Los Agnelli no le venden la Juventus a cualquiera (y la bolsa lo agradece)
La familia vende sus periódicos, pero se resiste a desprenderse del aristocrático club de fútbol

Andrea Agnelli, presidente de la Juventus. | Marco Alpozzi (Zuma Press)
¡Quita tus sucias manos de la Vecchia Signora! Algo así debieron gritar, al unísono, los tifosi de la Juventus al enterarse de la oferta de Tether, una empresa de criptomonedas, para hacerse con el club de sus amores. No en vano lo llaman «Vieja Señora», en barroca contradicción con su nombre oficial.
Que tiene su explicación. Surrealista, por supuesto. Los fundadores de la Juventus eran estudiantes del Liceo classico Massimo d’Azeglio de Turín. Gente bien. Por entonces, los obreros llamaban a sus jefes «signoras», en un burlón femenino. Cuando empezaron a consumir el nuevo opio del pueblo, a lo largo del siglo XX, asociaron conceptos. Por si fuera poco, en los años 20 entró en el accionariado la gran signora de la ciudad y de Italia entera: los Agnelli, propietarios de la FIAT. No es de extrañar que el equipo más popular de los turineses haya sido tradicionalmente el gran rival, el Torino. La mayoría de la afición de la Juventus se desparrama más bien por el resto de Italia, donde o la aman o la aborrecen. Como a esa particular Italia del rancio abolengo en general.
El Wall Street Journal alucinaba convenientemente esta semana con la noticia del rechazo de la oferta por los Agnelli y, sobre todo, con la consecuencia financiera: las acciones de la Juventus subieron un 12%, sacudiéndose las pérdidas del año y dejando el valor del club en 930 millones de euros. El viernes, Tether había anunciado una oferta por la participación de Exor, el holding de los Agnelli (un decisivo 65,4%), y mostrado su disposición a invertir 1.000 millones de euros para apoyar al club si la operación prosperaba. Los Agnelli se quitaban el marrón curioso que supone la Juve y quedaban más o menos bien.
Pero no. Para gran intriga del WSJ. Con su Mundial a la vuelta de la esquina, a la gente de Wall Street parece que cada vez les interesa más el secreto de eso que ellos llaman soccer. Reconocen movimientos muy familiares: «Los clubes de fútbol europeos han despertado el interés del mundo financiero últimamente, ya que grupos de capital privado y otros inversores financieros buscan obtener lucrativos derechos de prensa y transferencias de jugadores». Y ponen ejemplos como el del grupo de capital privado Apollo Global Management con el Atlético de Madrid o, más interesantes aún en este caso, la compra por otros dos inversores norteamericanos de clubes italianos: el AC Milan por RedBird y el Inter por Oaktree Capital.
What the hell is going on with Juventus? No lo dicen literalmente, el WSJ se debe a su prestigio de cuello blanco, pero… Por un lado, tenían las declaraciones de Tether sobre cómo su oferta «buscaba apoyar a la Juventus en un panorama deportivo y mediático global en constante cambio, con capital estable y un horizonte a largo plazo desde una posición de sólida salud financiera» y que su propuesta «reflejaba la convicción de que la Juventus es más que un club de fútbol». Por el otro lado, la respuesta: «La Juventus es un club histórico y exitoso, del cual Exor y la familia Agnelli son accionistas estables y orgullosos desde hace más de un siglo, y siguen plenamente comprometidos con el club».
Antes había explicado el WSJ que este era «el último intento de entrar en el fútbol europeo de un grupo financiero», Tether, «con sede en El Salvador», al que definía como «operador de la criptomoneda estable más grande del mundo».
Pues eso.
Recordaba también el WSJ que, «[a]unque la empresa de la familia Agnelli es propietaria mayoritaria de la Juventus, esta cotiza en bolsa. Tether tiene una participación del 11,5%, según el sitio web del club». Un 11,5%, vale. Pero toda la Vecchia Signora…
Quién sabe, a lo mejor solo están esperando una oferta mejor. Más sustanciosa o, al menos, que no venga de un criptobro. De momento, el honor está a salvo. Además, los Agnelli tienen más cosas para llevar al Cash Converters.
Por ejemplo, periódicos. El medio local online (adjetivo importante, como veremos) Torino Today titulaba hace un par de días que «John Elkann vende La Stampa y Roman Caltagirone también está interesado». Bajo el significativo sumario «È il mercato, bellezza!» (bellezza es el equivalente de nuestro «cariño» para estas cuestiones irónicas), recuerda que hace semana y pico, el 12 de diciembre, Elkann puso a la venta las publicaciones de Gedi, el brazo mediático del grupo: «El hombre designado como sucesor de la saga Agnelli por su abuelo Gianni ha decidido que La Stampa ya no es útil». Al parecer, «el uso del ‘golden power’ [sic en la edición en italiano] para proteger a las empresas italianas de los intereses extranjeros ha revivido, a la luz del interés mostrado por el empresario griego Theodore Kyriakou, presidente de Antenna Group, en el otro periódico, La Repubblica. El ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, lo ha descartado para no obstaculizar el libre mercado».
Hay otro interesado italiano. Al ministro quizá le parezca mejor, pero a un Agnelli… Se trata de Francesco Gaetano Caltagirone, editor de Il Messaggero de Roma e Il Mattino de Nápoles, entre otros periódicos… del sur de Italia. El tal Caltagirone, de hecho, es romano.
Pero bueno, al fin y al cabo solo son periódicos. Históricos, aún impresos en un señorial papel de los de antes, sí, pero como dijo el gran Lampedusa, «si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». Mientras nos quede la Vecchia Signora…
