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Opinión

Javier Ruiz no es tonto

«Resulta que al programa de Javier Ruiz le dio por escenificar una obra de teatro, pero sin que lo supiera el público»

Javier Ruiz no es tonto

María del Mar Suárez, durante la entrevista concedida a Javier Ruiz en el programa 'Mañaneros 360'. | La 1

Que hay mucho de teatrillo en los mal llamados programas informativos y de opinión de Televisión Española es algo que muchos podíamos observar, pero es que ahora lo podemos afirmar. Actores demasiado sobreactuados como para que nos creamos sus papeles de presentadores honestos con la información e independientes del poder político. Gonzalo Miró se salva de esta aseveración, porque en su caso no actúa, sino que es así, y con el atenuante de que no es periodista. Tampoco lo es su compañera de programa, Marta Flich, cuya formación es como economista, pero en su caso tiene el agravante de haber estudiado para ser actriz, por lo que lo de la sobreactuación sería algo negativo si la ejerciera sobre unas tablas o en un set de rodaje. Pero la lleva a cabo en un plató de la televisión sanchista, el lugar perfecto donde perpetrarla.

Después ya entrarían los periodistas de carnet y título universitario. La rubia de tez nevada y actitud glacial, Silvia Intxaurrondo, que hubiera sido la musa y actriz fetiche de Alfred Hitchcock, si no fuera porque a los pocos meses de nacer la primera, murió el segundo. Una lástima que no se pudieran juntar el maestro del suspense y la maestra en sacar suspenso en objetividad. Después está Cintora, con su cara de pillo y aspecto informal. Cómo disfruta azuzando al cascarrabias de Ernesto Ekaizer o al gallego Antón Losada, cuya ironía cada vez más previsible, sólo le hace gracia al presentador de Malas lenguas.  

Pero hoy el protagonista de este artículo es el gran Javier Ruiz, presentador de Mañaneros 360. Un servidor nunca ha entendido muy bien a qué se debe que eligieran ese nombre para el programa. Lo de Mañaneros parece claro, vista las dos acepciones que tiene en el diccionario. La primera lo asocia con madrugador. Y ya se sabe eso de que «hay quien madruga, Dios le ayuda», y en este caso quien va ser Dios, si no Sánchez. Pedro es tan generoso con los que defienden sus mandamientos, que a algunos hasta les da un programa en «su» televisión pública. La segunda acepción es más sencilla y literal y dice que es «lo perteneciente o relativo a la mañana». Al ser un programa que va en ese espacio horario, no nos compliquemos la vida y pongamos el contenido del programa a la misma altura de su título. Algo previsible y fácil de entender para los suyos. En cuanto a lo de 360, supongo que tendrá que ver con lo que ocurre cuando se le da a algo un giro de 360 grados, que te deja en el punto de partida. Es decir, en el mismo sitio donde estabas. Y eso es lo que pasa una vez termina ese espacio televisivo, que te deja en el mismo lugar de antes de que comenzase. Te quedas igual lo hayas visto o no. La nada más totalizadora.

Lo que ha cambiado, querido Javier, es que ahora podemos cantarte aquello de «que lo tuyo es puro teatro». Lo cantaba La Lupe, y te lo podía cantar la nuestra, de apellido Sánchez, tras intentar sin éxito denigrarla como persona y como abogada en tu programa, con más legañas que madrugador. Dicho esto, no deja de ser curioso querer llamar mañanero a un programa que empieza casi a las once de la mañana, cuando los españoles ya llevan varias horas en el tajo. Pues resulta que al programa de Javier Ruiz le dio por escenificar una obra de teatro, pero sin que lo supiera el público. Para ello necesitaron de una mujer de nombre María del Mar Suárez, de profesión administrativa, aunque liberada sindical de UGT. En su papel como actriz se tenía que hacer pasar por sanitaria o médico, como más les guste, y en ningún momento reconocer que eso era parte de una pantomima

Uno de los problemas viene cuando el tema central de la «obra teatral» era el error informático por el que una buena parte de los historiales clínicos sobre mamografías habían desaparecido temporalmente del sistema sanitario andaluz. Tras debatir de manera acalorada en el plató, Javier Ruiz, que hizo de sí mismo en el teatrillo, daba paso a una conexión para hablar «con los médicos que están allí». Así fue como presentó a la señora Suárez, refiriéndose a ella como una sanitaria que ejercía su trabajo en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Además, según el presentador, también era «una de las afectadas por los cribados». 

Para hacer más creíble la actuación, la liberada sindical se puso una bata blanca durante la entrevista. Sí, parecía una doctora, pero en mentir. Javier Ruiz se refirió varias veces a ella como sanitaria o médico, y ella en ningún momento le rectificó, sino que siguió adelante con el teatrillo. Un espectáculo periodístico enfermizo. Unos minutos previsibles utilizados en criticar la gestión de la sanidad pública de Moreno Bonilla, que a un servidor le provocaron tales bostezos, que entendió que era otra de las posibles razones al nombre de ese programa. Fueron ellos dos con su pantomima, los que no se tomaron «a pecho» un problema de salud que por desgracia sufren muchas mujeres. Espero que no disparen al mensajero por esta ocurrencia, y sí lo hagan con quienes quisieron sacar tajada política de realizar un teatrillo absurdo con un tema tan serio. Solo hay dos opciones para Javier Ruiz, o es tonto y no sabe nada de lo que pasa en su programa ni de quienes intervienen, o es una persona retorcida, y lo sabe todo, pero igualmente tira hacia delante. A un servidor, tonto no le parece.

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