El purgatorio de José Mota
José Mota (Montiel, 1965) tiene alma de niño. Incluso tiene un aspecto, acercándose a la sesentena, aniñado. La comedia, aparte de la genética, debe de tener un componente sanador. «La risa es un compañero maravilloso de viaje», asegura el cómico manchego. Seguramente, el humorista más conocido en nuestro país desde los tiempos de Chiquito de la Calzada o Miguel Gila. Desde hace 40 años, sigue en la tarea, ardua misión en tiempos de puños apretados, de intentar alegrar los espíritus de los que le siguen. Suena ñoño, ya lo siento, pero es así. Primero en aquel dúo con Juan Muñoz, Cruz y Raya, luego, ya en solitario.