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Pedro Espinosa (llaollao): «Tenemos más puntos de venta y más facturación fuera de España»

Con 300 puntos de venta en todo el mundo, llaollao se ha convertido en una multinacional líder en la venta de yogur helado, con locales en más de 20 países. Su fundador, Pedro Espinosa, empezó esta aventura con un pequeño local en Denia, en Alicante, desde donde ha crecido hasta dar trabajo a casi 2.000 personas.

Pedro Espinosa es uno de los protagonistas del podcast Así empecé, creado por Arcano Partners. Esta serie de entrevistas tiene como objetivo acercar al oyente las historias de personas que tuvieron una idea, un sueño, de crear o mejorar algo, y que a base de ingenio, determinación y pasión consiguieron sacar adelante. En definitiva, son historias de emprendedores contadas por ellos mismos.

Este emprendedor, criado en Murcia, se mudó a Madrid para estudiar la carrera de Ingeniería Industrial. Tras un breve paso por BP, con solo 24 años decide dejar su trabajo y emprender. «Me influyó mucho la trayectoria empresarial que tenía en casa. Mis padres son empresarios y siempre había vivido la empresa en casa. En mi ADN estaba crear mi proyecto», explica. Lo que le llevó a decidirse por emprender fue que no tenía «nada que perder». «No fui tan valiente. Creo que es más valiente alguien que emprende con 40 años y tiene cargas familiares que yo, que emprendí con 24 y dependía de mí mismo», asevera.

Aquello ocurrió en 2009, en plena crisis. Fue una decisión valiente, pero también conveniente. «En esa época había mucha incertidumbre, y los años posteriores fueron complicados. Pero las crisis son momentos de oportunidad, y para nosotros fue una oportunidad porque nos permitió acceder a ubicaciones y acceder a determinadas empresas o centros comerciales, que de otra forma –en una época de bonanza– era mucho más difícil de encontrar», recuerda.

La idea de crear llaollao no llegó de la nada. Venía de tradición familiar. Sus abuelos eran heladeros, su madre era heladera… estaba en su ADN. Sin embargo, Pedro Espinosa le dio una vuelta al concepto, gracias –sobre todo– a que su estancia en Estados Unidos le permitió descubrir los frozen yogurt. Su punto de partida fue combinar el marketing y la calidad. «La calidad no puede bajar nunca», ni aunque haya que ajustar márgenes. Una vez tenía el concepto, había que crear la empresa, una aventura llena de obstáculos. Puede escuchar el resto de esta historia en el capítulo de Así empecé, en el reproductor de abajo.

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