Yolanda está amortizada para Pedro
«Sánchez vive tranquilo olvidándose de esa mujer rubia a la que le gusta la moda a la que ve en el Consejo de Ministros»

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. | | Eduardo Parra (EP)
Que a Pedro Sánchez no le importa nada lo que diga Yolanda Díaz es algo que sabíamos todos. Para él ha sido siempre un inconveniente necesario que no ha llegado nunca a la categoría de molestia ni mucho menos de grano donde la espalda termina su casto nombre. Como mucho un objeto decorativo colocado no muy a la vista, no por su estética, sino por su nula utilidad ni necesidad de que así sea. Algo que queda en un segundo plano por la planicie propia de la protagonista de este artículo.
Sánchez conoce de primera mano la insustancialidad de Yolanda Díaz. Lo vacío de contenido que está su programa político, que se basa en hacer la genuflexión al presidente del Gobierno, para después darle algún pellizco de monja para parecer independiente. Una herejía pactada previamente donde a Yolanda le brillan los ojos mientras Pedro mira hacia cualquier otro lugar que sí que le interese. Cuando Pedro coincide en algún lugar con Yolanda, y no puede evitar que su mirada se desvíe a donde está ella, él no ve nada ni a nadie. Lo sorprendente es que no se dé cuenta ella de que es la poseedora de la ceguera.
Pero dicen que el amor es un poco así, una imposibilidad de ver la realidad de las cosas por una causa mayor, en este caso el amor al poder y a ocupar varios puestos en el Gobierno. Tener una vicepresidencia residual, y unos ministerios que, si Pedro se los «dejó», es porque sabe que en el fondo siguen siendo de su propiedad. Sumar los tiene de alquiler, y Sánchez en su infinita generosidad lo hace de manera gratuita, a cambio «solo» de que no les toque mucho las narices y le den la razón en todo. Un pacto que se cumple a rajatabla por ambas partes.
Pedro puede vivir tranquilo, olvidándose completamente de quién es esa mujer rubia a la que le gusta la moda —todos tenemos aficiones, más o menos refinadas— a la que ve en el Consejo de Ministros acompañada de sus ministros. Algunos reconocibles por lo mal que eligen los trajes y su poca destreza para saber cuidar sus barbas. Como si no tuvieran tiempo para rasurarlas de un modo más coherente que la manera con la que actúan en sus ministerios. Bustinduy y Urtasun son el reverso tenebroso de Yolanda Díaz, siempre luminosa en su vacuidad. Una simpleza tan resplandeciente que ahora alcanza una cima en cuya altura, el vértigo puede dormirse mientras se lanza al vacío.
Y es que Yolanda ha querido hacerse la «despierta» y exigir al gobierno socialista cambios importantes en lo que queda de legislatura ante la corrupción y los casos de acoso sexual en esa organización. Ha pedido una cumbre Sumar-PSOE donde se den explicaciones de lo que está pasando en el partido de la calle Ferraz. Óscar Puente se ha partido la caja ante esta amenaza de niña pequeña. Un esbozo de rabieta que se apaga con una chocolatina o una muñeca, o directamente sin hacerle caso. En este caso, le ha preguntado a Sumar si los cambios que exigen deben incluir a los ministerios que ellos okupan, o quieren seguir «jugando» a ser importantes en el gobierno. Un clarísimo caso de «niño, cállate la boca y cómete las lentejas».
El gobierno socialista se toma a cachondeo una reunión prevista para hoy viernes, donde se ha filtrado que no irá ninguno de sus ministros, ni por supuesto el presidente. Todos tienen cosas más importantes que hacer, como pensar dónde y cómo van a pasar sus últimas navidades perteneciendo al Gobierno. O simplemente mirar al techo mientras se desperezan en su última mañana «laboral» antes de sus vacaciones de estas fechas. Cualquier cosa antes que perder el tiempo con los que les ha tocado la lotería de ocupar puestos relevantes en el ejecutivo. Un «gordo» que ha adelgazado a pasos agigantados cuando ha querido comerse el poder y la parte socialista no le ha dejado ni las migajas.
A esa «cumbre» la figura más importante del PSOE que va a acudir va a ser Rebeca Torró, la actual Secretaria de Organización. Por parte de Sumar para hacer patente la pantomima, parece que tampoco va a ir Yolanda Díaz, demostrándose a sí misma, lo poco que se valora a ella y a su organización. Como para que lo haga el partido socialista. Quien representará a esa formación tan próxima a la desaparición será Lara Hernández. Un paripé antológico. Yolanda está amortizada para Pedro. Les dio unos juguetitos para que se entretuvieran mientras los mayores hacían sus «cosas». Y las cosas en estos momentos ya no están para juegos ni distracciones pueriles.
