The Objective
La semana por delante

Feijóo prepara un «Plan de Regeneración Institucional»

Afectará a todas las entidades asediadas y demolidas por Sánchez

Feijóo prepara un «Plan de Regeneración Institucional»

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. | EFE

Vamos a lo inmediato: este mismo jueves, en Barcelona, Feijóo presentará su alternativa para la inmigración, un plan ya conocido en su generalidad (carné por puntos, expulsión de los ilegales…) con el que trata el PP de barrenar para siempre la acusación, venida desde la derecha y la izquierda, de que el PP no sabe cómo resolver el fenómeno inmigratorio. Eso será este jueves, más tarde, antes desde luego de finalizar el año, Feijóo apadrinará personalmente su programa estrella: un plan de «regeneración institucional» que llevará a la campaña electoral para que los votantes sepan, a ciencia cierta, qué va a hacer el PP con la «Gaza institucional» que ha bombardeado Sánchez durante todos estos años. Y aquí entra todo: desde el Constitucional al Banco de España. 

Ahora: la semana. Se ha creído el psicópata (lo diagnostican así los especialistas) que su chulería suburbial de esta semana («ánimo, Alberto») ha dejado tocado a su receptor; no, simplemente opina este que Sánchez es un descuadrado que recurre a estas argucias de sauna porque no tiene forma de contestar, por ejemplo, a estas tres preguntas: «¿Sabía usted de los sobres de dinero que se movían en la sede de su partido?». «¿Sabía usted que su hermano David, mientras dormía en La Moncloa (que no es su casa) tenía su domicilio fiscal en Elvas, Portugal?». «¿Sabía usted que su señora le birló un software bastante caro a la Universidad Complutense de Madrid?». Bien: esta semana le van a recordar estos pormenores, todos encerrados en una cuestión de Feijóo en la sesión de control del miércoles. Así reza la incitación más o menos: «¿Es usted un presidente decente?». Tiene la cosa un precedente: fue, cuando en un mano a mano preelectoral entre el susodicho del que estamos hablando y Rajoy, el tipo agredió a su interlocutor precisamente con este adjetivo: «Indecente». Habrá que ver qué nueva ingeniosidad de opereta bufa, «¡ánimo, Alberto!», le han parido sus mil asesores para que él la suelte como si fuera de sus magines para provocar las risas borreguiles de sus paniaguados, el pobre López incluido.

Ahí le espera, tranquilo en su escaño, Feijóo. No desvelaremos su postura. O sea, que Feijóo se ha planteado esta semana la posible respuesta en dos planos: por una parte, la principal, atención permanente a lo que aparezca, novedades de la corrupción brutal de este Gobierno y su presidente. Por otra, al margen de lo ya lo dicho, una presentación muy específica de lo que su partido ofrece sobre la inmigración. Ya tiene Feijóo tarea por delante en un momento en que no duda de este dogma: el PSOE y Vox están coligados, a las claras o por lo bajini como los trileros, para hacerle la vida imposible. Es verdad que les ha proporcionado un enorme disgusto a ambos: a pesar de las investigaciones –esto es noticia– de que ha sido objeto personal y profesionalmente Feijóo y su familia, no han hallado un ápice que puede ser considerado sucio. ¡Qué gran decepción para Sánchez! ¡Qué gran decepción para Abascal!

Este ha urdido su enésima trampa de Bachillerato Elemental para poner al líder popular de los nervios. Por cierto, esta apelación, «de los nervios», no pertenece a la cartografía retórica del cronista, es de ese portavoz barato de Vox que intenta, en cada una de sus amañadas comparecencias periodísticas, arrear un zurriagazo al Partido Popular. Ha nacido para eso, para eso y para destrozar periódicos. La última martingala de Vox, tras la del aborto, es la de exigir al PP que convoque elecciones. ¡Como si Feijóo pudiera abrir las urnas! Es de esperar que el PP no sea cazado en este cebo tan elemental, se sabe que el líder del centro derecha español se ha dirigido a sus referentes regionales para pedirles que, de una vez por todas, concuerden sus reacciones con las de la Dirección Nacional, que no efectúen «un Juanma» o «un Rueda», que hay que ver en qué lío del Montepío se han metido ambos con la especie del gineceo. Si el PP quiere garantizar que piensa lo mismo sobre todo lo opinable, que se avenga a coordinar sus respuestas, si no Feijóo les podrá desautorizar públicamente. Se lo ha dicho con toda claridad.

