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Montanoscopia

Héroes de anécdotas triviales

«¡Nunca hagan caso de las chanzas que hacemos los escritores!»

Héroes de anécdotas triviales

Borges. | Wikimedia commons

1. En homenaje a Diane Keaton revisité Misterioso asesinato en Manhattan. La había visto dos veces y las dos me pareció una película buena y entretenida. Solo ahora he apreciado que también es perfecta. Woody Allen en su plenitud: ¡ametralladora de chistes mientras avanza la trama! Para mí fue además importante porque desde que la vi en el cine en 1994 me sumé al ritual de ver todas las de Woody en la primera sesión del día de estreno (o la más próxima a esa que pudiera). Un ritual que se terminaría, pensaba, cuando Woody muriese. Pero se ha terminado antes, por la nueva Inquisición.

2. Leído el Primer cuaderno Borges de Roberto Alifano (Renacimiento). Anoté aquí que iba a ser un libro para todo el verano, pero pasó agosto, pasó septiembre y seguía con él. Lo he acabado solo ahora, a finales de octubre. Al devolverlo melancólicamente a la estantería caigo en que mi propósito se ha cumplido: el verano se ha venido arrastrando, como mi lectura, hasta esta fecha.

3. El Borges de Alifano no es un libro imprescindible, pero sí interesante. Asistimos a la cotidianidad de Borges en tiempos turbulentos, la Argentina de 1974 a 1976: los últimos meses de Perón, el gobierno de su viuda, el golpe militar; en la vida privada de Borges, la enfermedad y la muerte de su madre, al borde de ser centenaria. Una noche está cenando Borges y el restaurante tiembla: ha estallado una bomba en el edificio de enfrente. Por esos episodios, dice el escritor argentino: «Nos estamos convirtiendo en un país latinoamericano». Pero él sigue dictándole a Alifano sus cuentos y sus poemas. Todos son buenos, algunos son obras maestras. Quizá no hay que olvidar que aquel mundo murió, pero no su obra.

4. Llevo doscientas páginas de las setecientas de la biografía Jorge Luis Borges. Un destino literario de Lucas Adur (Cátedra) y este sí es un libro imprescindible. He pasado por su juventud vanguardista, por sus trifulcas y polémicas. Borges diría maravillosamente de entonces, pasados muchos años: «Todos queríamos ser héroes de anécdotas triviales». Y continuamente hallazgos. A un amigo que se suicidó le dedica un poema (recogido en Cuaderno San Martín) que tiene este verso: «si tu voluntad fue rehusar todas las mañanas del mundo».

5. Una información preciosa de la biografía. Resulta que Lorca, sobre el que Borges siempre hizo chanzas, le influyó: le enseñó a combinar lo popular con la vanguardia. ¡Nunca hagan caso de las chanzas que hacemos los escritores!

6. El usual Lucas y el acomodaticio Del Molino se han confabulado para rebajar el nivel de la cultura española. ¡Juntos componen una genuina pinza jibarizadora! Lucas fue el que propuso a Byung-Chul Han, el Murakami de la filosofía, para el premio Princesa de Asturias, con lo que el premio ha tenido este año menos categoría que el Planeta. Por su parte, Del Molino ha metido en el noble recinto de la Fundación Juan March, para hablar de libros, a Ramoncín y Víctor Manuel. ¡Se dice pronto! Doy por hecho que ya tiene en el cargador, para un próximo disparo goebbelsiano, a Milikito.

7. Si quieren deprimirse con dignidad, elevación y limpieza, pónganse el vídeo de la charla de Manuel Arias Maldonado con Rafael Jiménez Asensio en el Centro Cultural La Malagueta de anteayer: España y su reforma inacabada. Jiménez Asensio habla, a partir de Galdós y Valera, de la incompetencia de España para construir un Estado liberal. Seguimos siendo un país de fanáticos (Valera). Entre las perlas, esta de Tocqueville: «No hay nada más difícil de gobernar que un pueblo de solicitantes».

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