pérfido Sánchez. Así se las ponían a Fernando VII. Esta semana que empieza no hay control al Gobierno, por lo que el presidente se dedicará a impartir soflamas en escenarios tan comprados como los medios que le han servido de soporte en Nueva York. Todo lo se puede adquirir, se adquiere, y en ese menester se halla, por ejemplo, con los separatistas de Puigdemont, que son ahora como esas vacas flacas que en vez de dar leche, dan pena. Se opondrán a la Senda Fiscal y al Techo de Gasto que, a lo mejor, presenta Montero esta semana, pero terminarán por tumbar los Presupuestos del 25 allá por febrero. Ni así morirá Sánchez.

Y a todo esto, el PP, tras los desvaríos mencionados, ha decidido dedicarse a cobrarse la caza mayor y no perderse en riflazos contra el pequeño Bolaños, cada día más parecido a su propia caricatura. Recién acreditada la fuga de Begoña ante el juez, alguien debe apretar a esta coyunda de desaprensivos iliberales. Vía PP, a estas cuestiones elementales pendientes: ¿Cobraba usted, señora Gómez, en «B» en las saunas de papá? ¿Cuánto le costó el piso de Pozuelo? ¿Qué diferencia existía con el precio que marcaba el mercado? Preguntas simples que esta semana no tendrán cabida porque no existe control en el Congreso, aunque por el Parlamento pasará la hirsuta Redondo, una ministra que se está ahogando con sus propias pulseras. El PP se asfixió antaño con la «Gürtel», las correas de sus protegidos malhechores, y Redondo y todo el Gobierno se ha quedado sin aire con los aparatos de los maltratadores.

Por lo demás, en la semana ya han comenzado asimismo las descalificaciones de los magistrados de la Sala II del Supremo que deberán juzgar al mentiroso fiscal general del Estado. Habrá que ver qué clase de artimaña usarán con ellos. Están advertidos: «Son conservadores, de la ‘fachosfera’» ha dictaminado la televisión oficial y el despropósito lo siguen hasta los medios, digamos, conservadores, que en puridad no lo son. No importa que la ponente del «Caso García Ortiz» vaya a ser Susana Polo, la magistrada perteneciente a Jueces por la Democracia; no, lo trascendente es que ahí se siente el odiado Marchena; ¿se acuerdan: el magistrado que tiene presentada mucha bibliografía atizando al Partido Popular?

De todo este caos se salva medianamente, solo así, el Rey espantado —alertan— ante lo que está ocurriendo en su país. Esta semana sigue viajando por España y se dirige a inaugurar el Curso Académico en la Universidad de Valencia. Cada discurso de Felipe VI se pasa ahora mismo por el tamiz de las mil razones y otras tantas sinrazones, tanto miedo, miedo dan las continuas injerencias del Gobierno leninista en los textos Reales. Esta semana así mismo el Monarca presidirá la Reunión Extraordinaria de la Real y Militar Orden de San Fernando en Aranjuez. España entera está permanentemente en ascuas por si le escapa alguna especie oblicua, certera delante de los militares, estos que llevan callados como muertos desde que Narcís Serra les convirtió en una ONG apagafuegos. Por cierto: si preguntas a un jefe militar, sin ir más lejos un joven comandante, cómo están sintiendo en el Ejército la sistemática destrucción de España que está perpetrando el infame Sánchez y sus costaleros, la respuesta será esta: «No estamos en eso, todo el mundo calla». Lo transcribo para general conocimiento. Nada que esperar por ese negociado.

P.D.— Lo de Iván Espinosa de los Monteros, ¿no les parece a ustedes un apaño transitorio, un pacto con el PP con vocación de futuro? Parece que sí; operaciones como esta ya se han visto muchas desde la Transición hasta la fecha.

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