The Objective
Contraluz

Nueva ley antitabaco: una iniciativa abocada al fracaso

El proyecto del Gobierno solo apuesta por medidas prohibicionistas e ignora las actuales alternativas al cigarrillo

Nueva ley antitabaco: una iniciativa abocada al fracaso

Ilustración de Alejandra Svriz.

El Gobierno acaba de iniciar los trámites para aprobar una nueva ley con el objetivo de reducir el número de fumadores, un objetivo con el que estamos de acuerdo todos los que nos dedicamos a la lucha contra el tabaquismo.

En España se han dado grandes pasos, la ley de tabaquismo de 2005, su posterior actualización en 2011 y las varias leyes para adaptarse a la normativa europea. En este contexto, hay que felicitarse de que el Gobierno haya aprobado este proyecto de ley.

Sin embargo, analizando en detalle la propuesta no cabe más que concluir que con las medidas que se incluyen no se va a reducir el número de fumadores y que es una iniciativa abocada al fracaso.

¿Por qué? Porque sigue apostando por las mismas políticas de tabaquismo que hace dos décadas sin tener en cuenta que el contexto ha cambiado. No en vano, desde entonces, se han desarrollado alternativas al cigarrillo que, adecuadamente reguladas y contrastadas por la ciencia, pueden ser una gran ayuda para reducir el número de fumadores y mitigar el daño asociado al tabaquismo. 

La ciencia ha demostrado reiteradamente que estos productos, al consumirse sin generar combustión, ni humo, conllevan una toxicidad significativamente menor y, además, para muchos fumadores es una salida para dejar atrás el cigarrillo. 

«La propuesta del Gobierno criminaliza al fumador y no ofrece soluciones realistas para dejar de fumar»

Sin embargo, este proyecto de ley, impulsado por la ministra de Sanidad, Mónica García, ignora la ciencia existente que avala el potencial de los nuevos productos alternativos más seguros (cigarrillo electrónico, bolsas de nicotina, tabaco calentado, etc) que ya son hoy una herramienta eficaz en la lucha contra el tabaquismo en varios países que ya han conseguido o están en vías de conseguir la primera generación libre de humo.

Pero no solo ignora la ciencia, sino que la propuesta del Gobierno apuesta por medidas prohibicionistas criminalizando al fumador y no ofreciendo soluciones realistas para dejar de fumar. 

Evitar que las personas empiecen a fumar y conseguir que los fumadores dejen de fumar debería ser base de esta ley. Sin embargo, la propuesta del Gobierno deja en la estacada a la mayor parte de la población a la que se debería ayudar:  aquellos fumadores que no consiguen dejar de fumar pese a haberlo intentado todo y aquellas que simplemente no quieren dejar de fumar.

Según la última encuesta, sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES 2024), en España un 25,8% de españoles y españolas de entre 15 y 64 años fuman a diario y el principal producto que consumen es el cigarrillo de combustión, en concreto el 98,4%. 

«¿Cómo puede ser que para el Gobierno el principal problema del tabaquismo sean los nuevos productos y no el cigarrillo?

En cambio, el Gobierno, en lugar de poner el foco en reducir el consumo de cigarrillo de combustión y en dar soluciones realistas a los fumadores, considera que el problema del tabaquismo en España son los nuevos productos que hoy solo consumen el 1,6% de los españoles.  

¿Cómo puede ser que para el Gobierno el principal problema del tabaquismo sean los nuevos productos y no el cigarrillo de toda la vida?

Frente a lo que propone el Ejecutivo, atacando a los nuevos productos más seguros, países como Reino Unido, Japón o Suecia, entre otros, están yendo en la dirección contraria con innovadores planteamientos que buscan dar soluciones a los miles de fumadores que no consiguen o que no tienen voluntad de dejar de fumar, erradicando la combustión del tabaco y el humo: el auténtico causante de las enfermedades y muertes por tabaquismo. Los datos ya han demostrado que estos productos, sin ser inocuos, suponen una alternativa mucho menos dañina y permiten llegar a aquellos fumadores que no consiguen dejar de fumar.

Los resultados de esas políticas de tabaquismo han hecho que los países mencionados más arriba estén en mínimos históricos en número de fumadores: 12% en el caso del Reino Unido (la mitad que la española) y 4,6% en el de Suecia, siendo el primer país del mundo en alcanzar la categoría de país libre de humo

Por tanto, espero que en el proceso audiencia pública que ahora se abre y en la tramitación parlamentaria posterior se introduzcan modificaciones que permitan que España cuente con una ley realista que dé una respuesta eficaz al grave problema del tabaquismo y sus consecuencias para la salud de millones de personas en España. 

Publicidad