Cómo se mide la desigualdad
La desigualdad se ha convertido en piedra de escándalo en Occidente.
Estábamos habituados a que la izquierda denunciara que el capitalismo salvaje permitía que unos pocos privilegiados se enriquecieran obscenamente a costa de la proletarización de masas crecientes. Es la famosa teoría de la plusvalía marxista que, en general, había quedado desacreditada con el progreso experimentado por Occidente, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero el espectro igualitarista que se cierne hoy sobre Europa presenta dos novedades.
La primera es el punto de origen, que es el más improbable de todos: Estados Unidos. La envidia es un vicio muy arraigado en España, pero los estadounidenses toleran bien las diferencias y no se sientan a la puerta de casa a quejarse de lo bien que le va a Bill Gates. ¿Qué ha cambiado para que también allí se indignen ante la fortuna ajena?
La segunda novedad es que no son ya únicamente los líderes de izquierdas quienes denuncian que los ricos son cada vez más ricos, mientras masas crecientes se hunden en la pobreza. Personas habitualmente ponderadas consideran que hemos llegado a un nivel desigualdad tan excesivo, que incluso pone en peligro la democracia.
¿Existe de verdad ese riesgo? ¿Qué dicen los datos?
El profesor del IESE Javier Díaz-Giménez y el corresponsal económico de EL LIBERAL / THE OBJECTIVE, Miguel Ors Villarejo, debaten sobre todo ello en esta nueva entrega de El gris importa.
- Javier Díaz Giménez
- Miguel Ors Villarejo