Vox-Junts, operación para eliminar a Feijóo
«El plan cubre etapas iniciales: fuera Sánchez y Feijóo, elección de un presidente provisional y elecciones anticipadas»

Alejandra Svriz
No es, ni mucho menos, una especulación. Es el embrión de una operación política de gran calado para la que se están dando los pasos iniciales. Consiste literalmente en tener los mismos, o el mismo, más bien, objetivo. ¿Cuál es este?: cargarse al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Si la política, a veces, hace extraños compañeros de cama, en esta lo que hacen es a sujetos con la misma intención. Se trata de tres cosas: la primera, la más real y compartida, expulsar a Sánchez de la Moncloa; la segunda, consecuencia de la anterior, articular la que ya se ha dado en llamar «moción de censura alternativa» para ganarla en las Cortes contra el aún presidente del Gobierno; la tercera, convencer a un candidato veterano para que encabece una alternativa provisional y limitada en el tiempo. Aún existe una cuarta, probablemente la menos compleja: convencer a un mirlo blanco para que se preste a la operación de acoso y derribo a dos políticos: Sánchez, desde luego y, claro está, Nuñez Feijóo.
La operación es algo más que una ingeniosidad parida en cualquier cenáculo madrileño. Ya se ha empezado a especular con ella en la pasada semana y va a seguir, con seguridad, en esta. Por parte de Vox, la ultraderecha sin romanizar, ha empezado a agitar el rabo Ignacio Garriga, el catalán de Abascal en el Principado. Por parte de Junts, han movido pieza, no uno, sino dos dirigentes. Uno. Antoni Catalá, que ha sido el más favorable a la iniciativa e incluso el que le ha puesto nombre y apellido: «Moción de censura instrumental». Catalá no es cualquier cosa: es vicepresidente del partido secesionista y tipo de estricta confianza del forajido de Waterloo, así que ¡ojo al parche! El otro mancebo de Puigdemont atiende por Batet y es portavoz en el Parlament. A este individuo le han ofrecido una entrevista exploratoria en el periódico independentista de Puigdemont y ahí no ha negado la posibilidad de la alternativa pero, eso sí, ha dejado que cuaje en la Dirección de su partido. Corre prisa el tema; tanto que hoy mismo han viajado hasta Bélgica un grupo significado de alcaldes de Junts aterrorizados por el ascenso imparable de la munícipe de Ripoll, la fundadora radical de la «Alianza», que le está comiendo la merienda a lo que queda de la antigua Convergencia.
Ya se ve que todas las pistas conducen a Cataluña, donde reside, a medias, el hombre deseado: Miguel Roca que, según ha dejado caer el director de este periódico, Álvaro Nieto en Objetivo Directo, podría ser el que encabezara la operación. Este cronista alberga dudas de si en el Partido Popular se toman en serio o a pitorreo este proceso, pero digo yo que, al menos, le deberían «echar una pensada» porque, como repiten los clásicos: «se no è vero, è ben trovato». O sea, que cuidado con mirar a otro lado porque el PP sabe bien lo que es que, por abulia o prepotencia, le arrollen los trenes, aunque sean los tercermundistas del «Yeti de Pucela», el sin par Óscar Puente. La operación cubre ahora etapas iniciales, pero en las dos partes es bien vista: o sea, fuera Sánchez y Feijóo, triunfo de la moción, elección de un presidente provisional y en el plazo breve de seis meses elecciones anticipadas y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
En Madrid volvemos, pues, a las andadas de los ochenta del pasado siglo, donde se articulaban todos los días opciones similares a la descrita. Lo cierto es esta tríada de coincidencias: Vox vuelve a creer que puede ganar y gobernar, Junts está en las raspas engullido por Illa y Sílvia Orriols y Sánchez, diga lo que diga el desvergonzado de Tezanos, se dirige directamente al abismo socialista. Hay, pues, coincidencia de intereses. Esta semana que ha empezado seguro que daremos con más pistas, al tiempo que España entera estalla ante el conocimiento de nuevas fechorías y corrupciones del cuarteto de soga formado por Sánchez, Cerdán, Ábalos y el gordo Koldo. Todos bajo la supervisión, tácita o expresa, del malvado empresario Aldama que a estas horas está presentando una querella criminal contra la alterada vicepresidente del Gobierno, nuestra entrañable «Chiqui» Montero. Pero la cosa no termina ahí porque Aldama pone también fin a su silencio (este sí que es instrumental) y empieza de nuevo a «largar cantidubi», va a enseñar perlas cultivadas de la peor corrupción, andará de televisión en televisión en un periplo que, con seguridad, terminará por alterar la vida del depauperado Sánchez.
Se inaugura en consecuencia una semana «chupi» en la que el Rey, aparte de juegos florales varios, se va a ocupar de preparar su próximo viaje a China en plena efervescencia de las intromisiones de Trump en la pelea entre el espía que surgió del frío, Vladímir Putin y el antiguo titiritero, el desgraciado Zelenski, un héroe al que le están imponiendo un escenario de paz que a él no le va a gustar en absoluto. En este panorama, nuestra política exterior sigue errática: aún perdura la insólita negativa del Gobierno a felicitar a la Premio Nobel de La Paz, María Corina Machado, impidiendo además que, como avisó, el Rey, le pudiera enviar un recado, aunque fuera, que no lo ha sido, privado. Por fuera a Sánchez le desdeñan, aquí dentro da igual; él sigue impertérrito asegurando que esta vez, después de tres años, va a presentar Presupuestos. Eso, antes del 31 de diciembre; lo dice con esa solemnidad que retrata las mentiras de un depravado que además engaña con que esta semana o, a más tardar, la venidera también llevará a las Cortes de la Nación el denominado e imprescindible «Techo de Gasto». Ahora mismo, los socios más fiables de Sánchez son los separatistas vascos del PNV y del etarrismo de Bildu. El primero, ya se asoma de forma oblicua, como es tradicional en su comportamiento, a la susodicha «moción instrumental»; el segundo, los chicos/as de Otegui están en otra cosa, están en desprestigiar absolutamente a la Ertzaintza a la que acusan de ser maś fascista que Feijóo. Tal cual.
Así se inaugura una semana con España sumida en un estado de estupor nacional, es decir, alterada pero incapaz de perpetrar una respuesta colectiva. De aquí podemos pasar a la siguiente convulsión patológica: el coma.
P. D. y fin: los organizadores de la marcha contra Mazón en Valencia son compañeros de viaje del auténtico promotor de la algarada: el comunismo leninista de Compromís, catalanista y de la mayor ralea corrupta. Como la lenguaraz Yolanda que el sábado salió por piés de Torrent donde acudió a mover las crines.