Porque, según aseguran los sociólogos que interpretan las encuestas, las oficiales y las que se quedan en la endogamia de los partidos, lo acaecido hasta ahora tiene la culpa de que el PP esté postrado en la pírrica cifra de los 145, a lo más 147, escaños, mientras Vox, por no hacer otra cosa que no sea provocar e incordiar a los presuntos amigos, se ha alzado ya hasta los 55, tres más de los que tuvo en su mejor época cuando los fugados Iván Espinosa de los Monteros o Macarena Olona representaban la cara más presentable de la ultraderecha. Feijóo se quedó el fin de semana en Madrid para anticiparse a los posibles escenarios judiciales que pueden estallar en estos días, las posibles imputaciones del dúo penal Ábalos-Koldo y las nuevas imputaciones de la UCO que afectan al menos a dos ministros de este Gobierno, uno de ellos, ya se conoce, es el titular de no se sabe qué, Ángel Víctor Torres. Los efectivos de la UCO que trabajan minuciosamente en el descubrimiento de todas las gorrinadas de Sánchez y sus acoplados, se sienten «huérfanos» del apoyo que deberían tener de sus jefes, empezando por el réprobo Marlaska y la directora, o cosa así de la propia Guardia Civil. El término utilizado «huérfanos» es literal; procede de un guardia destinado en la UCO.

Si tuviera la mínima decencia, Sánchez (hoy se cuela de rondón y sin que nadie le quiera haciendo «el egipcio») en vez de llenar de medallas a sujetos que le cubrieron la espalda cuando huyó de Paiporta, reconocería la labor de estos militares que están luchando por adecentar España. O sea, lo contrario que el menester a que se dedicó el dúo ya citado Ábalos-Koldo, una sociedad que ha llenado de putas la política española durante años. Todo es una pura indignidad: ¿se ha enterado el país de que un socio de Sánchez, un tal Santiago leninista, ha llevado al Congreso a dos asesinos del FRAP con la intención de hacerles un homenaje parlamentario? El Gobierno, ¡hala! a aplaudir a los criminales, mientras recibe reproches sin fin: la idea de expulsarnos de la OTAN y el varapalo de la Comisión de Venecia. Esta, inmediatamente, publicará su dictamen que acaba con la intención del pobre Bolaños de convertir la Justicia en un Negociado más de uno de sus largos ministerios, intención incompatible con los usos democráticos de un país occidental. ¿Qué dirá el mínimo Bolaños este miércoles? Simple: que lo dicho por los comisionados de Venecia es falso. ¿Qué les importa a ellos una mentira más?

La semana empieza con la constancia de una sola palabra de este domingo: «corrupción», junto con el rechazo descomunal a Sánchez, dominaron la celebración de la Fiesta Nacional en el Palacio de Oriente. Abucheado antes del desfile, desdeñado por la gente, Sánchez, apareció en ese Palacio como si fuera el Rey del Mambo rodeado, eso sí, de una serie de correveidiles que, con toda seguridad, aplaudirán probablemente también esta semana la nueva embestida de los comunistas del Gobierno, que exigirán a su patrón la salida de España de la OTAN. Ni siquiera se han enterado estos rancios marxistas de que el máximo dirigente de Hamás, su organización terrorista de cabecera, ha declarado textualmente «la Guerra ha terminado». Ya sin guerra en Gaza y con María Corina Machado de premio Nobel, solo les queda que este Maduro agonizante les condecore con el pin de Bolívar antes de que le echen rumbo a las selvas de Colombia, donde le esperará su congénere, el terrorista Petro.

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