Óscar Puente, el ministro que baila sobre la tumba socialista
«Intenta maquillar la derrota con un barniz de ironía barata, lanzando pullas utilizando el CIS de Tezanos»

El ministro de Transportes, Óscar Puente.
Óscar Puente escribió este miércoles un tuit que rezuma la alegría de quien acaba de encontrar un billete de lotería premiado con cinco euros. Puente se vanagloria de una encuesta electoral firmada por Iván Redondo, ese gurú destituido que ahora parece sufrir un caso agudo de síndrome de Estocolmo. «Vaya, vaya, parece que ya no sólo es el CIS de Tezanos», escribe el ministro. Lo que intenta decir es que, por fin, hay una encuesta que no pinta al PSOE como el eterno segundón, sino como el primero de los perdedores. Según el sondeo de Opina360, la consultora de Redondo, el PSOE arrasaría con 130 escaños si las elecciones fueran esta semana.
¡Qué barbaridad! ¡130! Detrás, el PP con 111 y Vox pulverizando récords con 74. Puente, con su habitual sutileza de un elefante entrando en una cacharrería, celebra esto como si Sánchez hubiera resucitado el espíritu del Felipe González de las mayorías absolutas. Los números gritan una verdad incómoda: el bando conservador, ese PP más Vox que suma 185 escaños, tiene mayoría absoluta de sobra. 176 es lo que se necesita para gobernar sin mendigar pactos a independentistas que odian España más que un animalista a Morante de la Puebla. Así que, señor Puente, ¿de qué se ríe? ¿Está celebrando que su partido sea el primero de los perdedores?
Como buen «sanchista» de manual, sabe que la realidad es maleable, como la arcilla en manos de un alfarero. Conoce muy bien cómo van las cosas: lleva años en el Gobierno viendo cómo Sánchez navega entre tormentas, pactando con quien sea con tal de no soltar el timón. Y, sin embargo, ahí está, tuiteando con la euforia de un niño en una tienda de chucherías, disimulando un «éxito» que no es tal. Porque, vamos a ver, ¿qué hay de victorioso en ser el más votado cuando la aritmética parlamentaria te condena a la irrelevancia?
Puente intenta maquillar la derrota con un barniz de ironía barata, lanzando pullas utilizando el CIS de Tezanos, ese observatorio oficial de la propaganda «sanchista» que hace tiempo que nadie se cree. Pero el disimulo le sale caro: se le ve el plumero de la desesperación. Llegando a las mismas cimas que Cioran. O peor aún, quizás no sea disimulo, sino genuina ceguera. Quizás Óscar Puente no se dé cuenta de que está bailando sobre su propia tumba.
Recuerden, si no, lo que le pasó al PP en las pasadas elecciones. Ahí estaba Feijóo con el PP como el partido más votado, un trofeo reluciente igual de valioso que la nada. La suma de los otros, PSOE, Sumar, ERC, Junts, PNV, Bildu, fue el cóctel letal que le dejó con las manos vacías. Hoy, el PSOE se mira en ese espejo y ve su reflejo deformado: 130 escaños que suenan a gloria, pero que en la práctica equivalen a un «gracias por jugar, pero vuelva a intentarlo». Porque, señor Puente, en esta democracia no gana quien más votos tiene en solitario, sino quien tiene mayoría parlamentaria.
Pero entremos en el meollo de este sainete: Iván Redondo, el artífice de esta encuesta que ha puesto a Puente a dar saltos de alegría. Redondo, ese hombre en la sombra de Pedro Sánchez durante años, que tejía estrategias como una araña su tela, fue el cerebro detrás de las victorias del PSOE, el que calculaba hasta el último voto con la precisión de un reloj suizo. Hasta que, en un giro digno de telenovela, Sánchez decidió prescindir de él. ¿Por qué? Nadie lo sabe con certeza, pero el caso es que el gurú fue expulsado del paraíso sanchista.
Un servidor esperaría que, tras la humillación, Redondo hubiera lanzado dardos envenenados contra su antiguo jefe. Pero no, parece que el síndrome de Estocolmo le acompaña como una sombra pegajosa. Redondo, que debería odiar a Sánchez por haberlo desterrado, se ha quedado enamorado de su verdugo. En lugar de venganza, nos regala encuestas que pintan al PSOE como invencible, cuando le pasa lo mismo que al PP en su día: el espejismo de la victoria individual les ciega ante la coalición que les quitará el Gobierno. Feijóo lo vivió en carne propia, Sánchez y usted lo vivirán en breve, si es que no lo están viviendo ya en diferido. En fin, que esta encuesta de Redondo no es más que un placebo para adictos al poder. Puente la celebra porque necesita creer que el PSOE aún respira, aunque sea con un respirador a punto de ser desconectado.