The Objective
Hastío y estío

Querida Leire, saque el libro

«Cuéntenos cómo se siente la fontanera de un Gobierno que presume de regeneración mientras acumula escándalos»

Querida Leire, saque el libro

La exmilitante socialista Leire Díez. | Carlos Luján (EP)

Querida Leire Díez, no se ha cansado de repetir que usted es periodista, y que todas sus «investigaciones» se debían a que estaba preparando un libro. Pues no lo retrase más, ahora es el momento. No porque haya demostrado un ápice de talento con la pluma, de escritora tiene lo que un servidor de bailarina de flamenco, sino porque los audios que han salido a la luz el pasado martes son un filón narrativo que ni a Gabriel García Márquez, en sus días más inspirados o alucinatorios, se le hubieran ocurrido. De periodista, por cierto, parece que tiene menos que de santa patrona de los fontaneros, esa profesión suya tan discreta y, sobre todo, tan sucia, al servicio de su amado jefe, Pedro Sánchez, el eterno presidente que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo encubre.

Usted dice que es «la persona que ha puesto el PSOE para ver qué hay detrás de esto». Un «esto» que, en su caso, abarca desde intentos de soborno a fiscales hasta maquinaciones para invalidar casos judiciales que huelen a corrupción como un vertedero en agosto. Y todo ello con el empresario Javier Pérez Dolset, y el fiscal Stampa, convertido en testigo involuntario de su ópera bufa. Los audios filtrados este martes son puro oro informativo. Leire se pinta a sí misma como la Mata Hari del PSOE: seductora (a su equivocada manera), astuta y, sobre todo, leal hasta el tuétano a Sánchez.

Todo arranca cuando Leire y Dolset se reúnen con Stampa en su despacho. El fiscal, que no es tonto ni mucho menos, lo graba todo. En esas cintas, que el juez ha desempolvado para deleite de la ciudadanía, Leire se presenta como la «mano derecha de Santos Cerdán», el secretario de Organización del PSOE en ese momento, ese navarro de sonrisa bonachona que parece más un cura de aldea que un titiritero de la maquinaria sanchista. «Soy una mano derecha que no va a aparecer en ningún lado», dice la señora Díez, con esa modestia que tanto le caracteriza. Un servidor no puede sino emocionarse cuando dice que «de esta reunión se van a enterar el fiscal general y sus jefes: Álvaro [García Ortiz, el fiscal general], el ministro [Félix Bolaños] y el presidente [Pedro Sánchez]». ¡Qué red de contactos, Leire! Uno casi espera que mencione a la reina de Inglaterra o al papa en la misma frase.

En las palabras de Leire se filtra el tufo a su pleitesía al «amado líder»: «Sánchez ordenó limpiar tras la imputación de Begoña Gómez». Limpieza, dice. Como si estuviéramos hablando de fregar el suelo, y no de barrer bajo la alfombra las evidencias de enchufes, contratos dudosos y un despotismo que tiene poco de ilustrado. Pero volvamos a lo literario, porque el título de este artículo no es casual: «Querida Leire, saque el libro». De escritora tiene poco, como ya dije, sus frases parecen sacadas de las peores novelas de espionaje, con diálogos que suenan a malas traducciones de Le Carré. Imagínense el prólogo: «En las profundidades de Ferraz, donde la luz no llega, una mujer sin rostro teje la red que sostiene al poder».

¿Y dónde colocarlo en las librerías? La sección de no ficción queda descartada. En ficción política junto al Manual de resistencia de Pedro Sánchez, podría encontrar un acomodo acorde a su contenido. Otro buen lugar sería «Autoayuda para aspirantes a corruptos». Un servidor no puede evitar recordar el cine de los Hermanos Coen, con sus personajes patéticos envueltos en casos turbios. Una comedia negra donde no se ve nada, pero se lee entre líneas. Nada tan humorístico como una fontanera presumiendo de sobornos mientras al país sólo le da para alicatar algunos cuartos de baño. O quizás en épica moderna, una «Ilíada de las cloacas», con usted como Aquiles de las cañerías, defendiendo el honor de Grecia-Ferraz contra los troyanos de la Justicia.

Querida Leire, saque el libro. No por vanidad, sino por catarsis. Cuéntenos cómo se siente siendo la fontanera estrella de un Gobierno que presume de regeneración mientras acumula escándalos como cromos. Cuéntenos si Sánchez le dio las gracias en privado, con esa mirada cómplice que reserva para los leales. Porque en el fondo, esto no es literatura, sino la «crónica de una decadencia anunciada». Un PSOE que, en lugar de drenar el pantano, lo ha convertido en su hábitat natural. Se lo vuelvo a pedir, saque el libro. Al menos servirá para que los lectores se rían un rato y olviden la triste realidad.

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