Yo solo me merecería ser gobernado por Cleopatra
«Tras Zapatero llegó la contraparte de Rajoy y tras Sánchez llegará la contraparte de Feijóo, con Abascal»

La actriz Natalia Millán caracterizada como Cleopatra para un musical de teatro en una imagen de archivo. | EP
1. Paradoja de la Flotilla: si Israel fuese el país que postulaba, sencillamente no hubiera zarpado.
2. Los familistas son esos individuos que, en vez de estar disfrutando de la vida familiar, que por lo visto es la repera, se dedican a predicarles a los otros las glorias de la vida familiar. Mucho se tienen que aburrir, pienso yo. Los argumentos a los que recurren son variopintos, pero ninguno como el que oí el otro día en Málaga. Se lo regalo para reforzar sus predicaciones. Caminaba yo por calle Mármoles y adelanté a un par de sujetos de aspecto algo lumpen. Cacé una brizna de lo que iban conversando. «Tiene mucha familia», dijo uno con voz apagada. Y el otro: «Sí, ese es el rollo. Nadie se puede meter con él porque tiene mucha familia».
3. Al término del homenaje que le hicieron a Javier Marías poco después de su muerte hace tres años, que tuvo ráfagas emocionantes a pesar de todo, tocó la flauta su hermano Álvaro Marías. La Pavana Lachrimae, leo, de John Dowland, en la versión glosada para flauta sola de Jacob van Eyck (siglo XVII). Había un desvalimiento como de huérfano, huérfano de hermano, que me emocionó definitivamente. Ahora me he puesto una entrevista de Ramón González Férriz a Álvaro Marías en la Fundación Juan March que me ha desarmado. ¡Qué ser humano más extraño y entrañable! Los Marías han sido todos así. Además de por el escritor Javier Marías, he sentido devoción por el cinéfilo Miguel Marías. Del historiador del arte Fernando Marías no sé nada todavía, pero sí tengo de él una anécdota indirecta. El escritor Fernando Marías, que solo era primo muy lejano de los Marías, me contó que cuando empezó a publicar recibió una carta enfurecida de Javier Marías en que le reprochaba que hubiera usurpado el nombre de su hermano el historiador del arte. Pero el escritor Fernando Marías no había usurpado ningún nombre: se llamaba así. Ahora he conocido a Álvaro Marías por la entrevista de Férriz. Empieza titubeante, pero poco a poco va desvelando el enorme personaje que es. Toda su vida la ha consagrado a la flauta. Con momentos como de Woody Allen. Es un refinado humorista. Parece frágil, pero es un titán: un titán de la flauta. Además de intérprete, las colecciona. Y escribe de música. Menuda familia los Marías. Empezando por el padre don Julián, cuyas apariciones son siempre nobles. Pónganse la entrevista y se admirarán. Pasarán un buen rato.
4. Ya les conté mi absoluta simpatía por el hermano de Sánchez, que es mi semejante y también (¡más que de Sánchez!) mi hermano. A los dos nos gusta lo mismo: Portugal, las japonesas, la música, los pseudónimos, no trabajar. Ni él ni yo nos desenvolvemos bien en la vida, porque no sabemos estar en la batalla: somos lo contrario de combativos. Así que si alguien nos saca las castañas del fuego mejor. Al final un rasgo positivo del presidente es que haya asistido a su hermano el inútil. Lo de este viviendo en Moncloa da para una comedia: ¡el verdadero documental sobre Moncloa! El hombre deambulando por sus dependencias, zánganamente. Y pasan cosas. Si el cine español no fuera el brazo tonto del sanchismo, estaría ya con los guiones.
5. El sanchismo, como el zapaterismo, es una ominosa danza a dos. Tras Zapatero llegó la contraparte de Rajoy y tras Sánchez llegará la contraparte de Feijóo, con Abascal. Yo no me mereceré ese Gobierno del PP con Vox. Pero los españoles (¡esos tipos!) sí se lo merecerán. Yo solo me merecería ser gobernado por Cleopatra.